Los cinco relatos que componen El matrimonio de los peces rojos, que originariamente se tituló Historias naturales, tienen una excusa estructural que da coherencia al conjunto: la presencia de un animal. Guadalupe Nuttel advirtió que “no son animales grandiosos, como leones o elefantes, los que he elegido para mis relatos, sino animales esquivos, sumergidos, subterráneos que se mueven por los márgenes: peces, gatos, cucarachas o una serpiente”. Todos ellos se convierten en un símbolo o metáfora de determinadas actitudes de los personajes. Así, los peces beta de uno de los cuentos, incapaces de convivir sin maltratarse, sirven a Nuttel para construir el relato sobre la relación de un matrimonio. “Los momentos decisivos de la vida –el nacimiento, la conquista de la madurez, el apareamiento y la reproducción, la enfermedad y la muerte– son vividos por los animales con absoluta madurez. Sin embargo, nosotros, a pesar de nuestra capacidad para razonar, nos enfrentamos a esas experiencias con una extraordinaria torpeza”, apuntó Nuttel.
La escritora admitió que, al escribir su libro, “tenía presente la larga tradición de los escritores –por supuesto, Kafka y Cortázar, pero también, más recientemente, Alejandra Costamagna– que han utilizado los animales en su literatura y, por lo tanto, del riesgo que afrontaba; pero entiendo que cada uno posee una subjetividad inimitable y que si se atiende a ella, resulta difícil incurrir en repeticiones”.
Guadalupe Nettel estuvo acompañada en el acto por los escritores Marcos Giralt Torrente, Andrés Neuman y Edmundo Paz Solán. Giralt Torrente, que formó parte del jurado que ha premiado El matrimonio de los peces rojos, destacó “la suavidad con Nettel hace que lo insólito irrumpa en lo cotidiano y la tranquilidad o frialdad del punto de vista del narrador, que sería el propio de un naturalista que observa un fenómeno ajeno a él para describirlo minuciosamente”. Por su parte, Edmundo Paz Solán apuntó que “la domesticidad de los animales que aparecen en los relatos siempre es aparente, porque la educación del deseo ha fracasado y la explosión que se produce se resuelve de manera que siempre sorprende al lector”. Para Andrés Neuman, Guadalupe Nuttel es “una de las mejores cuentistas de mi generación, junto a Samanta Schweblin” y destacó “la persecución que emprende su literatura de una revelación oscura, de una poesía incómoda”.
El jurado ha premiado a Guadalupe Nettel, presidido por Enrique Vila-Matas, estuvo compuesto por Cristina Grande, Ignacio Martínez de Pisón, Samanta Schweblin y Marcos Giralt Torrente. Este premio, dotado con 50.000 euros, es convocado con periodicidad bienal por la prestigiosa Denominación de Origen Ribera de Duero, en colaboración con la editorial Páginas de Espuma.
Guadalupe Nettel (México D.F., 1973) es autora de tres libros de cuentos (Juegos de artificio, Les Jours fossiles y Pétalos y otras historias incómodas), dos novelas (El huésped y El cuerpo en que nací, ambas editadas por Anagrama) y el ensayo Para entender a Julio Cortázar. Su obra, traducida a varias lenguas, se ha hecho merecedora de prestigiosos galardones, como el Premio Nacional de cuento Gilberto Owen, el Prix Radio France International para países no francófonos, el Premio Antonin Artaud y el Premio Anna Seghers. Su novela El huésped fue finalista del Premio Herralde en 2005 y dos años más tarde el HAY Festival la seleccionó entre los 39 mejores escritores latinoamericanos menores de 39 años.