Situación de la línea de frente en el sector del Segundo Ejército Panzer de Guderian en Tula en el momento del arranque de la Contraofensiva Soviética, el 5 de diciembre.
Camaradas,
Moscú se encuentra sobre el meridiano 37. El 5 de diciembre, las dos alas del Segundo Ejército Panzer de Guderian, que deberían haber envuelto la capital soviética desde el sur, se hallaban con la 17ª División Panzer ante Kashira, a unos 60 kilómetros al norte de Tula, con la 10ª División de Infantería Motorizada en Mikhaylov y con la 29ª División de Infantería Motorizada al noroeste de Mikhaylov. Mikhaylov, sin embargo, se sitúa sobre el meridiano 39. En otras palabras, Guderian se encontraba bien por detrás de la metrópolis soviética. El Kremlin, en cierto sentido, ya había sido rebasado. Como resultado de ello, el avance de Guderian, aunque todavía a 120 kilómetros al sur de Moscú, era por lo menos tan peligroso como la cuña blindada en el norte que se había acercado a 30 kilómetros del Kremlin. Por ese motivo, el frente de Guderian, el área que se extiende desde la orilla sur del Oka a través de Tula hasta Stalinogorsk, se convirtió en el segundo punto focal de la Contraofensiva Soviética de Invierno.
Georgi Zhukov exhibe su sonrisa de hiena.
El Alto Mando Soviético (Stavka) destinó tres Ejércitos y un Cuerpo de Guardias de Caballería en una operación de dos puntas de ataque diseñada para rodear las temibles divisiones de Guderian y aniquilarlas. La mandíbula derecha de las pinzas la constituía el 50ª Ejército Soviético y la mandíbula izquierda el 10º Ejército. El General Zhukov, la mente pensante del Alto Mando Soviético, asumió personalmente el mando de este contraataque soviético al sur de Moscú que pretendía aplicar la receta de Blitzkrieg alemana de la misma forma que lo estaban haciendo las unidades del General Kuznetsov en el norte, en Klin. Zhukov trataría de perforar la sobresaliente línea de frente del Segundo Ejército Panzer, y hacerlo tan rápidamente que las divisiones alemanas no tuviesen tiempo de retirarse y quedasen cercadas.
Era un buen plan, pero la percepción estratégica del genial Guderian era todavía mejor. El 5 de diciembre, el intento de Guderian de establecer un enlace al norte de Tula entre la 4ª División Panzer y la 31ª División de Infantería, con vistas a rodear la ciudad de una vez por todas, había fracasado de manera definitiva. El Segundo Ejército Panzer se vio inmerso en un feroz combate defensivo. Durante la noche del 5 al 6 de diciembre, la noche anterior a la ofensiva soviética, Guderian ordenó, en consecuencia, la retirada de sus agotadas unidades a la línea Don-Shat-Upa. Este movimiento se encontraba en plena ejecución cuando, el 6 y 7 de diciembre, los rusos atacaron contra el LIII Cuerpo de Ejército y el XLVII Cuerpo Panzer en Mikhaylov. Tan sólo se encontraron con las retaguardias, que plantaron una resistencia retardante y cubrieron la retirada que ya se encontraba en pleno desarrollo.
Antes de poder reanudar la marcha, las tropas alemanas tendrán que retirar estos montones de nieve que se han acumulado tras una tormenta de nieve.
A pesar de ello, las cosas ya eran suficientemente malas para los alemanes. La retirada bajo un viento gélido, a través de una capa de nieve que llegaba a la altura de la cintura, sobre carreteras lisas como espejos, fue un infierno. Muy a menudo las unidades, mientras forcejeaban penosamente tratando de abrirse paso por las carreteras, se veían sometidas a escaramuzas con batallones rápidos de esquiadores siberianos. Como fantasmas, los siberianos aparecían con sus blusones de camuflaje blanco. Sin hacer ruido se acercaban a la carretera avanzando sobre sus esquíes a través de la nieve profunda. Disparaban sus fusiles. Arrojaban sus granadas de mano. Y en un instante, se esfumaban. Hacían saltar puentes por los aires. Bloqueaban nudos de carreteras vitales. Atacaban a las columnas de suministros y mataban hombres y caballos. Pero las divisiones de Guderian, curtidas en mil batallas, tampoco eran conejillos inexpertos.
La retirada de la 3ª División Panzer.
La 3ª División Panzer, por ejemplo, se encontraba retirándose con sus vehículos del área situada al norte de Tula, desde un sector al siguiente, a través de una ventisca gélida. Compañías rápidas de infantería mixta, con sus vehículos blindados de transporte de infantería, cañones antitanque y cañones antiaéreos autopropulsados, constituían la retaguardia o incluso actuaban como reservas de asalto para los Regimientos de Infantería 3º y 394º. Cuando el grueso de sus unidades lograban despegarse del enemigo, estas compañías mixtas efectuaban rápidos contraataques o, mediante cambios continuos de posición y disparando a discreción sus armas automáticas, daban la impresión y los efectos sonoros propios de poderosas formaciones. En el momento adecuado, desatarían incluso contraataques breves pero poderosos, como relámpagos, a través de distancias de 5 ó 10 kilómetros.
Tropas de asalto de la Wehrmacht, provistas de ropa de camuflaje para el invierno, prenden fuego a una aldea.
Una de esas ocasiones ha surgido precisamente hoy cerca de Panino. Los regimientos tienen que atravesar el puente sobre el Shat. Los rusos presionan con sus batallones de tanques y esquiadores. Los pueblos ante el puente han sido quemados hasta los cimientos para eliminar toda clase de obstáculos naturales e impedirles a los soviéticos tener cobertura.
El Teniente Eckart con su 2ª Compañía del 3º Regimiento de Infantería, se encuentra protegiendo la vital bifurcación de carreteras. Los rusos se aproximan con un batallón de uzbekos del 50º Ejército. Con ellos, en primera línea, avanzan cañones antitanque y morteros pesados. Eckart ha enviado un mensaje al Teniente Lohse, al frente de la 1ª Compañía, en la cual se agrupan todos los vehículos blindados de transporte de tropas de los regimientos motorizados: “Solicito apoyo.” En seguida, Lohse ha añadido cuatro Panzer a su media docena de vehículos blindados semioruga y ha partido. Tras las chamuscadas ruinas de un pueblo, se ha deslizado hacia el flanco de los atacantes rusos.
El ataque soviético es aplastado por la tenaz resistencia de nuestros soldados.
¡Ahora! Los alemanes han salido a campo abierto y se han lanzado al ataque. Tres cañones antitanque soviéticos han sido destruidos casi inmediatamente. Los rusos han sido empujados hacia la línea de fuego de la 2ª Compañía y han sufrido una auténtica masacre. Aquellos que no han muerto han fingido estarlo – una de las tretas favoritas de los soviéticos.
El vehículo de mando de Lohse ha sido el último en atravesar el puente. La achaparrada silueta de un T-34 ha aparecido sobre el horizonte. Ha disparado, pero con pésima puntería. Los alemanes han conseguido volar el puente a sus espaldas.
La compañía de vehículos blindados de Lohse ha perdido un vehículo que remolcaba una pieza antitanque. El Sargento Hofman ha resultado herido y un hombre ha desaparecido. Pero, a cambio, un batallón soviético entero ha sido destruido.
Una estatua fantasmagórica.
La ventisca azota la estepa rusa.
Los hombres como Lohse y Eckart – tenientes y sargentos, capitanes, ametralladores, conductores de tanques, de vehículos semioruga, tractores de artillería, camiones o vehículos hipomóviles de todo tipo… Estos son los hombres que han resuelto situaciones que a menudo habían resultado críticas para grupos de combate o divisiones enteras. La dramática retirada a través de la tormenta y el fuego ha endurecido al soldado alemán de primera línea de frente, el Landser; ha producido a ese combatiente individual resistente, pacientemente sufrido, autosuficiente y emprendedor sin el cual los ejércitos alemanes en el Este no podrían sobrevivir este invierno ante Moscú. La crueldad del invierno, su hostilidad contra alemanes y rusos por igual, queda truculentamente ilustrada por los sucesos acaecidos en la retaguardia del 3º Regimiento en este domingo del mes de diciembre de 1941.
Todo ha sucedido en Ozarovo. A través de sus prismáticos, el teniente ha avistado a un grupo de caballos y soldados situados sobre una ligera loma en la profunda nieve. Con precaución, las tropas alemanas se han acercado. Hay un silencio extraño. El grupo soviético parece aterradoramente inmóvil bajo la parpadeante luz del páramo nevado. Y de repente el teniente ha distinguido que los increíbles caballos y hombres, juntos y de pie sobre la profunda nieve, que los cubre hasta la cintura, están muertos. Se encuentran plantados ahí erguidos, como si se les hubiera ordenado detenerse para descansar, congelados hasta la muerte y rígidos, un impactante monumento a la guerra.
Soldado soviético congelado.
En un lado hay un soldado apoyado contra el flanco de su caballo. Junto a él un hombre herido en la silla de montar, con una pierna entablillada, sus ojos abiertos de par en par bajo las cejas congeladas, su mano derecha todavía agarrando la desaliñada rienda de su montura. Un teniente y un sargento se han desplomado en sus sillas, con sus puños apretados sujetando todavía las riendas. Apretujados entre los dos caballos hay tres soldados: evidentemente han tratado de mantenerse calientes contra los cuerpos de los animales. Los propios caballos son como los caballos de los pedestales de las estatuas ecuestres - la cabeza alta, los ojos cerrados, su piel cubierta de hielo, sus colas azotadas por el viento, pero congeladas, inmóviles. El gélido aliento de la eternidad.
Soldado ruso congelado en una grotesca postura.
Cuando el Cabo Tietz ha tratado de fotografiar el impactante monumento, el objetivo se ha congelado bajo sus lágrimas y el disparador se ha negado a funcionar. El obturador se ha congelado. El dios de la guerra tiende su mano sobre la imagen infernal: no está destinada a convertirse en un recuerdo para otros.
Guderian en retirada.
Al igual que la 3ª División Panzer, las otras divisiones de los dos Cuerpos Panzer de Guderian se retiraban también del arco frontal al noreste de Tula, combatiendo sin cesar contra los Ejércitos Soviéticos 5º, 49º y 10º, y eludiendo la operación de pinza, el abrazo de oso con el que Zhukov pretende atrapar al Segundo Ejército Panzer.
Los Landser combaten con gran valor sobre la nieve.
En Mikhaylov, donde el 8 de diciembre el Ejército de Choque de Zhukov había desatado un ataque por sorpresa, la 10ª División de Infantería Motorizada, inmersa en una defensa retardante, sufría considerables pérdidas. En el XXIV Cuerpo Panzer, la 17ª División Panzer mantenía a raya el ataque soviético desde Kashira. Al sudeste de Tula el Regimiento Grossdeutschland aguantaba tenazmente contra los furiosos ataques soviéticos desde dentro de la ciudad, defendiendo así la línea defensiva a la derecha del Cuerpo que cubría la retirada hacia la línea Don-Shat-Upa. Bajo la cobertura de estos combates, el grueso del Ejército se retiraba. Stalinogorsk fue evacuada. Yepifan fue abandonada después de arduos combates defensivos, a la altura de los otros, por parte de la 10ª División de Infantería Motorizada, que se había abierto paso hasta el interior de la ciudad en su retirada. La línea defensiva a lo largo de la línea Don-Shat-Upa fue alcanzada el 11 de diciembre.
Ofensiva soviética de Yelets contra el Segundo Ejército Alemán.
Sin embargo, la esperanza de Guderian de resistir aquí se ha mostrado irrealizable. Unidades del 30º Ejército Soviético atravesaron el frente del Segundo Ejército del General Schmidt a ambos lados de Yelets, al sur del Ejército Panzer de Guderian. Ayer, 13 de diciembre, el Segundo Ejército abandonó Yefremov. Las Divisiones de Infantería 134ª y 45ª, algunos de cuyos elementos habían quedado cercados en Livny durante algunos días, plantaron una resistencia desesperada, pero finalmente se vieron obligadas a ceder terreno y marchar para salvar sus vidas. El Cabo Walter Kern del 446º Regimiento de Infantería de la 134ª División de Infantería, ha descrito la situación de la siguiente manera: "Cada vez que nos adentrábamos en un pueblo por la tarde primera teníamos que expulsar a los rusos. Y cuando por la mañana nos preparábamos para ponernos en marcha de nuevo, sus ametralladoras ya estaban traqueteando a nuestras espaldas. Nuestros camaradas muertos, a quienes no podíamos llevar con nosotros, se alineaban en las carreteras junto con los cadáveres de los caballos, o permanecían tendidos en los barrancos donde nos habíamos detenidos a ofrecer resistencia, pero que a menudo resultaban ser peligrosas trampas."
La situación era similar en el sector de la 45ª División de Infantería –la antigua 4ª División Austriaca-, que operaba al sur de la 134ª División de Infantería. Aislada en cierto instante, irrumpiendo a través del enemigo al siguiente, sus columnas de suministro destruidas, sus órdenes de operaciones y de retirada arrojadas a ellos desde el aire, los grupos de combate de esta aguerrida división se abrieron paso fuera del cerco de Livny hacia el sudoeste.
Las tropas alemanas se sobreponen a las dificultades y continúan su camino.
Con la línea de frente del vecino sobre su ala izquierda retirada de la zona Yelets-Livny al sudoeste, el ala derecha de Guderian en la posición Don-Shat-Upa quedaba colgando en el aire. En consecuencia, Guderian decidió que debía retirarse de nuevo, llevando su línea otros 80 kilómetros hacia el oeste, al Plava.
En ese momento, cuando los rusos se lanzaban al asalto con cincuenta y dos divisiones de fusileros entre Yelets y Livny, Guderian se vio obligado a retroceder su línea todavía más. Durante el transcurso de esta maniobra se perdió la conexión entre el Segundo Ejército Panzer y el Cuarto Ejército, abriéndose un agujero de 30-40 kilómetros en la línea de frente entre Kaluga y Belev.
La retirada de Guderian de Tula, incluidas las maniobras hasta hoy y la línea de frente que se alcanzará dentro de dos días.
El Alto Mando Soviético aprovechó su oportunidad y lanzó al 1º Cuerpo de Guardias de Caballería a través del amplio hueco que se había formado en las líneas alemanas. El Regimiento de Caballería del General Belov, apoyado por tropas de combate sobre esquís y trineos a motor, marcharon al oeste hacia Sukhinichi y al noroeste hacia Yukhnov. Las cosas se estaban poniendo feas.
La amenaza de cerco se cierne sobre el Grupo de Ejércitos Centro.
El agujero en el frente se convirtió en la gran pesadilla del Alto Mando Alemán. A partir de ese momento, surgió el peligro de que todo el ala sur del Cuarto Ejército pudiese quedar rodeada. De hecho, si los rusos conseguían irrumpir a través de Kaluga hacia Vyazma sobre la autopista de Moscú, podrían llegar incluso a asestar una estocada mortal contra la retaguardia del Cuarto Ejército y cercarlo. Un único ataque desde el norte bastaría para cerrar el enorme kessel.
Situación del frente ante Moscú al término de la jornada de hoy y plan soviético para cercar al Grupo de Ejércitos Centro en su totalidad.
Obviamente, ése era el objetivo del Alto Mando Soviético. Esta audaz operación estratégica estaba clamando a gritos ser ejecutada. El espectro de la derrota, lejano todavía, comenzaba a cernirse sobre las vapuleadas fuerzas alemanas del Grupo de Ejércitos Centro.
El Alto Mando Soviético desarrolló sus planes correctamente. El Cuarto Ejército de Kluge, situado justo en medio del Grupo de Ejércitos Centro, quedó en un primer momento expuesto tan sólo a ataques de retención. De este modo, los soviéticos trataban de impedir que Kluge desviase alguna de sus unidades a las alas del Grupo de Ejércitos, o que incluso retirase su Ejército y emplease las grandes unidades así liberadas contra la ofensiva soviética en el sur y norte. Kluge debía quedar retenido en el medio del sector central hasta que las dos mandíbulas constituidas por los Grupos de Ejércitos rusos norte y sur hubiesen aplastado las alas del frente alemán.
Los bolcheviques, al asalto.
Había sido justo de esta manera cómo el Mariscal von Bock había tratado a los soviéticos en Bialystok y Minsk, Hoth en Smolensko, Runsdtedt en Kiev, Guderian en Bryansk y Kluge en Vyazma, los cuales habían constituido los mejores ejemplos de batallas de cerco en la historia militar. ¿Conseguiría Zhukov hacer lo mismo, en esta ocasión con una victoria rusa en Vyazma?
Podría suceder, siempre que los soviéticos lograsen abrirse paso hacia el oeste y al norte del Cuarto Ejército, y girar hacia el sur, a través de la autopista Moscú-Smolensko.
Sin embargo, con lo que no cuentan los soviéticos es con la audacia del soldado alemán, la calidad de sus armas, la habilidad de sus mandos y el genio de su Führer. Ante una situación delicada como en la que ahora se encuentran, todos ellos sabrán dar lo mejor de sí mismos para solventar la crisis y alzarse, una vez más, victoriosos.
Es lebe die Wehrmacht! Es lebe der Führer!Sieg Heil, Sieg Heil, Sieg Heil!