Ahora que lo han perdido casi todo, uno en la tobillera y otra en la liga, esconden sus armas dos líderes del PSOE para ganar la dirigencia. Quizás revólveres .357 Magnum o cuchillos cachicuernos.
Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, primeros candidatos a suceder al fracasado Zapatero, portan chatarras para matarse entre ellos y comerse los despojos del muerto si un milagroso acuerdo no lo evita.
El diario El País y su corte gochista están entregados a Rubalcaba. Ha sido paladín del felipismo, recibido y dado todos sus favores, y es lógico que apoye a su último representante con poder real, porque Chaves es una anécdota decadente y bajo sospecha.
Público, mezcla de Pravda de espíritu catalanista y antisistema, es patrono de Chacón, que promete que con ella “pasarán cosas maravillosas”.
Unas maravillas que recuerdan el anuncio astrológico de las pulseras magnéticas de la ministra de Sanidad Leire Pajín, la que vaticinó la “Conjunción Planetaria” de Z. y Obama. Y el estadounidense paseándose por Europa, pero evita acercar su calzado al tenderete del Zapatero.
Chacón representa el zapaterismo radical, aunque nadie conoce sus valores, aparte de los socialnacionalistas catalanes. "Todos somos Rubianes" proclamaba en una manifestación para defender la libertad de expresión de un cómico que gritó "Mecago en la puta España". Usted y el cronista, si no tienen aspiraciones políticas, pueden proclamar lo mismo, pero no quien resultó ministra de Defensa y quiere ahora ser Primer Ministro.
Pero cambiará su imagen, para hacerla patriótica, su marido, un genio del agitprop político, socio de Público y de su televisión, La Sexta.
El País y Público denuncian incansablemente a los corruptos del PP, que son muchos, evitando nombrar a los del PSOE, que no son menos, y publican artículos alabando nada sutilmente a sus representados.
Ambos convierten los errores de sus protegidos en maravillosos aciertos y en fracasos del rival. Nunca se vio una guerra civil de dos periódicos hermanos más desangrante, perdón, destintante, de tanto que se hirieren secretamente.
Es una pugna mortal entre dos medios que asesinan a quien sea para recibir de quien triunfe la copiosa publicidad institucional del PSOE: necesitan que ese partido resucite.
Pues hacen mal: les irá mejor halagando al triunfante PP, que les dará lo que le pidan para que no le llamen fascista.
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SALAS. Hace tiempo hizo este vaticinio.
Y a la vista de los resultados reales:
Y los del 15M quedaron atrapados por las urnas. A pesar de ser un movimiento artificial Made in Interior, siguen ocupando la Puerta del Sol.