¿Cuantas veces has pensado en escribir una historia y no lo has hecho por unos cuantos cientos de motivos?
Crees que no tienes talento, que no eres lo bastante bueno, que a nadie le va interesar lo que escribes. Yo he pasado por eso muchas veces en mi vida y llevo escribiendo desde… déjame que piense, desde 2007. No te voy a mentir, una cosa es ser escritor profesional, de esos que se ganan la vida con sus textos, que venden libros, que tienen contratos con las editoriales.
Eso está muy bien y yo misma firmaría ahora mismo por algo así, pero ¿sabes también lo que te digo? Muchas veces, ser autor profesional, significa estar obligado a escribir ciertas cosas o a no poder escribir lo que realmente quieres.
Pregúntate lo siguiente cuando te encuentres delante de tu primera hoja en blanco. ¿Quiero ser escritor o quiero vender lo que escribo? Lo segundo, en cierto modo, es relativamente fácil. Sólo es cuestión de echar un vistazo a lo que vende en cada momento en el mercado. Cada año hay un tema, una obsesión. Hace no mucho eran los libros supuestamente eróticos tipo las Sombras de Grey, antes fueron los vampiros adolescentes que brillaban a la luz del día y un poco antes, todo el mundo escribía sobre magos y escuelas de magia.
¿Pero cual es la gracia de ser uno más, de seguir un patrón, de seguir una moda con tal de sacar dinero?
Yo no se tú, pero yo me siento escritora porque de pronto tengo una idea que me emociona, una idea que me hace sonreír, que me hace no dormir en toda una noche para poder escribir y no dejar escapar la inspiración.
A veces se que mi idea no va a gustara todo el mundo, pero no me importa. A veces se que no va a ser fácil meter mi producto en el mercado porque la ciencia ficción no es lo más seguido, la ciencia ficción dentro de una temática de fantasía, puede echar para atrás a los fans de ambos géneros y porque mis historias de amor unen, normalmente a personajes del mismo sexo, hombres en su mayor parte.
Se que todo eso, puede resultar incómodo a mucha gente o simplemente hará que no mucha gente decida adentrarse en mi mundo. Se que muy pocas editoriales, por no decir ninguna, va a verse interesada por publicarme. Se que si me autoedito por Amazon, será muy, pero que muy difícil poder vivir de lo que escribo. Se todo eso y más, pero… ¿Pero me importa?
¡Claro que me importa! Te aseguro que tendrás días de depresión, días en los que querrás tirar la toalla, días en los que pensarás que tienes gustos tan raros que no van con nadie más y por lo tanto, que sentido escribir, que sentido tiene perder horas y días planeando, horas y días dejándote los dedos en el teclado llenando miles de páginas para que luego solo unas poca personas te lean.
Vas a pensar todo eso, porque esos justamente han sido mis pensamientos durante mucho, pero que mucho tiempo y de no haber sido porque tengo gente que me quiere a mi alrededor ya habrían sido varias las veces que lo habría dejado todo ahí tirado para siempre.
Porque esa es otra cuestión. Escribir no es algo que yo pueda hacer en solitario y no creo que nadie deba hacerlo en solitario, no es un viaje que me guste hacer sola. Me gusta compartir lo que escribo, las ideas que me vienen y escuchar decir a la gente que realmente me aprecia, que no es lo mejor que he imaginado, que no es lo más original, que lo puedo hacer mejor. Porque eso es verdad. Siempre lo podrás hacer mejor, tu primera idea, no es la mejor, dale varias vueltas y luego otras tantas más, piensa la cosa más extraña y seguramente eso te llevará a una idea genial que te dará grandes satisfacciones.
El viaje del escritor, del creador, del que solo quiere compartir sus experiencias, sus ideas, sus sueños o sus pesadillas tal vez, es un viaje largo, duro, pero extremadamente maravilloso y lleno de satisfacciones hacia ti mismo. Es un mundo de autoaprendizaje, de conocimiento de la persona que realmente eres, de la que quieres o de la que tienes miedo a encontrarte al otro lado del espejo.
También es un viaje en compañía. que mejor forma de escribir un personaje infantil que fijándote en tus propios hijos, como hablar de una relación de dos amigos, que mirando a tu lado y la relación de pareja, con la que te gustaría tener o con la que tanto amas. Mira donde vives, tu mundo está lleno de ejemplos que te darán grandes ideas. Escucha a todo tipo de personas, míralos caminar, comer, mira una obra de arte, mira todo lo que puedas y de todo aprenderás para componer una obra llena de tí, una obra que será real.
Comporte tus capítulos con otros, no tengas miedo a las críticas, porque cuando lleguen, por mucho que a veces te den ganas de llorar, si vienen de las personas adecuadas, te harán aprender y mejorar. Seguro que sabes quien debe ser tu primer lector, tu crítico, tu primer seguidor o quien debe decirte que lo que estás escribiendo no es algo lo bastante original.
Comparte contigo mismo y comparte con tus seres queridos, seguro que entre ellos hay críticos maravillosos que te ayudarán a ser mejor.
Ser escritor no es fácil, no es un camino corto, ni tampoco lo será de rosas, no siempre. Pero te aseguro que cualquiera puede llegar a ser un maravilloso creador, porque todos llevamos un millón de historias dentro que contar.