Esta reseña debería ocupar mucho más espacio. No trata de un libro sino de una biblioteca infinita digna de la imaginación de Borges. Con más de 40.000 títulos, la bibliografía de la Guerra Civil es inabarcable. Para no perdernos en ese laberinto, Fernando Calvo (Madrid, 1971) ha escrito un notable y ameno ensayo, un auténtico “mapa del tesoro”, escribe Luis Alberto de Cuenca en el prólogo, que muestra la evolución del relato del conflicto desde 1939 hasta nuestros días.
No es un libro exhaustivo y de consulta – como ‘La Guerra Civil española. Una visión bibliográfica’ (Marcial Pons, 2017), obra colectiva dirigida por Ángel Viñas y Juan Andrés Blanco – sino la obra de un lector atrapado en esta biblioteca infinita por el deseo de conocer la verdad. En la inmediata narración de la peor de nuestras guerras, vencedores y vencidos solo encontraron un consenso: negar que fuera una guerra civil. Los sublevados la llamaron ‘cruzada’; los republicanos, ‘guerra clandestina’, ‘guerra de invasión’. Al iniciar su exilio de décadas, los vencidos se preguntaron una y otra vez por qué habían perdido.
Julián Zugazagoitia, Ministro de Gobernación de mayo de 1937 a abril de 1938
Entre esos relatos iniciales brilla con luz propia ‘Guerra y vicisitudes de los españoles’, la obra que Julián Zugazagoitia escribió antes de que la Gestapo lo atrapase en Francia en el verano de 1940. Las autoridades franquistas no tardaron en fusilarle, pero su autocrítico libro se convirtió en un clásico. Todo lo contrario que la primera gran historia de los vencedores. Dirigida por Joaquín Arrarás (el primer hagiógrafo de Franco) e ilustrada por Carlos Sáenz de Tejada, la ‘Historia de la Cruzada Española’ es una lucha de buenos (los vencedores) y malos (los derrotados), el relato oficial de un país roto al que, como escribió Fernán Gómez en su mejor obra, no llegó la paz sino la victoria.
La revolución llegó con ‘La guerra civil española’ (1961) de Hugh Thomas. El británico, “acertaba de pleno al tratar la guerra como lo que era: un acontecimiento histórico, es decir, pretérito, concluso, acabado”. Publicado en París por Ruedo Ibérico – la editorial del hoy olvidado José Martínez -, llegó a España de forma clandestina y obligó al franquismo a reaccionar. Manuel Fraga – ministro de Información y Turismo – encargó a Ricardo de la Cierva el contraataque de la dictadura, con una Sección de Estudios sobre la Guerra de España que debía demostrar una tesis: los errores de la República provocaron la guerra.
‘Soldado, instrúyete’, cartel de Vicente Vila
Con la democracia llegaron obras imprescindibles: ‘Recuérdalo tú y recuérdalo a otros’ (Fraser), ‘Las armas y las letras’ (Trapiello), ‘La financiación de la Guerra Civil’ (Asiaín)… pero no un consenso básico sobre el conflicto, simplificado en una lucha de fascistas contra demócratas o reescrito para justificar el golpe militar. En la primera edición de ‘El precio de la Transición’ – publicada en 1991 -, Gregorio Morán escribió que la Guerra Civil es nuestro “pasado que no quiere pasar”. El libro de Fernando Calvo explica muy bien por qué.
‘Guerra Civil: Los libros que nos la contaron’. Fernando Calvo. Almuzara, 2017. 432 páginas, 30,95 euros.
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