Como pensaba que le prestaban poca atención, Bo Diddley se hizo mucha publicidad en sus canciones, en las que continuamente se mencionaba explícitamente.
Sí, entre los temas a que se suelen referir las letras del rock & roll está el de la propia vida, la propia experiencia, sentimientos íntimos, inquietudes, amores…, e incluso hay autores que se mencionan explícitamente a sí mismos. No se trata sólo de incluir un “Yo soy Tal” en la canción ya desde la primera vez que se graba (cosa que hicieron James Brown, The Monkees, Beastie Boys…), sino de versos en los que el compositor se nombra a sí mismo como sujeto o complemento directo. Este comprensible pecadillo de inmodestia no es una figura nueva. Así, la gran Ella Fitzgerald ya se hacía un pequeño homenaje en clave jazz en su magnífica ‘Happy blues’, en la que habla de Roy (Eldridge) y de Count Basie, y donde dice literalmente: “Hay un poquito de soul en Ella, hay un poquito de soul en mí”. Sin duda se equivocaba, puesto que en Ella hay toneladas de soul. Pera tal vez sea el insuperable Bo Diddley quien más escribiera de sí mismo, quien más mencionara su propio nombre, quien más contara su vida en sus canciones; es posible que se hiciera tanta publicidad para compensar la escasa atención que le prestaban crítica y público… El caso es que con su inconfundible sombrero, su guitarra rectangular y el ritmo insistente al que la sometía (ese toque tantas veces imitado), Bo escribió infinidad de canciones con él como protagonista absoluto y evidente, y muchos títulos con él en el mismo. Así ‘The story of Bo Diddley’, en la que empieza contando cuándo nació y en la que cuenta algunas cosillas acerca de su vida (The Animals hizo una meritoria versión que añadía todos sus datos biográficos y hablaba de la historia del rock en general); igualmente la titulada simplemente ‘Bo Diddley’, en la que empieza diciendo ‘Bo Diddley acaba de comprar un anillo de diamantes para su chica”, y luego, cosas como Bo coge esto o lo otro para la nena…; también ‘Hey Bo Diddley’ empieza con el nombre artístico de Ella Otha Bathes (luego Ellas McDaniel), y claro, a lo largo del tema él grita el título dando pie a que el público le conteste coreándolo. Sí, seguro que no dejaba de escribirse canciones harto de no escucharse en la radio ni verse en los papeles. La fuerte personalidad y talento de John Lennon le permitió convertir en música sus más profundos pensamientos y reflexiones, lo que inevitablemente le condujo más de una vez a plantearse los asuntos de John Lennon. Aún militando en The Beatles hizo ‘The ballad of John & Yoko’, que habla de ellos dos, aunque en ningún momento pronuncia los nombres. Sí que se menciona en dos de los temas de su primer Lp en solitario, titulado ‘John Lennon / Plastic Ono Band’ y publicado apenas unos meses después de la separación oficial; así, en el tema ‘Hold on’ escribe: “Resiste John, John resiste (…) tú vas a ganar la pelea (…) sólo te tienes a ti mismo”, y luego dice algo parecido con Yoko; es un tema en el que parece acusar la desbandada del cuarteto, pues su tono sugiere un de sentimiento de soledad, aunque también ganas de no rendirse. El mismo álbum (un trabajo muy emocional que muestra al artista afectado por la frustración y el cabreo) incluye la rebelde e iconoclasta ‘God’, en la que vuelve a ser él el sujeto y el complemento directo, con ideas que lo presentan como un hombre descreído y desengañado: “no creo en Beatles, en la Biblia, en Jesús, en Buda, en el yoga, en…, sólo creo en mí, en Yoko y en mí”, y casi al final deja caer un elocuente “Yo fui la morsa, pero ahora soy John”. Los neoyorquinos Ramones tampoco dejaron de citarse e incluso tomarse como referencia. Uno de sus temas emblemáticos es el ‘Judy ist a punk’, que apareció en su precursor primer Lp en 1976; cuatro años después, la banda retoma la historia de Jackie, que es una punk, y Judy, que es una enana, en ‘The return of Jacky y Judy’, las cuales ahora “fueron a Nueva York sólo para ver a los Ramones”. Una divertida e incluso ingenua auto-cita con la que se presentan a sí mismos como algo típico de Nueva York, algo que no debe perderse si se viaja a esa ciudad, la cual recuerda, sobre todo, a su cantante, al que le puso la Joey Ramone Place (¿cuántas personas tienen una calle o plaza con su nombre en la megalópolis estadounidense?). Y aún hay otros que tienen el descaro de aludirse en sus canciones. Por ejemplo Alice Cooper, que en su ‘Be my lover’ (1971) describe un encuentro amoroso en el que él le cuenta a ella que toca en una banda de rock y la chica le pregunta “¿Por qué el nombre del cantante es Alice?’, a lo que responde “no lo entenderías”. Los increíbles Devo en medio de su ‘Jocko Homo’ (1978) decían “¿No somos hombres?, nosotros somos Devo”. Y también puede incluirse a los gallegos Siniestro Total que, siempre ingeniosos, en su ‘Somos Siniestro Total’ (versión del ‘Highway to Hell’) se presentaban con frases como “Somos los que hacen el balance de los daños. Somos Siniestro Total”. Y hablando de españoles, también Def Con Dos se recomendaban en sus primeros discos.
CARLOS DEL RIEGO