Revista Comunicación

Guía práctica para impartir una formación (incluye e-book)

Publicado el 20 marzo 2018 por Javier Díaz Sánchez @javierdisan

Impartir una formación no resulta fácil cuando tu objetivo es provocar resultados tangibles en tus alumnos. De entrada tendrás que superar el miedo a exponerte ante otros y además tendrás que conocer las claves que se deben manejar en el aula.

No se trata solo de transmitir tus conocimientos sino de gestionar a las personas que participan en esa formación. Esto significa comprender sus motivaciones, manejar sus expectativas, conectar el contenidos a impartir con sus experiencias y conocimientos previos, etc. Y además de todo lo anterior tendrás que provocar “momentos wow” que mantengan la atención de los participantes.

En definitiva, ser experto en tu materia no es suficiente para impartir una formación. Por ese motivo, en esta guía te explicaré paso a paso qué cosas debes tener en cuenta para que tu formación sea un éxito. Encontrarás consejos prácticos para que puedas vivir la experiencia de ser formador/a  con garantías de que tus alumnos reciben lo mejor de ti 😉

Primeras reflexiones antes de impartir una formación

Lo primero que debes saber es que aunque nunca hayas impartido una formación tienes mucha experiencia acumulada. Probablemente, durante buena parte de tu vida has estado al otro lado porque has sido alumno así que aprovecha estos conocimientos para sacar tus primeras conclusiones de lo que debes y no debes hacer. De entrada puedes plantearte estas preguntas:

  • La formación que menos me ha gustado  ¿por qué fue una mala experiencia?
  • ¿De qué formación tengo mejores recuerdos y por qué?
  • ¿Cuál es el peor formador/a que he tenido y en qué fallaba?

Otro aspecto que conviene saber es que la valoración/percepción que tenemos de una formación puede estar influenciada por factores ajenos. Por ejemplo, si un alumno se encuentra cansado en el momento de recibir una formación, si no tiene la necesidad de utilizar esos nuevos aprendizajes en esa ocasión, si acude a un curso obligado por la empresa, etc. su grado de aprovechamiento y su índice de satisfacción se verán afectados negativamente.

Idea que puede ayudarte:

A partir de tus experiencias previas, intenta identificar qué variables directamente relacionadas con la formación contribuyeron a hacer de esa experiencia algo digno de recordar ya sea por lo bueno o por lo malo. Tendrás un punto de partida a partir del cual puedes comenzar a diseñar tu estrategia para impartir una formación.

Cosas que debes evitar en tu formación

Comenzar tarde

No cumplir con el horario previsto es la mejor forma de empezar con mal pie porque darás a entender a tu audiencia que no respetas su tiempo. Evidentemente todos podemos encontrarnos un atasco, un autobús que no cumple con su horario, una alarma que no suena, etc. pero ese es tu problema, no el de tus alumnos. El día de la formación intenta prever estas circunstancias y no apures los tiempos. Me consejo es que llegues al lugar con antelación y que incluso recibas a los participantes en la puerta de la sala donde impartas la formación. Ese gesto tan simple creará un ambiente de cercanía que facilitará las cosas.

Al llegar tarde, otro mensaje que puedes estar enviando a los participantes es que no eres suficientemente competente. Un formador con experiencia que siente pasión por su trabajo estará deseando empezar.De lo contrario, tu alumnado puede interpretarlo como inseguridad o falta de entusiasmo y esto nos restará credibilidad.

Las consecuencias de la falta de puntualidad no quedan ahí. También podemos estar legitimando que los alumnos no cumplan con unas mínimas reglas de compromiso con el curso y de respeto hacia otros alumnos. En definitiva, perdemos cierto control sobre la formación y eso es algo que no puedes permitirte ya que eres el máximo responsable de lo que ocurra durante la sesión.

Teniendo en cuenta que el formador se convierte en un referente, debes modelar la conducta de los demás a partir de la tuya propia así que respeta los horarios y cumple con tu palabra. Si das un descanso de 20 minutos, son 20 minutos y no 35. Si propones una actividad individual o colectiva con un tiempo limitado, haz que se cumpla.

Ideas que pueden ayudarte a respetar los tiempos:

  • Si usas iPhone podrías decirle a su asistente Siri en voz alta “Oye Siri, pon el cronómetro a 20 minutos”
  • Nombra a una persona o varias para que se hagan responsables de que el resto cumpla los tiempos de descanso.
  • Llama la atención sobre el tiempo de descanso proponiendo tiempos inusuales: “Hacemos un descanso de 13 minutos”

Tener una reacción inapropiada

Uno de los miedos propios del formador es no poder anticipar como reaccionará la gente ante determinadas actividades o al hablar de ciertas cuestiones. Ten en cuenta que cada persona es distinta y eso, aunque aporta una enorme riqueza a la formación, también genera mucha incertidumbre. Puedes encontrarte con algún participante que reaccione de manera inapropiada y eso no podrás evitarlo pero sí tu reacción. Mi consejo es que no pierdas la paciencia ni critiques de manera airada a un participante. El resto pueden tomarlo como una posible amenaza hacia ellos y por tanto, propiciarás una dinámica negativa del grupo hacia ti.

Mentir

¿Cuantas veces has mantenido una conversación con alguien y no has sabido responder a algo que te preguntaba? Supongo que muchas y en la mayoría habrás reconocido abiertamente que no tenías ni idea. Es un sano ejercicio asumir nuestras propias limitaciones.

Desafortunadamente, cuando la gente imparte una formación a veces pierde la perspectiva y considera que deben responder a todas las preguntas que plantean los alumnos. Si ésta es tu forma de pensar corres el riesgo de inventarte una respuesta cuando en realidad no tienes ni idea y las mentiras tienen las patitas muy cortas. Primero porque puedes tener a algún participante que sepa más que tú en la sala y te pille. Segundo, porque hoy todos tenemos Internet en el bolsillo y es tan fácil como buscar un dato en Google. Y tercero y más importante, porque sería faltar a tu profesionalidad y honestidad. ¿Te quedarías tranquilo dando información erronea a alguien?

Moverte más que un flan o quedarte tieso como un palo

Ten en cuenta que tú estarás en un lugar visible de la sala y todo lo que hagas no pasará desapercibido así que tu lenguaje corporal también comunicará y mucho. Entre moverte como un flan y estar tieso como un palo hay una opción intermedia.

formador dando claseAlgunos sencillos consejos para acomodar tu lenguaje corporal son:

  • Acércate a tu audiencia (sin invadir el espacio personal de cada persona)
  • Mírales a los ojos (sin provocar incomodidad)
  • Gesticula para enfatizar las partes del mensaje más importantes (sin exagerar)
  • Mantén la cabeza erguida (algunas personas hablan mirando al suelo y no a su audiencia)

Si eres de los que tiende a moverse por la sala, ten presente que la información más relevante nunca debes transmitirla desde el fondo del aula cuando los alumnos te tengan a su espalda. Todo lo contrario, en los momentos clave de la formación deberás estar enfrente de los alumnos y centrado para que puedan verte todos sin dificultad.

Irte por las ramas

Para un formador inexperto, cuando durante la sesión se inicia un debate entre los participantes y las aportaciones de unos y otros van derivando en temas que se salen del objetivo de la formación, es tentador dejar que ese agujero negro dialéctico vaya consumiendo minutos y alivie la carga lectiva. Ahora bien, al final los alumnos evaluarán la formación según lo que hayan aprendido. Es tu responsabilidad mantener una linea argumental y reconducir los temas a debate.

Abusar de los fuegos artificiales

En ocasiones, cuando hacemos la planificación de la sesión identificamos una gran cantidad de recursos que podemos utilizar. Icebreakers, vídeos, infografías interactivas, juegos … Todos estos elemento están muy bien pero en su justa medida, es decir, son los recursos al servicio del contenido y no al revés. Lo importante es que el contenido sea el rey, es decir, que los participantes capten la relevancia de lo que se está tratando y no la forma en si misma como se imparte. Yo puedo utilizar un juego en la formación para facilitar la asimilación del contenido pero si al final, los alumnos se quedan únicamente con la anécdota del juego, me temo que no habrá alcanzado mi objetivo.

No pedir feedback o revisar tu metodología

No hay nada peor para un formador que el ensimismamiento y la autocomplacencia. La clave del éxito en la formación está en la mejora continua ya que ni los contenidos son estáticos ni las personas demandan lo mismo a lo largo del tiempo.

En las últimas décadas, la práctica docente ha evolucionado porque los medios han cambiado al igual que lo han hecho los propios planteamientos pedagógicos. Por ejemplo, hace unos años nadie hablaba de la clase invertida (fliped classroom), de repositorios de recursos en la nube o de comunidades de práctica a través de las redes. Por tanto, un buen consejo para todo formador es contrastar su metodología con otros profesionales ya que hay matices pedagógicos que a menudo se nos pueden escapar. Como dice el refrán, cada maestrillo tiene su librillo así que intenta extraer aprendizajes de las experiencias de otros formadores.

Cosas que deberías hacer cuando impartes una formación

Aclarar el objetivo de tu formación

Los pilares de todo curso son los objetivos a alcanzar. A partir de estos objetivos podrás identificar los contenidos que debes tratar y los comportamientos que necesitas provocar. Además, eso ayudará a los participantes a saber qué pueden esperar el del curso y por tanto sus expectativas serán más realistas. Una buena forma de comenzar tu formación será indicar claramente qué van a conseguir los alumnos al terminar la sesión.

Por ejemplo, en un curso sobre “Creación de blogs” podrías señalar qué habilidades y conocimientos adquirirán los participantes:

  • Redactar buenos textos para tu web usando técnicas de storytelling
  • Diseñar tu plan de contenidos
  • Configurar tu cuenta en Google Analytics para obtener métricas del blog
  • Crear buenos enlaces para mejorar el tráfico hacia tu web

Fomentar la participación

Ya sea una formación presencial u online debes intentar que la gente se involucre y participe, entre otras cosas porque será la manera más efectiva de provocar el aprendizaje tanto en jóvenes como en adultos. Lo que un alumno nos diría es “haz que me importe”.

Una buena forma de lograrlo es incorporando distintas dinámicas y ejercicios que permitan a los participantes experimentar por si mismos con el contenido y extraer sus propias conclusiones. Ahora bien, tú como formador debes saber enmarcar la actividad y dar las instrucciones necesarias para que las personas no se sientan confundidas o bloqueadas.

En relación a la participación deberás tener en cuenta que ciertas personas pueden mostrar resistencias a la hora de hablar en público o integrarse en dinámicas grupales. Por tanto, diseña un abanico de opciones para que la participación sea un estímulo pero aceptando que alguna persona pueda mantenerse al margen (recuerda que son adultos y dirigen su propia conducta).

Una idea que puedas poner en práctica es gamificar tu formación a través de kahoot.

Comunicar las reglas del juego

Empieza por asumir que las personas que acudan a tu formación tienen otros asuntos importantes en su vida además de acudir a tu sesión y escucharte. Por ejemplo, pueden tener algún compromiso laboral al que deben prestar atención, un email que contestar, una llamada importante que atender, etc. Si tú estableces unos límites claros al principio de la formación indicando cuando vas a realizar los descansos, cómo pueden abandonar la sala si deben hacer una llamada de teléfono, etc. reducirás el nivel de incertidumbre y ayudarás a que los propios alumnos organicen su agenda.

Además, te recomiendo que negocies con los participantes en qué momento hacer los descansos. Por ejemplo, si das una formación in company es bueno conocer los hábitos horarios para el desayuno, etc.

Invitar a preguntar

Ningún formador tiene una bolita mágica para intuir todas las dudas o preguntas que puedan pasar por la cabeza de los alumnos así que lo mejor es que les animes a exponerlas. Aquí te puedes encontrar con grupos reducidos en el que todos los participantes se sientan cómodos planteando sus dudas o bien con grupos más numerosos en los que algunas personas más tímidas se sientan intimidadas y opten por no preguntar.

Para cubrir este aspecto es bueno abrir distintos canales de comunicación, es decir, ofrece distintas alternativas para plantear estas dudas (verbalmente, mediante post-its en un panel ubicado en la sala, a través de Twitter, vía correo electrónico, etc. ). Otro aspecto importante es que les indiques cuando pueden plantear sus dudas, es decir, en cualquier momento de la sesión, al finalizar …

Te adelanto que un buen indicador de que los participantes están “conectados” con la formación es que pregunten. Eso significa que están reflexionando acerca del contenido. Ahora bien, tus reacciones como formador cuando recibas las primeras preguntas va a determinar lo que suceda a continuación. Si los participantes observan en ti cierta incomodidad o bien no muestras entusiasmo cuando alguien te plantea una duda, es muy probable que otros inhiban su conducta.

Apertura, nudo y desenlace

“No existe una segunda oportunidad para una primera impresión”. Oscar Wilde

Los primeros momentos en tu formación son estratégicos y sentarán las bases de lo que ocurra a continuación. Por esa razón debes preparar muy bien la apertura del curso. No te agobies, no tienes que sacar un conejo de la chistera. No haces magia ni es lo que se espera de ti. Lo que sí puedes hacer es pensar en cómo generar curiosidad acerca del tema a tratar o cómo poner en valor la importancia de los contenidos, es decir, cómo esta formación puede cambiar y mejorar sus vidas personal o profesionalmente.

Algunas ideas que te pueden servir son:

  • Cuenta una historia que esté conectada con el contenido
  • Plantea una duda que luego resolverás durante la sesión
  • Comparte estadísticas que avalen la importancia de lo que vas a contar

En cuanto al cierre de la sesión, te recomiendo que pongas el foco en tres o cuatro ideas clave que recojan los principales aprendizajes que deben llevarse. Estos últimos minutos deben servirte para rescatar aspectos importantes.

Analizar a tu audiencia

Las motivaciones para acudir a una formación son muchas. Aquí te detallo solo algunas de ellas:

  • Incorporar nuevas habilidades o conocimientos en su labor profesional
  • Cumplir con una obligación de la empresa
  • Mejorar las condiciones salariales
  • Socializar con otros
  • Mejorar el CV
  • Justificar tiempo fuera de su puesto de trabajo
  • Huir de la rutina laboral
  • Obtener algo material (pen drive, manual, libro, carpeta, …)
  • Como hobby (aprender es divertido)
  • Porque el sitio, el ponente o el tema generan curiosidad
  • Hacer networking

Sea por la razón que sea, te interesa conocer estas motivaciones ya que te permitirá diseñar una estrategia. Lo idea es que antes de empezar intenta responder a estas cuestiones:

  • ¿Por qué se han inscrito en el curso?
  • ¿Qué aspecto les puede interesar más del tema que trataré?
  • ¿Qué conocimientos traen?
  • ¿Qué estilo de comunicación debo adoptar (formal, informal)?

Utilizar herramientas innovadoras

En los últimos años están apareciendo nuevas herramientas en el mercado que permiten hacer cosas maravillosas a la hora de compartir contenido con los alumnos. Una forma de captar la atención de tus alumnos es incorporar herramientas innovadoras. Por ejemplo, si tienes que apoyarte en una presentación no te limites a utilizar Power Point o Keynote. Aquí te dejo un videotutorial sobre Genially, una herramienta con la que cautivarás a tu alumnado:

Si quieres conocer más de la herramienta, te recomiendo ver el post en el que te explico cómo dotar de interactividad tus contenidos.

Cosas que debes saber acerca de la formación

Juegos versus gamificación

Una de los conceptos que más se está manejando en los últimos años en el ámbito de la formación es el de gamificación. Con este término se hace referencia al uso de las dinámicas propias de los juegos fuera del ámbito puramente lúdico. Y conviene insistir en este aspecto para no confundirlo con el hecho de incorporar juegos durante la formación.

Las ventajas de la gamificación (post) pueden ser muchas pero debes usarla con criterios pedagógicos para que impacte positivamente durante tu formación. Se trata de una cuestión estratégica ya que debes identificar qué aspectos del contenido vas a trabajar a través de la gamificación y en qué momento la utilizarás. Entre otras cosas porque existe un efecto ventana (post) transcurrido el cual, dejará de tener impacto.

Si en lugar de la gamificación optas por utilizar directamente los juegos como estrategia formativa en la educación de adultos, lo primero que debes hacer es contextualizarlo muy bien para que no se quede en una simple anécdota. Muchos cursos y talleres de formación son mal valorados porque el formador no ha sabido dimensionar bien su uso.

Además, debes contar con que algunos participantes puedan mostrar ciertas resistencias a participar en los juegos debido a que entran en conflicto con su modelo mental de lo que consideran una formación “seria y profesional”. Para intentar minimizar estas resistencias te recomiendo que leas la guía para diseñar tu estrategia de aprendizaje basada en juegos (GBL).

No existen estilos de aprendizaje

En tu vida profesional te encontrarás con numerosos artículos y formaciones para formadores en las que te hablen de los estilos de aprendizaje. Pues bien, la ciencia ha demostrado que no existen como tal. De hecho, el origen del mito se debe a una torpe interpretación de datos científicos. Estos datos lo que indican es que dependiendo del tipo de información (visual, auditiva, etc.) , ésta se procesa en unas partes del cerebro u otras. Pero lo cierto es que el cerebro funciona como un todo en el que los distintos imputs se terminan integrando por lo que el planteamiento de los estilos de aprendizaje pierde todo el sentido.

Lo que sí debes saber es que dependiendo del tipo de contenido a tratar y de los conocimientos previos que tengan los participantes de tu curso, deberás priorizar más unos formatos en lugar de otros. Si te interesa el tema te invito a leer el artículo sobre por qué proliferan los neuromitos y cómo evitarlos.

Sobre la pirámide del aprendizaje

Si tuviésemos que nombrar otro de los grandes mitos en la formación este sin duda sería el de la pirámide del aprendizaje. Seguro que has escuchando en más de una ocasión eso de que aprendemos el 10% de lo que leemos, el 20% de lo que oímos, el 30% de lo que vemos y así sucesivamente. El “engaño” está en esos porcentajes poco menos que inventados aunque el trasfondo tiene un fundamento sólido. Así que mi recomendación es que te quedes con la idea de que cuanto más involucremos a los participantes en el proceso de aprendizaje mejores resultados obtendrán. De hecho, en eso se basa el archiconocido principio del “learning by doing” o aprender haciendo.

Te comparto este enlace para ampliar información sobre el origen del mito de la pirámide del aprendizaje.

Modalidades de formación. Hay vida más allá de lo presencial

En esta guía he compartido contigo consejos y recomendaciones a tener en cuenta cuando impartas una formación presencial pero, en la actualidad, los formadores debemos ir un paso más allá del plano físico (ahora te explico). Ten en cuenta que nuestra sociedad evoluciona a golpe de tecnología y hemos alcanzado un punto en el que dependemos totalmente de ella.

[offtopic]
Nuestro mundo conocido es inconcebible al margen de Internet. Solo basta con pensar por un momento en cómo nos afectaría un apagón a escala global en nuestra red de satélites (olvídate de Internet, telefonía, televisión, GPS, etc.).

Esta posibilidad es muy real y podemos llegar a esta situación por distintas vías. Una de ellas sería provocada por una tormenta solar que emita una eyección de masa coronal que impacte directamente sobre la Tierra, y por tanto, fría nuestros sistemas. Aprovecho para recomendarte el podcast de ficción “El gran apagón”.

Otro escenario probable en el que ya trabajan muchos gobiernos es el de un ciberataque a escala global.

Volviendo a la formación…

Lo que intentaba trasladarte con mi consejo de ir un paso más allá del plano físico es que la tecnología permite expandir las posibilidades de aprendizaje y por tanto, deberíamos intentar incorporarla en nuestra práctica docente. Actualmente, los contenidos están libremente distribuidos por la red, y además existen infinitas posibilidades de comunicación y de relación con otros nodos de conocimiento. Por tanto, sería una torpeza por parte de un formador no aprovechar estas posibilidades que nos ofrece la tecnología.

En cuanto a otras modalidades de formación distintas de la presencial, existen la opción blended learning (formación mixta) y el e-learning. En este último caso, todo el proceso de formación se desarrolla mediante entornos virtuales de aprendizaje también conocidos como plataformas o  LMS. Si quieres profundizar en este tema te recomiendo que te descargues el ebook “The e-learning starter guide”.

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