El objetivo de Andrew Mason, el jefe de Groupon, es facturar varios miles de millones de dólares este año. Y a partir de lo que el portal de cupones de descuento colectivo ingresó en 2010, parece que no tendrá mayores problemas para lograrlo. Por la caja de la puntocom entraron el año pasado 552 millones de euros (760 millones de dólares), con lo que multiplicó por 23 el registro de 2009.
Los datos aparecen en una nota interna firmada por el propio Mason, que ha sido desvelada por The Wall Street Journal. La progresión de esta compañía con sede en Chicago, fundada hace tan solo dos años, está siendo espectacular. Pasó desapercibida hasta que rechazó la oferta de compra de Google, que puso 6.000 millones sobre la mesa para hacerse con su control.Groupon cuenta con 50 millones de seguidores en 40 países. Pero Mason habla en ese mensaje a sus 4.000 empleados de que la competencia es cada vez más intensa, como “clones” que se multiplican por todo el mundo. Es decir, y en sus propias palabras, en un año puede “ser uno de los grandes nombres de la nueva era tecnológica o quedar reducida a una buena idea”.
Un tercio de los ingresos de Groupon se generan fuera de EE UU. Más que tener miedo a la competencia, lo que está pidiendo a sus bases es que no se duerman en los laureles, para no verse desplazados por “otros que sean más listos y trabajadores”. En ese punto hace referencia a Frodo escalando la montaña Doom, en la trilogía de El Señor de los Anillos.
Google, la reina en explotar los ingresos publicitarios en Internet, ya está desarrollando un servicio similar para ofrecer descuentos diarios. Un negocio en el que también amplía sus tentáculos la firma Living Social. Para seguir manteniendo ese liderazgo, Groupon acaba de recibir una inyección de capital de 950 millones y ultima el papeleo para empezar a cotizar en Wall Street.
Los inversores en el parqué neoyorquino no dejan pasar ni el más mínimo detalle de la firma en Internet, que este año protagonizará uno de los estrenos bursátiles más esperados. También preparan su salto al parqué las redes sociales Facebook, Twitter y LinkedIn. Tal es el frenesí, que algunos analistas empiezan a temer que sea el principio de una segunda burbuja tecnológica.
Fuente: Elpais