580 Guerra de Independencia y liberalismo en Galicia
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Tras la invasión napoleónica de la Península, los episodios de la Guerra de la Independencia en Galicia se iniciaron con el levantamiento popular del 30 de mayo de 1.808 en A Coruña, bajo la dirección de Sinforiano López, que fue ahorcado en 1.814 por su ideología liberal.
Tal como ocurrió en el resto del territorio peninsular, en Galicia se constituyó una Junta Provincial presidida por el Capitán General de la ciudad que rápidamente buscó apoyo militar en Inglaterra. De inmediato se organizó un ejército dirigido por el Capitán Blake, mientras que otra expedición desembarcaba en Portugal llegando a Astorga en 1.809; sin embargo, el empuje de los franceses hizo que se retiraran hasta A Coruña que, junto a Ferrol, fueron tomadas por el capitán francés Ney.
Más tarde, éste sería derrotado, de forma parcial, por las guerrillas dirigidas por la Junta de Lobeira, mientras que su derrota definitiva llegó en la Batalla de Ponte Sampaio (4 de Julio de 1.809), tras la cual Galicia quedó libre de la presencia francesa a finales de ese mismo mes.
Con la llegada de Fernando VII, o más bien de su política absolutista y anticonstitucional, se produjeron diversos pronunciamientos en la Península; en Galicia se alzó Juan Díaz Porlier, antiguo guerrillero, convertido ahora en General, que ya intentó sublevarse a finales de 1.814, pero fue denunciado y encarcelado sin poder llevar a cabo su proyectada rebelión.
Ya en libertad, Porlier logró proclamar la constitución de 1.812 la noche del 18 al 19 de septiembre de 1.815. Fue designado presidente de la Xunta de Galicia, luego se dirigió hacia Santiago, en el camino, sorprendido por los realistas y abandonado por los suyos, fue capturado. Sometido a Consejo de Guerra, moriría ahorcado el 15 de octubre de 1.815.
Más éxito logró el levantamiento de Riego en 1.820 que tuvo en A Coruña (fue la primera ciudad en sublevarse el 20 de febrero de 1.820 y proclamar la constitución por Álvarez Acebo) un apoyo decisivo.
Galicia acogió bien el liberalismo, sobre todo en las ciudades, organizándose los sectores constitucionalistas en sociedades patrióticas que difundieron el ideario liberal.
Las reformas liberalistas, como la nueva división provincial de España con nuevos municipios y partidos judiciales o la desamortización.
La desamortización, contrariamente a lo que se podía esperar, no alteró la estructura social de Galicia: las propiedades de la Iglesia pasaron a manos del resto de la hidalguía y nobleza, así como a los sectores burgueses de las ciudades. Se unió a esto la persistencia del sistema de foros, que acentuó aún más el minifundismo y el atraso de las técnicas agrícolas.
Esto derivó en que fuese imposible la alimentación de toda la población con lo que continuó el proceso migratorio.
La Ley de Redención y Foros de 1.873 fue el único intento de modificación del régimen de propiedad de la tierra gallega que tuvo cierto éxito; el paladín de esta reforma fue el federalista Paz Novoa. Pero la reforma sólo se mantuvo seis meses por lo que, una vez más, no se conseguirían los propósitos perseguidos de liberalización del pago de las rentas forales por parte de los campesinos.
Otros intentos de modernización, pocos en número y que llegaron con retraso, fueron los escasos ejemplos de industrialización, con la implantación de industrias conserveras de pescados en la Rías Baixas, fábricas de tabaco en A Coruña, cerámicas en Sargadelos o diversas industrias de curtidos de pieles, todo ello suficiente para crear una auténtica red industrial.
El ferrocarril también llegó tarde a Galicia. La primera línea ferroviaria unió en 1.873 Santiago de Compostela con Porto de Carril (Vilagarcia de Arousa), pero hasta 1.883 Galicia no estaría unida por ferrocarril al resto de la Península.
Fuente | Español sin fronteras
Celso de Ourense (@moradadelbuho)