Julio y yo fuimos a una muy conocida tienda de ropa de deporte en nuestra localidad. Estando allí estuvimos buscando unos guantes para la nieve. Cuando por fin encontramos el pasillo de la ropa de esquí. Cuando encontré la sección de guantes infantiles me dispuse a probarle unos guantes de esquí básicos. Cuando pasaron mas de 15 minutos buscando unos guantes de la talla adecuada, color preferente y modelo mas térmico.
Mi hijo ya tiene cara de pocos amigos. Una postura corporal que grita '¡Sácame de aquí!' Y un ritmo de respiración que roza el suspiro eterno.
Ahí me tienes arrodillada en el pasillo de la tienda intentando por quinta vez meter el meñique y dedo anular en los guantes para ver si la talla era la correcta. 'Julio hijo, haz fuerza con los dedos e intenta meterlos bien en los guantes!' Tres minutos después. 'Juuliooooo ayuda a mamá a ponerte los guanteeeeeees!' El no consigue coordinar los dedos para que entren los gruesos guantes de esquí.
Dos minutos después mi hijo suspira profundamente y me dice. 'Mami, lo que a mi me gusta son los guantes de boxeo' señalándome, con su mano libre, unas manoplas para esquiar de su talla, colgadas en un expositor de la tienda.
Momento que a mi se me iluminan los ojos, en un rápido movimiento, dejo los guantes en su lugar, cojo las manoplas y le tomo la pequeña mano de mi hijo y nos dirigimos hacia la cajera.
Rebecca