El parte de guerra de esta semana viene cargado de noticias: Estados Unidos alcanzó a Mohammed Emwazi, "John el yihadista", el célebre ejecutor de rehenes occidentales mediante decapitaciones públicas, durante una operación con drones en la ciudad siria de Raqqa, y también eliminó a Abu Nabil, el líder de Daesh (Estado Islámico) en Libia en otro ataque aéreo. Dos objetivos en una semana no está nada mal como balance para lo que han sido meses de trabajo y preparativos por parte de los servicios de inteligencia y las fuerzas armadas estadounidenses. Cada uno de estos pájaros tenía su importancia en el esquema general de la organización yihadista.
Sin "John el yihadista", Daesh pierde un elemento propagandístico y una estrella de las ejecuciones en directo. El tipo se puso muy chulo y ha terminado perdiendo la cabeza. Lógico y normal.
La eliminación de Abu Nabil reducirá notablemente las capacidades del ISIS para atacar objetivos en Libia, norte de África y sur de Europa, el reclutamiento de nuevos miembros terroristas, el establecimiento de más bases en Libia y la planificación de ataques en los Estados Unidos. Adiós, Abu, no te vamos a echar de menos.
Además de estos dos elementos peligrosos, han caído bastantes yihadistas en ambas operaciones estadounidenses, con menos relumbrón público, pero igualmente sádicos y criminales.
Estas operaciones, impecables desde el punto de vista operativo, militar y de inteligencia, han sido coordinadas por miembros de la CIA, DIA y efectivos de operaciones especiales de los Boinas Verdes, entre otros. Es decir, operaciones combinadas de inteligencia y ataques militares, que suelen dar unos resultados óptimos.
Lamentablemente, el parte de guerra semanal nos trae también los brutales ataques terroristas del Daesh en París, con un saldo de 129 víctimas mortales y 352 heridos, de ellos 99 muy graves. Este zarpazo yihadista le recuerda a Europa que Occidente está en guerra contra el integrismo islamista desde hace 14 años. Entre ellos (los islamistas) se matan desde hace siglos, pero lo que nos atañe a nosotros son los ataques que lanzan en países occidentales.
Los ataques de París tal vez sirvan para que las fuerzas policiales, los servicios de inteligencia y los ejércitos de los países europeos se pongan las pilas y adopten medidas más enérgicas cuando reciben alertas e información por parte de Estados Unidos. En fin, para que Europa despierte de su sueño de irrealidad y afronte lo que está pasando: cientos de yihadistas campan por Europa preparando ataques terroristas.
Si hay un país, aparte de Estados Unidos, que este último año esté realizando un gran trabajo en la lucha contra el terrorismo yihadista, ese es España, que ha pasado a la acción y lleva alrededor de 90 detenciones en 2015. Sólo habría que ponerle un pero a este trabajo: es necesario monitorizar mejor las redes terroristas, atender a las declaraciones de los detenidos para evitar los ataques en tiempo y forma, no dejarlos libres a las primeras de cambio, endurecer las penas y coordinar mejor la información con otros servicios de inteligencia.
Los ataques yihadistas, ya sean del Daesh (Estados Islámico) o Al Qaeda, no van a parar, sus objetivos están marcados y tienen capacidad para cometer más ataques. La guerra contra este terrorismo no sólo se debe librar en las calles occidentales, sino también en los países que albergan, financian y entrenan a los yihadistas: Siria, Irak, Afganistán, Libia, Somalia...
Sin un compromiso político occidental firme e intervenciones militares decididas para liquidar completamente al Daesh (Estado Islámico), Al Qaeda y sus ramificaciones, sólo conseguiremos alargar la agonía y seguir soportando estos ataques terroristas.
La guerra contra el yihadismo sólo es parte de la solución, aunque una parte muy importante. Pero también se requiere un rearme en valores de las sociedades occidentales, sin el cual este combate no será completo.
Con el terrorismo yihadista afrontamos un desafío formidable que requiere de muchas y diversas acciones. En Estados Unidos lo sabemos bien porque estamos en primera línea de combate de esta guerra desde hace años. Sospecho que el mensaje ha llegado también a Europa. Esta vez, sí.
Como está escrito en la Biblia: El que tenga oídos, que oiga (Mateo 13, 1-9).
De momento, los objetivos inmediatos previstos por Estados Unidos para esta semana en Raqqa, han sido cedidos cortésmente a Francia para que bombardee y se vaya desfogando. En fin, para que luego digan que no tenemos sensibilidad con la pérdida de vidas ajenas y demás.