Guerra de cojines

Y con tanta mudanza, el otro día nos reíamos recordando la cantidad de cojines que hemos ido acumulando. O es que nuestros gustos cambian y nos volvemos más exquisitos o, sino, es que nuestro cuello o los cojines se deforman con el paso del tiempo?
El primer día que llegamos aquí nos bastó con el cojín más barato de Primark, ni era de plumas, ni látex y solo con la funda ya se adivinaba que no su precio no rondaba ni lo que un paquete de galletas. Cuando vimos que nuestra estancia aquí se alargaba, quisimos pasarnos a algo más exquisito, el látex, y nos dejamos seducir por las formas ergonómicas. Pero con esa forma una ya auguraba que a largo plazo no iba a resultar cómodo, y al año me daban la razón e íbamos locos buscando nueva almohada. Así fuimos acumulando miles, y distribuyéndolas por toda la casa. Para recostarnos al leer, para reposar la espalda al estudiar, de decoración en la segunda habitación...
A menos cuarto salimos con una solución para aquellos que acumulan diez hasta dar con la almohada correcta, para los indecisos, para los que cambian de gusto, o para los que su cuellos parece deformarse. Pongan sus almohadas de cabecero!

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Esta  foto pertenece a una de las habitaciones del hotel Les Sources de Caudalie, decorado por la Maison Martin Margiela. Lo añado a la lista de hoteles que desearía visitar.
Y para que veais que no es tan difícil de poner en práctica, os enseño una foto de una blogger Johanna que usando cojines de Ikea obtuvo un resultado tan fabuloso como este

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Qué os parece la idea? Yo después de ver tanto cojín, estoy deseando ir a tumbarme con el mío... Feliz martes!