Revista Comunicación

GTD: El Método más Simple de Productividad Personal

Publicado el 05 septiembre 2013 por Jmbolivar @jmbolivar

El camino hacia la productividad personal no es una herramienta sino un conjunto de comportamientos habituales (hábitos) que se corresponden con una forma secuencial de enfocar el pensamiento. Una forma de pensar que no solo funciona sino que funciona siempre y a la perfección.

Aunque no lo es, este conjunto de hábitos podría considerarse, en cierto modo, una herramienta. Una herramienta sencilla pero no superficial. Lo suficientemente sencilla para ser aprendida y utilizada por un niño y lo suficientemente escalable para poder gestionar sin problema la complejidad del ejecutivo más atareado.

Dice David Allen en “Haz que funcione” que ha dedicado años a buscar fórmulas sencillas que funcionen de forma universal, independientemente del género, la cultura u otras circunstancias. El resultado de esa búsqueda es GTD.

No hay un método más simple y que funcione igual de bien. Hay sin duda métodos mucho más simples, pero sus resultados ni siquiera se acercan a los de GTD. También hay otros métodos con los que podrías obtener resultados parecidos a los de GTD, pero son métodos mucho más complejos en la medida que se centran únicamente en “qué” hacer sin adentrarse en el “cómo” hacerlo.

La clave de la potencia y el éxito de GTD es que logra situarse en un punto de equilibrio entre estructura y libertad. La complejidad no reside en el método sino en aprender qué parte de él se debe utilizar en cada momento y cómo. Esto significa que, antes de poder sacarle partido a GTD, es necesario practicar un tiempo hasta familiarizarte con él.

Esta forma secuencial de enfocar el pensamiento consta de cinco etapas de actividad para conseguir tener las cosas bajo control y seis horizontes que necesitan ser explorados y evaluados para obtener una perspectiva clara de las prioridades.

Si no sigues la secuencia, omites algún paso o no exploras y evaluas uno o más de los horizontes, te acercarás a ella pero te resultará imposible llegar a la cima del compromiso productivo.

Los pasos son simples y sencillos: captar, aclarar y organizar todo lo que te llama tu atención, revisándolo posteriormente con la frecuencia adecuada. Y a partir de ahí, actuar, hacer, sin perder de vista tus áreas de interés y responsabilidad y siempre bajo la guía de tu propósito y valores.

Este proceso, a pesar de su sencillez, es potentísimo a la hora de ayudarte tanto a decidir qué hacer como a hacer lo que ya has decidido.

GTD es puro sentido común convertido en hábitos simples. La complejidad reside en salir de la zona de confort en la que estás, con tus hábitos improductivos, y llevar a cabo el proceso de transformación que necesitas para mejorar tu productividad personal y, con ello, tu vida.


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