La libertad de expresión, el contraste de ideas, salirse de lo políticamente correcto se persigue crecientemente en las universidades públicas españolas con intimidaciones que recuerdan las de los Guerrilleros de Cristo Rey en los últimos años del franquismo y primeros de la democracia.
Ha cambiado la dirección del motor totalitario: si antes iba hacia la derecha, ahora va a la izquierda, pero sus válvulas, ruedas y su mente fascista/comunista son las mismas.
Es un fenómeno al que los periodistas le prestamos poca atención, sin identificar a los Guerrilleros de Cristo Rey con los neocomunistas actuales: las universidades, en especial las facultades no científicas, están cayendo bajo el totalitarismo del pensamiento único obligatorio, antes fascista, ahora neocomunista.
La opresión en la actual democracia ha ido creciendo imparablemente a partir de junio de 2014 cuando Rosa Díez, líder de UPyD fue boicoteada en la Complutense de Madrid por una turba de estudiantes de Políticas dirigida por Pablo Manuel Iglesias.
Ahora hay boicots diarios, ya no es posible que alguien hable en una universidad pública refutando la ideología única y lo políticamente correcto, y muchas facultades respetan ya la secreta ley de que no puede invitarse a quien se sabe que puede salir escupido o apaleado.
Al grito de “Fascistas, fuera de la universidad” lo que resultó Podemos se ha convertido en una maquina totalitaria que une todas las fuerzas excéntricas y destructivas, aunque sean contradictorias, y que impide todo acto universitario de que quienes discrepen de sus doctrinas.
Imagen de autor desconocido:
Ideología que protege fuerzas teóricamente opuestas, como el ultraizquierdismo y el nacionalismo, el feminismo radical y el islamismo; y que odia al pensamiento libre y al cristianismo. Y a los judíos tanto como los nazis.
Son tantas las intimidaciones que ya no las contamos. Todos los días, en todas las facultades. Hasta se persigue a quien se sospecha que no es de la ideología obligatoria. Son muchas más cacerías, de momento físicamente menos violentas que las de los Guerrilleros de Cristo Rey, aunque no se sabe por cuánto tiempo.
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SALAS