Revista Empresa
Guía para crear una empresa en tiempos difíciles
Publicado el 08 julio 2013 por Elenam @elena_mendez_peParado, recién licenciado, víctima de un ERE o prejubilado. Todos son candidatos perfectos para convertirse en emprendedores.
El camino hacia la empresa propia no está sembrado de rosas, pero el impulso personal y una mano amiga que nos guíe nos los puede hacer más fácil. Agustín Medina nos ofrece su experiencia en su libro «Hoja de ruta para emprendedores». Un manual sencillo que desvela los errores más comunes en los que caen los empresarios novatos y ofrece consejos prácticos.
Emprender tiene riesgos. Es necesario asumirlos y controlarlos, pero sin perder el norte. Medina aconseja no iniciar ningún proyecto si no se cuenta con un mínimo de capital para cubrir los gastos de seis meses con nivel cero de ingresos. Si pasado este tiempo no hay clientes a la vista ni posibilidades reales de tenerlos, lo mejor, señala, es abandonar y dar por perdida la inversión. Claro y radical.
Recomienda también estar muy pegado a la realidad, con los pies en el suelo y aprender de los errores de los demás. Entre los fallos más comunes destaca el creer que todas las ideas buenas son novedosas, y también el contrario, creer que todo está inventado. Otra equivocación común es asumir que el producto se venderá solo o que si somos los primeros en el mercado el éxito está asegurado. Entre los errores que se repiten más figuran no trabajar en equipo, no tener idea de los números de la empresa, creer que uno se las sabe todas, no ser realista con los presupuestos o considerar que la innovación no tiene demasiada importancia. La clave es tenerlo todo previsto, porque todo puede pasar, apunta.
EL DINERO
¿Y de dónde sacamos el dinero? Este es, por regla general, el primer escollo al que se enfrentan los emprendedores. Y desde luego no es un problema menor. Las fuentes de financiación más habituales son las famosas tres F (family, friends and fools) , que en castellano serían familia, amigos y locos. Los incondicionales del empresario. Si la familia falla, habrá que recurrir a los organismo oficiales como el ICO, aunque son lentos y muy burocráticos o a empresas de capital riesgo. Medina aconseja en la reuniones para captar posibles inversores aplicar la regla de Kawasaki 10-20-30 : « No use más de 10 diapositivas, limite su discurso a 20 minutos y utilice un tipo 30 en el tamaño de la letra «.
Capítulo a parte merecen los socios, que en opinión de Medina es mejor evitar, ya que el «que hoy parece perfecto puede convertirse mañana en tu peor pesadilla». Si son necesarios, hay que asegurarse siempre de que conservamos al menos el 51 % de la empresa.
Aunque no queremos socios, sin embargo si buscamos colaboradores con los que formar un equipo que persiga el objetivo marcado por el emprendedor. A la hora de elegir, un consejo claro: « Los que sean mejores que nosotros». Si no hay posibilidad de contratarlos en plantilla, se pueden pactar acuerdos de teletrabajo que resultan más económicos.
Desde luego, para triunfar es básico tener una buena idea y no dejarla escapar. El emprendedor debe prestar atención especial a la innovación y la creatividad.
Y si ya tenemos dinero, equipo e ideas, ¿qué nos separa del éxito? El fracaso. Es muy importante, dice Medina, distinguir entre el fracaso y los pequeños contratiempos que todo emprendedor va a encontrar en su camino. Solo fracasamos, aclara, cuando llegamos a un punto muerto en el que no hay otra opción más que la de volver atrás y empezar de nuevo. Y en este caso el fracaso debe servir de experiencia para tener éxito la próxima vez.
Conocer por qué se fracasa es muy interesante. Así, parece que la mayoría de los fracasos reconocidos tienen que ver con las personas que nos acompañan en los proyectos, aunque también se pueden deber a un exceso de expectativas o al desconocimiento de los entresijos del sector donde se quiere desarrollar la actividad. Despreciar la competencia o perder de vista la realidad del mercado, son otros factores de riesgo. Medina recomienda no ocultar los fracasos, sino al contrario, lucirlos como medallas.
Como colofón, el libro aporta siete reglas de oro para emprendedores y algunos buenos consejos ofrecidos por los que ya han conseguido triunfar. Solo queda poner manos a la obra.
Publicado en La Voz de Galicia.