Dejarlo de lado todo para centrarte en una actividad de forma exclusiva. Iniciarla y finalizarla sin dejarla a medias, con la seguridad de que todo queda cerrado, sin ningún nada a concretar. Esto es atención de calidad.
Dividir tu foco, aceptar cortes en tu flujo de trabajo, incluso dar cabida a la multitarea… Tu atención es superficial y el resultado de tu trabajo irregular. Uno no se siente satisfecho.
En todas las disciplinas lo que importa son las bases. La atención de calidad es uno de los pilares de la productividad personal. Una vez entendido toca preguntarse ¿Cómo puedo cultivarla de forma eficaz?.
GTD. Atención en momentos clave
En un mundo cada vez más disperso, con más ruido, cada vez es más difícil parece imposible encontrar espacios para la atención de calidad pero la solución es más sencilla de lo que parece.
Basta con introducir pequeñas píldoras de atención que te permitan hacer bien actividades clave.
¿Y que tiene todo esto que ver con Getting Things Done (GTD)? Pues todo. GTD es el vehículo para introducir esas píldoras en tu organización personal.
El sistema no es nada más que un conjunto de pasos muy simples para gestionar el flujo de actividad. Cada uno exige atención exclusiva a una actividad simple y concreta.
El hecho de prestar atención a cada una de esas actividades clave en el momento adecuado genera un valor que sumado crea un efecto compuesto. El beneficio total es mayor que la suma del valor individual de cada uno de los pasos.
- Capturar. Interrumpo de forma breve mi actividad para anotar una idea. Se trata de un microcorte. No pienso en el tema en sí sólo lo registro
- Procesar/Transformar. Inicio un proceso exigente en cuanto a tiempo y energía para vaciar mis bandejas de entrada de “inputs”. Dedico mi atención a definir “Que tengo que hacer” para transformar la anotación en acción.
- Decido cuando lo tengo que hacer. Enviar cada acción a la lista del sistema que corresponda. Lo hago después de transformar cada acción al procesar las bandejas de entrada o al puntear las listas durante la revisión semanal. Se trata de una actividad con entidad propia aunque se integre en otras con mucho más protagonismo.
- Revisar/Reflexionar. Decidir cuáles serán mis próximos pasos y corregir mis listas. Unos minutos al final de la jornada para comprobar que tienes para mañana o un par de horas para tu revisión semanal para tomar decisiones sobre en que trabajar durante los próximos siete días.
- Hacer. Escoger que será lo próximo que haré. Divides tu lista de próximas acciones por contexto, energía y/o tiempo según las condiciones del momento. Escoges y haces.
Atención, materia prima
Cada píldora de atención, y de dedicación, que has aplicado en los cuatro primeros pasos del sistema se encadenan para facilitar lo que sucede en el quinto: El momento de hacer. Te conducen elección sencilla, sin dubitación ni demora, para pasar a la acción.
Y así es cómo esas cinco píldoras de atención se entre combinan, se encadenan, para generar valor. Un valor que se traduce en resultados, en ver como tu actividad progresa, en convertir tus ideas en algo tangible. Todo ello con menos estrés y frustración que cuando trabajabas a pecho descubierto, sin un sistema.
En un mundo en que la atención es una materia prima cada vez más valorada, articular mecanismos para introducirnos en el trabajo deliberado o asegurar breves momentos de calidad para nuestro desempeño marca una diferencia con el resto.
Me desespera al ver como la dispersión merma la calidad de lo que hacemos y la satisfacción del como lo hacemos. Cuando hablo de ello siempre me centro en lo negativo pero hoy acabo el articulo con un sabor de boca distinto, dulce y optimista.
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