¿Tienes un hijo gruñón? ¿Se pasa el día protestando y refunfuñando y parece que nada le viene bien? Si tienes un pequeño gruñón en casa, hoy tratamos este tema e intentaremos entender por que se comporta así y qué podemos hacer para ayudarle a sentirse mejor. Con este artículo, titulado "Gruñón, mi pequeño cascarrabias. Ayuda a tu hijo a superar su negatividad" pretendo dar pequeñas pistas sobre qué le puede estar sucediendo a nuestro hijo para que se esté mostrando de este modo.
Hay niños que parece que nada de lo que hagamos, propongamos o sugerimos les venga bien. Niños que a pesar de tenerlo todo se pasan el día refunfuñando y protestando, niños gruñones, pequeños cascarrabias capaces de arruinar cualquier fin de semana si no sabemos poner punto y final a sus constantes quejas. Entender qué origina esas protestas y qué las mantiene nos permitirá ir reduciéndolas y cambiar el modo de estar en el mundo de nuestro pequeño aguafiestas.
Pensamos, creemos o, más bien, deseamos que la infancia sea un momento fantástico de nuestra vida, una etapa maravillosa alejada de problemas o preocupaciones, un periodo de felicidad imperturbable ... Eso es lo que queremos para nuestros hijos pero no siempre lo conseguimos, es más, yo me atrevería a decir que muchos nos encontramos con niños quisquillosos, protestones y gruñones. En muchos casos olvidamos que para los niños crecer no es algo fácil. Sí, como padres debemos procurar que nuestros hijos sean felices, que se desarrollen bajo un clima de amor, confianza y respeto, que crezcan seguros de sí mismos y que vivan ajenos a las preocupaciones de los mayores. No obstante, a veces todo esto no es posible y aun siéndolo podemos encontrarnos con niños gruñones, protestones, negativos y difíciles de manejar.
Es posible que tu también seas uno de esos padres que tras haber planificado una jornada llena de actividades pensadas en exclusiva para tu hijo te encuentres con un niño gruñón, con sus malas caras, malas contestaciones o negativismo. Un niño al que acabas soltándole un "¡Hijo, hoy no hay quien te aguante!". Puede que solo se trate de un día de mal humor, un día de aquellos que nosotros también sufrimos, no nos encontramos bien, no sabemos qué nos pasa y estamos enfurruñados. Pero si esto es algo constante hay que buscar un poco más allá.
Motivos por los cuales nuestros hijos se muestran gruñones, cascarrabias y aguafiestas.
Como vamos viendo, hay muchos y variados motivos por los cuales nuestros niños pueden tener esta actitud negativa, veamos los más habituales.
Necesidades básicas no cubiertas satisfactoriamente.
Un mal día lo tiene cualquiera y todos tenemos derecho a estar malhumorados en algún momento. Dormir mal, tener hambre, sed o estar excesivamente cansado puede provocar cambios en nuestro humor volviéndonos más irritables que de costumbre. En los niños esto es así pero multiplicado por 10 ya que no tienen el suficiente control de sus emociones como para filtrar bien sus emociones y eso lo expresan conductualmente sin tamizar nada. Es emoción en estado puro, irritabilidad, frustración, en definitiva mal humor convertido en hechos y palabras.
Aprendizaje de conductas negativas.
Es evidente que los niños aprenden observando, imitando y probando conductas que ven en los mayores. La demostración de enfado, las malas caras o las malas contestaciones también se aprenden. Debemos tener cuidado con el modo de proceder delante de ellos para no contagiarlos con nuestra negatividad. Para ello te recomiendo la lectura de dos artículos publicados en el blog en el que se trata esta temática como son "No te enfades tanto, mamá" y "El efecto bumerán de nuestras emociones y conductas"
Vivir bajo un ambiente demasiado rígido y prohibitivo.
Los estilos educativos rígidos, autoritarios y punitivos pueden producir el efecto contrario de lo que se pretende, los niños se pueden volver contra las límites, normas y figuras de autoridad cansados de oír reproches, recibir sanciones o privaciones de cualquier tipo y por cualquier cosa que pretendan hacer. hay que ir con cuidado y no ser demasiado exigentes con nuestros pequeños. Antes de reñir a nuestro hijo por algo que está haciendo pensemos si es necesario hacerlo, si su modo de proceder no forma parte de su desarrollo y por tanto si podemos evitar esa regañina totalmente prescindible.
Fases propias de la infancia.
El desarrollo cognitivo y emocional de nuestros hijos pasad por una serie de etapas o fases en las que éstos se muestran caprichosos, gruñones, fácilmente irritables, son fases que hemos tratado ampliamente en este blog como las rabietas o la pequeña adolescencia. Son fases que debemos conocer y saber manejar para evitar que los conflictos habituales de esta edad se enquisten y se vuelvan crónicos.
Los celos.
También este ha sido uno de los temas más tratados en el blog, un sentimiento que invade a nuestros hijos y que se vuelve contra ellos y contra las personas que le rodean. Los celos infantiles son un motivo de preocupación muy importante para los padres ya que vemos como nuestros pequeños sufren por ellos, tanto que incluso pueden llegar a provocar cambios en su forma de ser, en su comportamiento, en su día a día.Los celos son universales, naturales y universales pero también dolorosos y dañinos. Debemos procurar tratarlos con cautela, con mucha mano izquierda y sobretodo con paciencia. De nuevo la paciencia, sí. Es siempre nuestro mejor recurso.
Sobre los celos puedes leer los siguientes artículos donde puedes profundizar sobre esta temática, al hacer clic sobre la palabra celos encontrarás todos los artículos que he escrito sobre ellos.
Llamadas de atención, necesidad de sentirse valioso y querido.
Muchas veces nuestros hijos se sienten solos a pesar de que estemos a su lado, necesitan constantemente sentirse el centro de atención, sentirse queridos, valiosos y personas con pensamientos a tener en cuenta. Vamos con tanta prisa que en muchas ocasiones no tomamos en cuenta sus gustos, sus preferencias, sus pensamientos, sus deseos de hacer o no hacer alguna cosa. Hacemos y deshacemos sin tenerlos en cuenta y son personas con criterio propio, aunque este no esté del todo tan bien formado como el nuestro. Aun y así debemos permitir que tomen también ellos pequeñas decisiones.
Solemos pensar que el mal comportamiento que expresan nuestros hijos en determinadas ocasiones es solo para llamarnos la atención y quizás por ello no le prestemos demasiada importancia, pero creeme cuando te digo que portarse mal para llamar la atención no es un mal menor tal y como ya expliqué en un artículo anterior al que puedes acceder desde aquí.
No es costumbre mía, hacer artículos tan largos pero he creído que para este tema era imprescindible alargarme de este modo. Si es preciso continuaremos hablando de qué hacer en estos casos pero con las pistas que os he dado podemos encontrar nosotros mismos alguna estrategia para cambiar el modo que tienen nuestros pequeños cascarrabias de enfrentarse al mundo. Quizás el primer cambio pasa por un cambio en nosotros mismos y eso solo depende de nuestras ganas y voluntad de realizarlo.
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Fotos cortesía de www.freedigitalphotos.net