GUÍA DE LA HABANATras una dedicación "casi exclusiva" a las Fortificaciones de la Raia/Raya en los últimos tiempos, vamos a darnos un "respiro" y viajar "al otro lado del charco" para conducirnos libremente por La Habana, de la mano del libro que publiqué hace ya 15 años, patrocinado por Caja Badajoz y editado por la Asociación Extremeño-Alentejana de Solidaridad con Cuba.
Se trata de "Guía de la Habana", un poemario entrañablemente prologado por nuestro añorado Santiago Castelo (magnífico periodista, brillante escrito y poeta, extraordinaria persona), que recorre calles, rincones, monumentos, momentos, sensaciones, grandezas, sacrificios y pesares en la ciudad de La Habana y sus alrededores.
Próximamente será "re-presentado" de nuevo en lugar, fecha y bajo organización que próximamente indicaremos. Aún queda un buen manojo de ejemplares de aquella impecable edición, realizada magistralmente en los talleres de INDUGRAFIC, que serán ofrecidos a los amantes de la cultura, la poesía, el viaje, el profundo sentimiento, y que deseen acompañarnos.
En tanto, ahí va un fragmento de la breve versión en prosa que hice del libro de poemas, cuyo contenido completo puede leerse, imprimirse, copiarse, compartirse... libremente desde los Documentos 34 (verso) y Documento 16 (prosa) de mi enlace http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/p/paginaprueba.htmlHABANA VIEJA. La Plaza de la Catedral, con el bullicio de tantos artesanos, con el fuerte colorido rebosante superpuesto en tablones, arquillos de madera, o recostado en peldaños, soportales, zócalos que delimitan el espacio nostálgico, preservado, milagroso en medio del derrumbe, era los domingos una bella, sudada estampa de lucha por la vida; luego, trasladados a la Avenida del Puerto, aquella grandeza incontenible quedó minimizada. Ahora es la plaza un espacio discreto y solitario, contemplado por los pocos turistas que apenas se detienen, miran la rocalla oscurecida de la Catedral y buscan la Bodeguita del Medio con el ansia inoculada por folletos recogidos cuando programaron su aventura: abriguemos la esperanza de que no dejen de lado al Castillo de la Real Fuerza y al hermoso, instructivo y tropical Museo de la Ciudad.