Guantes: guía de estilo

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¿Dónde reside el secreto de su sensualidad? Quizá el hecho de que el guante confiere desnudez a las manos. Al ocultarlas, las descubre. ¡Cuánto misterio, cuánto poder y erotismo en un accesorio tan discreto!

Volviendo a nuestro post anterior dedicado a los guantes (GUANTES, UN COMPLEMENTO DE MODA), hoy vamos a comentar algunas recomendaciones a la hora de utilizarlos.
En vuestros e-mails y comentarios nos preguntabais si también influía la forma de nuestro cuerpo a la hora de elegir los guantes que mejor nos sientan.

Evidentemente. No quedarán igual unos guantes largos si tienes unos brazos cortos y rechonchos, que si eres una mujer alta y esbelta, con brazos finos.

Siempre os decimos que los pequeños detalles cuentan mucho a la hora de rematar un look. Pensad en una mujer gruesa luciendo unos guantes con vuelta de pelo o cualquier otro tipo de adorno que le aporte volumente. Parece algo insignificante pero, sin embargo, contribuirán a acortar y ensanchar su figura.

Otro punto a tener en cuenta será el tamaño. En cuestión de guantes existen las tallas, los cuartos de talla y las medias tallas, así que preguntando y con un pelín de paciencia se puede encontrar la medida exacta. En cualquier caso, si tus manos no poseen delicados dedos de pianista, sino todo lo contrario, no te empeñes en envasarlos al vacío en unos finísimos y ajustados guantes de cuero.

Si quieres hacerte con un par de guantes largos, de calidad, para lucir en las grandes ocasiones, nuestro consejo es que no tengan ningún adorno. El negro será una buena elección, pero las combinaciones de colores y tejidos hoy en día admiten cualquier tono, incluso los más atrevidos.

Las normas de etiqueta en relación con los guantes son sencillas y, aunque actualmente este tipo de reglas están en desuso, siempre resulta interesante y curioso conocerlas. Los guantes siempre en la calle y nunca en el interior, salvo una recepción formal, en el teatro o en un baile. Sí, también es correcto quitarse los guantes al entrar en una iglesia.
Aunque el quitarse los guantes para saludar se considera un gesto de cortesía, las mujeres están dispensadas y pueden estrechar las manos con ellos puestos.
Ah! Y si os invitan a cóctel de postín, fuera guantes para comer, aunque sólo queráis llevaros a la boca una insignificante aceituna.

Los guantes son un fantástico accesorio que bien utilizado aportará un plus de elegancia y sofisticación a cualquier look. Así que nada de tenerlos en la mano, agitarlos como banderillas, mordisquearlos o utilizarlos para dar pequeños toquecitos a tu interlocutor.

Os dejo, no sin antes advertiros de los peligros estilísticos de un par de guantes de encaje.
Y a las madres con niñas en edad de primera comunión: Si os gustan los guantes para acompañar los engalanados vestidos, por favor, cortitos. Con los años os lo agradecerán.

Ya tendrán tiempo para emular a Rita Hayworth cuando sean algo más mayorcitas.