Compartir
Ya tenía ganas de ver una molienda y nos invitaron a Santo Domingo de Guzmán, donde la Hacienda de don Alcívar Gallegos nos dio la bienvenida en medio de la adecuación de dicho complejo para su explotación ecoturística.
Mangos, guabas, caña, aguacate, naranjas… nos encontramos rodeados de una solemne variedad de frutos coronados con la visión desde el corredor del cerro Pan de Azúcar, que preside todo el valle de bosque seco, ávido de una cada vez mas tardía agua.
Recién recogidas las cañas se disponían en orden en el centro de la ramada para ser molidas en el trapiche eléctrico que empezó a rugir nada mas llegar.El puro extracto de la caña, denominado Guarapo, fue cayendo por la canaleta con estruendo magnificando su color verde espeso que tuve la oportunidad de probar en su estado puro, aunque se le suele regar una naranja agria o “borde” para que el estómago no se resienta dada la frescura del jugo recién molido.
La variedad en aderezar el guarapo de cada persona da el toque singular de la bebida, pudiendo mezclar infinidad de componentes para un sabor personal. En nuestro caso con “punta” (licor de caña con un proceso especial que resulta una alta graduación de alcohol) y con “Mallorca” (otra variedad de punta pero anisado y de menos graduación alcohólica).
Un lindo paseo por la aldea de Santo Domingo, una aldea que luce semiabandonaba pero que guarda la ruralidad propia de la zona, con unos bellísimos paisajes y senderos que invitan a caminarlos para deleitarse con la visión, sobre todo por ver la famosa Piedra del Sol, uno de los petroglifos mas famosos de la Cultura Palta, que reside enjaulada a apenas 15 minutos de la hacienda.