La falta de agua agudizada por la sequía agrieta el suelo del desierto de Sonora (México)/ Tomas Castelazo/ Wikimedia
Un total de 236.000 familias están afectadas por la sequía en Guatemala, según el gobierno. En Guatemala, como en el resto de Centroamérica, se intercala el fenómeno de la niña, un ciclo lluvioso, con el del niño, seco. Cada uno de estos períodos, aproximadamente, dura alrededor de entre tres y ocho años. Con el cambio climático estos fenómenos y sus consecuencias se han agudizado acentuando tanto las consecuencias de las inundaciones como las de las sequías.
Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en los países centroamericanos de Honduras, Nicaragua, Guatemala y El Salvador hay 2,5 millones de personas requieren de atención a raíz de la sequía que azota sus países.
Guatemala, sin duda, es uno de los más afectados y, por eso, el gobierno del país ha declarado el estado de “calamidad pública” en 16 de los 22 estados que tiene el país por un período de 30 días y con la finalidad de poder atender a estas personas.
El problema principal es que la sequía ha perjudicado a los cultivos de los agricultores pequeños que, a menudo, es su única forma de subsistencia, por lo que se han quedado sin su alimento básico.
El gobierno guatemalteco estima que necesita alrededor de unos 64 millones de dólares (unos 48,5 de euros) para atender a estas personas. Otro de los dramas de esta sequía es la repercusión que tiene en los menores y es que las autoridades creen que medio millón de niños de menos de cinco años podrían ser víctimas de la desnutrición infantil.
Por su parte, el PMA calcula que para atender a los 2,5 millones de centroamericanos afectados por este fenómeno durante noventa días, se requiere alrededor de 137,5 millones de dólares (104,5 millones de dólares).
Y es que el drama es grave. En la última sequía severa que azotó Guatemala en 2009, un total de 54 niños murieron de desnutrición provocada por la falta de alimentos por la prolongada escasez de agua. En ese entonces, además, el 49% de los niños guatemaltecos menores de 5 años, es decir, 1,7 millones, padecía de desnutrición crónica. Y eso, que en ese entonces, 145.000 familias perdieron sus cosechas por culpa de la sequía, prácticamente, 100.000 menos que ahora, por lo que el drama actual se podría acentuar exponencialmente.
Núria Segura Insa