Con tan solo 19 años, Irma Grese, fue nombrada supervisora en los campos de concentración nazis. Con el tiempo pasaría a ser una de las mujeres más crueles de la historia. Fue juzgada en 1945 en el Proceso de Bergen y enviada a la horca por las leyes británicas, convirtiéndose en la mujer más joven en ser condenada a muerte en ese país. Recibió el apodo de el ángel rubio, por su belleza aria. Nada más lejos de la realidad, su extrema crueldad la hacían parecerse más a un demonio.
María Mandel, apodada la bestia, fue una guardia femenina de alto rango en el campo de exterminio de Auschwitz, estando involucrada en la muerte de más de 500000 presas (mujeres). Tras la guerra, corrió la misma suerte que su compañera, siendo juzgada por crímenes contra la humanidad y ahorcada en 1945, por un tribunal de Cracovia.
Ambas trabajaron juntas y se tenían cierta simpatía. Las dos provenían de un hogar humilde, y sus familias no veían bien que trabajasen para las SS.
Muchas fueron las mujeres que trabajaron en los campos de exterminio, algunas tan famosas como la Dra.Herta Oberheuser famosa por la cantidad de inyecciónes letales que administraba a los presos, Dorotea Binz que usaba castigos tan crueles como empapar a los presos con agua helada tras azotarlos, Elisabeth Marschall que dejaba morir de hambre a los bebés, Ilse Koch supervisora en el campo de Buchenwald tenía como aficción coleccionar trozos de piel tatuados que arrancaba a los cadáveres de los presos.
En este artículo sin embargo, nos vamos a detener en las dos primeras que hemos descrito, Irma Grese y María Mendel.
El ángel rubio o la perra de Belsen
Irma Ilse Ida Grese nació en 7 de Octubre de 1923 en Alemania, concretamente en un pueblo llamado Wrechen. Fue la tercera de cinco hermanos. Su padre, lechero de profesión, era muy severo; estaba afiliado al partido nazi.
No están claras las causas que hicieron que Irma desarrollase una personalidad tan cruel, pues tuvo una infancia feliz y no le faltaba de nada.
Sabemos por declaraciones de su hermana Helen, que fue una niña tímida y odiaba las peleas, toda una contradicción.
A pesar de contar con un padre estricto, el único episodio destacable que probablemente cambió la vida de esta mujer, pudo ser el suicidio de su madre en 1936, siendo Inma una adolescente.
Dos años después, en 1938, abandona sus estudios con tan solo 15 años, se pone a trabajar en una lechería y se une a las juventudes hitlerianas y a la Liga de la Juventud Femenina Alemana, a pesar de los reproches de su padre pues no le gustaba nada esta última asociación.
Estuvo trabajando en la lechería e intentó ser enfermera, solicitando entrar en los campos con tan solo 15 años, siendo rechazada por su minoría de edad. Existía una oficina de trabajo del regimen que se dedicaba a asignar puestos.
Vuelve a intentarlo en 1942 pero no la aceptan como enfermera y le asignan al cuerpo militar femenino, para el Campo de Ravensbrück (que albergaba únicamente mujeres), donde empezaría a trabajar desarrollando simples tareas administrativas.
Ella misma contaría todo esto durante los juicios de Belsen en los que negó repetidamente todos los crímenes de los que se le acusaba.
Irma recién llegada al Campo con sus 18 años, era una joven rubia, de ojos azules, muy atractiva, que se paseaba siempre impecable, perfectamente peinada, elegantemente vestida y aderezada con los mejores perfumes. Presumida y arrogante todos le temían.
En 1943 es ascendida y trasladada al campo de Auschwitz en donde se ocuparía de los barracones de mujeres. Ostentaba el cargo de Oberaufseherin (guarda femenina).
Se dice que tanto su crueldad como su belleza, le ayudaron a ascender con tal rapidez. Tenía adoración por Hitler y soñaba con formar un ejército femenino con el que pretendía ganar la guerra.
Se le atribuían romances con los más altos dignatarios masculinos del campo como el Dr. Méngüele y sobre todo con Josef Kramer.
Aunque fue trasladada durante un breve tiempo en el campo de Bergen Belsen, pronto regresó a Auschwitz.
En Auschwitz tenía a su cargo a aproximadamente 30000 presas. No tardó en dar muestras de su sadismo. La manera en que trataba a las presas era de una bajeza sin límites.
Se ocupaba de hacer las “selecciones”. Cada día, en los campos de concentración, las presas salían de sus barracas y algunas de ellas eran seleccionadas directamente para la cámara de gas. Pero no contenta con esto, además le gustaba hacerlas sufrir. Acompañada siempre de su fusta, disfrutaba dando latigazos.
Muchas veces se acercaba a ellas con perros hambrientos, que durante días no habían recibido alimento alguno, y los que soltaba para que las atacase; debido a su debilidad muchas prisioneras no sobrevivían y eran devoradas literalmente por los animales.
Contamos con testimonios de las supervivientes que la sufrieron y que la acusaron de hechos terribles en los juicios.
La ginecóloga Gisella Perl cuenta lo siguiente:
<<A Grese le gustaba azotar con su fusta en los senos a jóvenes bien dotadas con el objeto de que las heridas se infectaran. Cuando esto ocurría, yo tenía que ordenar la amputación del pecho, que se realizaba sin anestesia. Entonces ella -Irma Grese- se excitaba sexualmente con el sufrimiento de la mujer>>
Otra de las supervivientes, Olga Lengyel,autora del libro Los hornos de Hitler, basado en sus vivencias en los campos, relata como la conoció y pudo vivir en primera persona sus atrocidades.
<<El terror mortal inspirado por su presencia la complacía indudablemente y la deleitaba. Porque aquella muchacha de veintidós años carecía en absoluto de entrañas. Con mano segura escogía a sus víctimas, no solo de entre las sanas , sino de entre las enfermas, las débiles e incapacitadas. Las que, a pesar de su hambre y penalidades, seguían manifestando un poco de su belleza física anterior eran las primeras en ser seleccionadas>>
También relata que las molía a palos, y que cuanto más se quejaban ella más sonreía.
A veces les pegaba un tiro a sangre fría.
Mataba también a niños, su maldad no conocía límites.
Obliga a los presos a estar de pie durante horas con pesadas piedras en la cabeza.
No cabía en ella un atisbo de piedad.
Se afirmó que era bisexual, que tuvo relaciones con varias presas a las que mandaba directamente después, a las cámaras de gas.
En sus dependencias personales se encontraron lámparas fabricadas con piel humana.
Incluso llegó a tener una esclava, una chica española cuya verdadera identidad se desconoce, que con tan solo 13 años fue su esclava tanto sexual como doméstica, y la llevó a todos los campos en los que trabajó haciéndola pasar por polaca.
El escritor Alberto Vazquez Figueroa logra contactar con ella cuando ya cuenta con 90 años y le relata su historia, que éste redacta en el libro llamado La Bella Bestia (unos de los apodos de Irma en el campo), publicado en 2012.
En el libro se le llama Violeta Flores; pertenecía a una familia militar franquista que se traslada a vivir a Alemania, pero al estallar la guerra el padre muere y ella es secuestrada por Irma Belsen.
Vive un infierno a su lado. Irma se dedica a escribir notas sobre sus pensamientos, algunas de extrema crueldad:
<<El placer que siento al disparar a sus hembras tan solo es superado por el placer que siento cuando advierto que están preñadas porque me consta que en ese momento estoy eliminando a dos enemigos de mi Führer. Sus cráneos estallan dejando escapar la masa encefálica en un efecto muy similar al de pisar una cucaracha y siempre complace aplastar las cucarachas que han invadido tu hogar>>
En 1945 los británicos liberan el campo de Bergen Belsen en el que en ese momento se encuentra Irma, vestida con su impecable uniforme, al igual que sus compañeros, esperando al enemigo.
En ese mismo año se inician los juicios en lo que son juzgadas 45 personas por crímenes de guerra. Ella era la novena en ser juzgada; fue popular entre la gente y la prensa por su belleza y juventud. Le llamaban la rosa y los niños la vitoreaban.
Durante el proceso Irma se muestra fria, distante y muy altanera y niega rotundamente todo aquello de que se le acusa.
Su presentación ante el tribunal fue la siguiente:
“La acusada nº9, Irma Ilse Ida Grese fue Aufseherin (guardiana) en diferentes comandos de trabajo y, temporalmente, Aufseherin de un comando femenino de castigo en Auschwitz. Ha sido descrita como la peor mujer de todo el campo. No había crueldad que no tuviera relación con ella. Participaba regularmente en las selecciones para la cámara de gas, torturando a discreción. En Belsen continuó con el mismo comportamiento, igualmente público. Su especialidad era lanzar perros contra seres humanos indefensos“.
Se le acusaba de llevar a acabo más de 30 muertes diarias, así como innumerables torturas.
Fue condenada a la horca en diciembre de 1945, según su verdugo lo último que le dijo fue schnell (rápido). No temía ni a la muerte y la afrontó con serenidad.
La bestia de Auschwitz
María Mandel había nacido en Austria en 1912. Poco sabemos de su vida.
En 1938 comienza su carrera siendo guardiana del campo de Lichtenburg, uno de lo primeros construidos por los nazis.
Un año más tarde es trasladada al recién construido campo de Ravensbrück. Aquí se encargaba de la revisión diaria de los presos, de castigarlos y propinarles enormes palizas.
Su gran empeño llamó la atención de sus jefes superiores que deciden trasladarla a Auschwitz en octubre de 1942 y se le da el más alto cargo por debajo de comandante en jefe (en estos momentos Rudolf Hob), SS Oberaufseherin, la supervisora general del campo.
Allí conoce y simpatiza con Irma Grese a quien le ayuda a ascender progresivamente.
Entre sus pasatiempos favoritos está el de quedarse en la puerta del campo esperando a ver si algún preso se atrevía a mirarla, lo que supondría su inmediato exterminio.
Gozaba de hacer selecciones en las que decidía que mujeres podían seguir viviendo o cuales debían ser enviadas a las cámaras de gas.
Los supervivientes afirmaron que usaba a presas como mascotas, como esclavas hasta que se aburría de ellas y las mandaba matar.
Su pasión por la música le hizo formar la orquesta femenina de Auschwitz.; la utilizaba muchas veces para poner música de fondo en los momentos de formación de los presos en el exterior de las barracas. Incluso como afirma la superviviente Lucie Adelsberg les hacía marchar al ritmo de la música después de haber estado trabajando durante horas y a la que no lo hacía la exterminaba.
En el año 1944 fue trasladada al Campo de Dacha, a mediados de 1945, cuando se veía el final de la guerra decide huir y refugiarse en las montañas austriacas.
Maria Mandel durante el juicio
El 10 de agosto de 1945 fue detenida en Austria por militares estadounidenses, que la extraditaron a Polonia, fue juzgada en la Corte de Cracovia por crímenes contra la humanidad y condenada a muerte en enero de 1948, siendo ahorcada a las edad de 36 años.
Estas dos mujeres, nos sirven de ejemplo para entender que la maldad de los nazis no estaba protagonizada solamente por hombres, si no por un sinfín de mujeres que fueron entrenadas para matar y para llevar a cabo los más horribles crímenes. Irma Grese fue considerada como la mayor asesina de la historia.
El campo de Ravensbruck
Dado que hablamos durante este artículo del campo de concentración de Ravensbrück, cantera de éstas asesinas nazis, merece una pequeña mención dado que no es tan conocido como el de Auschwitz – Birkenau.
En este campo eran entrenadas para las diversas funciones a desempeñar como guardianas.
Fue un campo de concentración de mujeres construido al principio de la guerra, en 1939 en el pueblo prusiano del mismo nombre, a 90 km de Berlín.
Fue el mayor campo de concentración de mujeres alemán, aunque en 1941 se añade un campo de hombres. En 1942 se añade una zona exclusiva para mujeres jóvenes y niñas.
Contaba con fábricas de tejidos y otros trabajos donde eran explotadas las mujeres del campo y tratadas como esclavas.
Presas del Campo de Ravensbrück
En 1942 la empresa Siemens y Halke construyen 20 naves donde los presos realizaban trabajos forzados.
También se realizaron experimentos médicos así como esterilizaciones masivas.
En ese campo ingresaron como prisioneros alrededor de 132000 mujeres, 20000 hombres y unas 1000 adolescentes.
Los deportados procedían de más de 40 naciones diferentes y la mayoría era de origen judío o gitano.
El 1944 se instala una cámara de gas que acelera las muertes.
Fue liberado el 30 de abril de 1945 por el Ejército Rojo, la mayoría de presos habían sido trasladados, pero quedan unos 2000 enfermos que estaban agonizando, a los que las SS no habían trasladado precisamente por su grave estado de salud.
El panorama que se encontraron los libertadores fue dantesco.
Hoy en día es un lugar visitable, convertido en museo y homenaje a las víctimas, así como un cementerio.
Los juicios de la guerra
No podemos dejar de mencionar también los juicios de la guerra, en los que los mayores asesinos de la Alemania nazi fueron condenados.
El mayor y más importante fue el de Nuremberg, los procesos de Nuremberg se llevaron a cabo en la ciudad del mismo nombre entre 1945 y 1946 y en ellos las naciones aliadas que ganaron la Segunda Guerra Mundial, juzgaron, procesaron y condenaron a funcionarios, dirigentes o colaboradores del Tercer Reich alemán.
Se juzgaron a 24 dirigentes por crímenes contra la humanidad. Los que aún continuaban con vida, pues la mayoría de ellos se suicidaron al conocer que perdían la guerra incluídos Hitler, Goebbles y Himmler.
Pero había 611 personas acusadas que fueron juzgadas y condenadas a diversas penas de cárcel, cadenas perpetuas o pena de muerte. Los juicios fueron mal vistos por muchos ya que no tenían unas bases legales sólidas y se vio más bien como una venganza.
Juicios de Nuremberg
El proceso de Bergen – Belsen se llevó a cabo por los tribunales ingleses y se centró en el personal que había dirigido el campo del mismo nombre. Duró 3 meses, desde septiembre hasta noviembre de 1945, donde fueron juzgadas 45 personas, entre ellas Josef Kramer, e Irma Grese protagonista de este artículo, 11 de los acusados fueron condenados a muerte y ejecutados en la horca.
<< A un hombre pueden despojarlo de todo menos de una cosa: la última de las libertades humanas, la libertad de elegir la actitud que asume en cualquier circunstancia, la libertad de elegir su propio camino>> Victor Frankl, superviviente del holocausto.