Dicen que Gruyères es el pueblo más bonito de Suiza. Después de dos viajes a este país, no me atrevo a confirmar al 100% tal afirmación porque son muchos los rincones que destilan encanto allí.
Sin embargo, es cierto que la belleza de Gruyères es innegable. Una villa medieval encaramada a una colina, rodeada de murallas, un castillo de cuento y un entorno de lo más bucólico con vacas pastando en los prados. No le falta de nada. De todos modos, por si aún tienes dudas de visitarlo, has de saber que al encanto del pueblo se suman dos atractivos más que lo convierten en un paraíso para los foodies: el queso y el chocolate. Una fórmula irresistible que hará que quieras visitar Gruyéres sí o sí en tu viaje a.
Gruyères se encuentra a medio camino entre Montreux y , la capital de Suiza. Aunque antes de llegar a la capital, podrías hacer una parada en la interesante Friburgo que da nombre al cantón donde está Gruyeres y se encuentra a solo media hora en coche.
Gruyères puede presumir de una ubicación privilegiada en lo alto de una colina desde donde otear los prealpes friburgueses. Una posición que además resalta aún más su belleza y es que ver aparecer su silueta de cuento en lo alto mientras llegas es de lo más emocionante.
En mi caso, llegamos en coche desde Sion donde estábamos alojados en una casa de intercambio. Si llevas coche de alquiler podrás aparcar muy cerca de la entrada principal porque hay un gran aparcamiento de pago al lado, más otros dos un poco más adelante.
Lo más habitual será llegar por la A12, autopista de peaje. En el caso de que vayas con tu propio vehículo recuerda que necesitas la vignette, un peaje anual que se compra en las gasolineras por unos 40 francos y que te permite conducir por las autopistas.
También puedes llegar a Gruyères en tren bajándote en la parada homónima. Desde la estación de Gruyères, tendrás unos 10 minutos andando hasta subir a lo alto de la ciudad medieval. Recuerda que si tienes el Swiss Travel Pass, el trayecto está incluido. Además, como verás más adelante, este bono turístico de Suiza te hará ahorrarte más dinero durante tu visita a Gruyères y alrededores.
9 imprescindibles que hacer en Gruyères
Visitar uno de los pueblos más bonitos de Suiza puede hacerse en un ratito debido a s reducido tamaño o dedicarle todo el día si quieres sacarle todo el jugo.
Tengas el tiempo que tengas, aquí te dejo varias ideas para hacer en Gruyères.
Un caminito de tierra, junto al que pastan las vacas, sube hasta el Belluard, la antigua puerta fortificada o bastión que sigue siendo el acceso principal a la ciudad medieval de Gruyères. Una vez lo cruces, gírate para ver el reverso de esta construcción pensada para defenderse y evitar visitas no deseadas. Con mucho cuidado, aún puedes subir incluso por unos escalones de piedra hasta la fachada de la puerta junto a una coqueta torre circular que da paso a una muy bien conservada muralla con almenas.
Después, tendrás ante ti un arco ojival que te dará la bienvenida al corazón de Gruyères. Antes de franquearlo, mira hacia arriba para ver aún en sus muros una representación de dos héroes medievales, Claremboz y Bras de Fer, que protegieron fielmente el condado de Gruyères durante la guerra contra Berna.
Ahora ya sí, tras andar unos pocos metros llegarás a la gran avenida principal que a modo de plaza oblonga, más larga que ancha, es la arteria de Gruyères.
En un extremo de Gruyères, se encuentra la torre Chupia-Bârba que hoy es un bonito mirador desde el que contemplar Gruyères. Sin embargo, antaño, fue lugar donde se interrogaba e incluso torturaba a presos que terminaban con condenas de muerte. Justo antes de llegar aquí, está la oficina de turismo de Gruyères (rue du Bourg,1) abierta a diario de 10:30 a 12:00 y de 13:00 a 16:30 horas.
En el extremo opuesto, el castillo de Gruyères del que te hablo en detalle más adelante.
Por si no lo sabes, esta precioso pueblo medieval es peatonal, así que podrás pasear sin peligro y recrearte en cada esquina de lado a lado de esa gran plaza en torno a la cual se articula todo.
Ante tus ojos, fachadas cuajadas de flores, estandartes y blasones te trasladarán durante un rato a la Edad Media. Si bien es cierto, que Gruyères se ha convertido en un lugar muy turístico plagado de restaurantes, hoteles y tiendas de artesanías y recuerdos, sigue manteniendo su encanto. Lo ideal es pasear por esa avenida y sus callejuelas sin prisa para ir descubriendo todos los detalles que hacen únicos a Gruyères.
Lo que más te llamará la atención nada más llegar será la coqueta fuente de arenisca adornada con flores. Allá por el siglo XVIII, esta fuente cobró gran protagonismo por traer agua corriente a Gruyères para dar un descanso a sus habitantes que debían cogerla de los pozos y cisternas. Eso sí, en origen las tuberías se construyeron de madera hasta que la presión pudo con ellas y terminaban reventando.
También verás el Calvaire, un antiguo edificio del S. XVI que fácilmente confundirás con una pequeña capilla o iglesia por el cristo crucificado que te da la bienvenida. No obstante, se trata de un antiguo almacén de mercancias que al principio estaba junto a la puerta Belluard. Debido al exceso de humedad de esa zona que ponía en riesgo los cereales almacenados, se trasladó a su actual ubicación en la bifurcación de la calle que marca el ascenso al castillo.
Además alucinarás con un alien a tamaño real y te sumergirás en el oscuro mundo de este polifacético artista llamado Hans Rudi Giger que manejaba como nadie el aerógrafo y tenía un punto fetichista que se deja ver en muchas de sus obras. Por este motivo, no se recomienda la visita con niños y de ellos te advierten en la puerta. No osbtante, yo iba sola con dos de mis hijos e hice un vistazo rápido obviando aquellas obras con contenido más complicado. Hay una zona en concreto donde te advierten del contenido erótico que obviamente me salté.
Precios: Adultos 12,50€, estudiantes, militares y jubilados 8,50€ y niños 4€.
Puedes sacar la entrada combinada del museo H.R. Giger y el Castillo de Gruyères por 19€.
Para hacer aún más ecléctico el paseo por Gruyères, justo al lado del museo de H.R. Giger, encontrarás el de la Fundación Alain Bordier.
Aquí dentro se exponen más de 350 piezas de arte del Himalaya, una colección increíble de arte sagrado budista que tampoco esperaba encontrar en un pueblo medieval de Suiza. Piezas del siglo VI al XVIII, traídas de lugares como Tibet, India, Nepal, Cachemira y ahora expuestas en este museo ubicado en la antigua capilla de San José.
Precios: 10 CHF. Jubilados y estudiantes 8 CHF. Niños de 6 a 16 años 5 CHF. Gratis con el .
También ofrece la opción de entrada combinada con el castillo por 17 CHF.
La joya de la corona de Gruyères es su impresionante castillo. Esta fortaleza del S. XIII atrae todas las miradas y no solo por su privilegiada posición en lo alto alto de la colina con el río Saane abajo, sino por la belleza de su arquitectura y los tesoros que guarda dentro.
Dentro te esperan tres plantas con una extensa colección de piezas de arte, armas y mobiliario que hacen la visita muy interesante.
Si vas con niños, pide en la taquilla una especie de bestiario infantil con el que los peques tendrán que ir buscando animales por todo el castillo a lo largo de la visita. Por supuesto, en este reto no faltará un grulla, ya que este ave es el emblema de Gruyères. Dice la leyenda que Gruerius, rey de los vándalos, vio volar una grulla (en francés 'grue') sobre el cielo rojo del atardecer y le pareció tan simbólico que decidió fundar allí misma su ciudad. Por eso Gruyères tiene el nombre que tiene y por eso en su escudo heráldico aparece una grulla sobre un fondo rojo.
Aunque el interior del castillo de Gruyères es precioso, no puedes perderte su exterior donde destaca un perfecto jardín de estilo francés (recuerda que estamos en la Suiza francófona) Las vistas de este jardín desde uno de los balcones son increíbles.
Precios: Adultos 12 CHF. Estudiantes y jubliados 8 CHF. Niños de 6 a 16 años: 4 CHF. Gratis con el .
Entrada familiar para 2 adultos y hasta 3 niños menores de 16 años: 25 francos.
Entrada combinada con el museo H.R. Giger 19 CHF /con el museo Tibet 17 CHF /con la Maison Gruyères 16 CHF.
Desde el castillo, podrás contemplar la iglesia de Saint Theodule con su pequeño cementerio al lado. Además de fotografiar esta bonita estampa, si tienes tiempo, te recomiendo darte un paseo hasta ella para salirte de la zona más turística de Gruyéres y entrar en su interior.
Este templo, cuyo origen se remonta al siglo XII ha tenido que ser restaurado en varias ocasiones, la más importante tras un incendio, pero aún así sigue manteniendo su encanto. Está consagrado a San Teodoro, obispo de Sion, y además del organo de su interior, destaca su torre con hasta ocho campanas.
Los amantes del chocolate tienen su paraíso muy cerca de Gruyères, en la localidad de Broc. Allí está la Maison Cailler, hoy un museo dedicado al chocolate donde estuvo la fábrica original de 1898.
A lo largo de la visita, harás un viaje interactivo en el tiempo por la historia de este dulce, desde el descubrimiento del cacao hasta la actualidad. Es un plan perfecto para ir con niños que disfrutarán y aprenderán a partes iguales. A los míos les encantó, además en el exterior, hay un pequeño parque infantil.
No solo podrás aprender un montón de cosas sobre el cacao y el proceso para convertirlo en tal dulce bocado, sino que al final degustarás un montón de bombones y chocolates para saborear sin límite el verdadero valor del chocolate suizo.
Te recomiendo ir con tiempo porque es uno de los lugares más visitados de Suiza, es habitual encontrar bastante cola y las visitas tienen horas establecidas. En mi caso, al llegar ya no había entradas disponibles y el siguiente pase era dos horas y media después (tiempo que aprovechamos en Gruyères).
Precios Maison Cailler: Adultos 17 CHF. Estudiantes y jubilados 14 CHF. Niños de 6 a 15 años 7 CHF.
Tu paso por Gruyères estaría 'incompleto' sin descubrir el célebre queso que lleva el nombre de esta ciudad. El mejor lugar par hacerlo es La Maison du Gruyères, una destacada quesería donde podrás contemplar en directo el proceso de fabricación del que ha sido considerado el mejor queso del mundo en 2022, concretamente Le Gruyère AOP.
Un curioso museo donde se despertarán todos tus sentidos a lo largo de la distintas propuestas interactivas y que es un complemento perfecto a la hora de visitar Gruyères. Te darñan un audioguía en español y la visita dura unos 40 minutos.
Ten en cuenta que no se encuentra en la ciudad medieval, sino a los pies de la colina en Pringy, a unos 10 minutos caminando. Tras la visita, puedes comprar queso en su tienda o incluso quedarte a comer en su restaurante.
Precios: Adultos 7 CHF. Entrada combinada con el castillo de Gruyères 16 CHF. Gratis con el Swiss Travel Pass.
En invierno, podrás esquiar o deslizarte en trineo. En primavera y verano, es el ugar perfecto para hacer senderismo, vías ferratas visitar queserías de montaña, tirarte por un tobogán alpino o dejar a los niños jugar en su parque infantil.
Para subir, tienes que ir a Moléson-sur-Gruyères. Puedes llegar en coche en diez minutos o en el bus 263, que será gratis si tienes el Swiss Travel Pass. Si sales desde la ciudad medieval, has de coger antes el bus 260 y cambiar al 263 en la estación de Gruyères. Como mucho tardarás media hora.
Una vez allí, para ascender a la cima primero toma el funicular hasta la estación de Plan-Francey y allí el teleférico hasta la cumbre. Si quieres subir al Móleson, te recomiendo hacer al menos una noche en Gruyères para tener tiempo de todo.
En mi caso, no me alojé en Gruyères, sino en Sion en una casa de intercambio. No obstante, hubiera sido muy bonito poder pasar allí una noche para disfrutar con calma de la ciudad medieval una vez se marchan los turistas. Por si tú decides hacerlo, aquí te dejo un par de opciones con muy buena pinta con son las que me hubiera gustado elegir:
Si nunca has oído hablar del alojamiento cooperativo que te permite viajar por todo el mundo alojándote en casas particulares mientras tú dejas la tuya, te invito a leer este artículo donde te explicoen detalle cómo funciona el intercambio de casas.
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La gastronomía Suiza no es tan variada como la española, pero tiene auténticas joyas que deberías probar. En Gruyères, donde se hace uno de los mejores quesos del mundo, obviamente deberías de probar un plato elaborado con él y en esta ciudad el más famoso es la fondue moitié moitié.
Para esta fondue se usa la mitad de queso de Le Gruyère AOP y mitas de queso Vacherin Fribourgeois AOP. Con estas dos variedades sale una fondue que es una auténtica delicia.
Mientras ese momento llega, ellos siguen sirviendo algunos de sus platos en el resturante La del Hotel de Gruyères, en Ruelle des Chevaliers 7.
Si tu paso por Gruyères coincide con el mes de octubre puede que tengas la suerte de poder ir a un Benichon, una fiesta gastronómica tradicional que antiguamente tenía carácter religioso, después profano y estaba relacionada con dar las gracias por las cosechas. El menú Benichon es bien completo y una de sus características es el pan tipo brioche con forma de trenza elaborado con azafrán y sobre le que se unta una mostaza agridulce.
El restaurante Café des Remparts, en el centro de Gruyéres, junto a la fuente, es uno de los lugares donde se puede probar este menú Benichon pero solo de manera estacional.