He llegado a casa totalmente rota después de una guardia de no dormir y con la sensación de estar a ratos dándome de cabezazos contra un muro.
Una noche para no repetir, de esas que te hacen plantearte la cantidad de gilipolleces por las que nos preocupamos diariamente.
Es una de esas noches en las que una crece un poco, y repaso mentalmente todo lo que pude hacer mejor.
El resto no está en mi mano, el que quiera entender, que entienda...