Revista Bares y Restaurantes
Así como sucede con nuestra ciudad (que desde sus orígenes miró hacia Europa y en especial a ella como referente indiscutido) París podría ser definida, entre otros universos posibles, como la capital internacional de los cafés (y digo "los cafés" en referencia a los locales donde allí se sirve la bebida y no "del" café, ya que esa, indiscutidamente, es Colombia).
Es por eso que los cafés en París no son un simple lugar al cual las personas van a restaurarse del frío o la garúa que sobrevive todo el año en la ciudad sino que, en muchas ocasiones, son testigos de hechos míticos de la historia de Francia, templos por los que pasaron largas horas los personajes más destacados del panteón de intelectuales, políticos, pensadores y artistas de todo el mundo, además de escenografía para cientos de filmes que eligieron a la ciudad luz como el sitio para contar diferentes historias.
Descubrir París a través de sus cafés a simple vista puede parecer una tarea sencilla (puesto verán uno o varios en cada esquina) pero lo cierto es que si quieren visitar los más importantes, es necesario hacer una selección de cuales son los más importantes y que cuentan con mayor riqueza tanto visual como histórica.
A continuación comparto esta lista con los más emblemáticos (o imprescindibles diría mejor) a la hora de descubrir por qué un personaje como Hemingway, gracias a ellos, describió a París como la ciudad que viviría en un eterno estado de fiesta.
CAFÉS DE LA BUTTE DE MONTMARTRE
Montmartre es, además de la colina más llamativa y mítica de París, una pequeña zona en la cual se puede encontrar casi la mitad del patrimonio cafetero sin tener que deslizarse demasiadas cuadras. Ya desde la base del barrio ubicado sobre la Avenida de Clichy (en la cual se encuentra el Moulin Rouge) comienzan a proliferar los cafés, brasseries, bistrots y alguno que otro pub de estilo sajón, aumentando en número y calidad a medida que se vayan acercando a la zona del Sacre Coeur.
Ubicado en la Rue Tholoze (pendiente interminable hacia el camino al Sacre Coeur) se encuentra el Café Nazir. Si bien algunos buscadores de viaje lo catalogan sólo como una buena opción para desayunar y probar algunos platos de la comida francesa a precios razonables, el lugar vale la pena por otros aspectos que valen la pena descubrir si tienen la posibilidad de ir. El café es fácil de reconocer ya que en su fachada exterior tiene una pintura representativa del modo de vida en Montmartre a fines del siglo XIX y hasta una réplica de la figura de Aristide Bruant (mentor del Moulin Rouge) pintada por Henry de Toulouse Lautrec.
Si bien hasta hace algunos años era una gema escondida en Montmartre y de acceso sólo para aquellos que conocían su historia, el Café-Cabaret Au lapin agile (Conejito rápido) alcanzó una resignificación importante y hoy es uno de los sitios elegidos de los turistas y viajeros que llegan hasta él en busca de la imagen con la casita que parece salida de un cuento de la belle époque. Ubicado detrás de la Iglesia del Sacre Coeur (al lado del terreno en el que se encuentran los pequeños viñedos de Montmartre y a metros de la Maison Rose) este lugar es uno de los más antiguos de la zona y por el que pasaron los personajes más emblemáticos del impresionismo parisino. El lugar abre todos los días (salvo los lunes) y por las noches, además de un espacio para tomar una copa o disfrutar de un café, se puede asistir a las veladas musicales y poéticas que por tradición mantienen desde sus orígenes.
El Aubergue de la Bonne Franquette (18, Rue Saint Rusthique) es uno de los bares más antiguos de la zona y hoy funciona además como restaurante. Con un pasado en el cual no faltan las personalidades más importantes del arte y la historia, el lugar cuenta con una de las terrazas más lindas de la zona (con sus pinturas al óleo con los angelitos guradianes de la cava que funciona en el interior del restó y la decoración pseudonavideña que se extiende durante todo el año) y es también un ícono de la colina.
Chez ma cousine es una opción diferente dentro del listado de bares y cafés de Montmartre por que, además de cumplir con aquella función, desde 1928 es un cabaret en el cual los clientes pueden comer o tomar algo a la vez que asisten a diversos espectáculos que se programan y que cambian según el día de la semana (hay cantantes, humoristas, artistas de stand up). La cena cuesta entre 50 y 80 euros y es una buena opción para conocer cómo funciona la nuit en uno de los barrios más bohemios de la ciudad.
Le Consulat es quizás uno de los más reconocidos y el de peor estado edilicio de todos los de Montmartre. Creado en 1909 como casa de comidas, por su pequeño salón pasaron Picasso, Van Gogh, Toulouse Lautrec y Sisley. Hoy, ubicado en una de las esquinas más concurridas de Montmartre llama la atención no sólo por su estética sino por que, al pasar, muchos lo reconocen como la locación que utilizó Woody Allen en 1997 cuando filmó Todos dicen que te quiero.
Con una estética que se devanea entre casa de comida inglesa del siglo XIX y fonda italiana de los años 40, la Mére Catherine es el resturante más viejo de la zona. Fundado en 1793 ofició de casa parroquial para el cura de la Iglesia de Saint Pierre de Montmartre (creada en el siglo XII) y algunos años después, en 1814, se transformó en el lugar donde se incorporó la palabra Bistrot! (de origen ruso) a la lengua francesa. Al parecer todo sucedió cuando un grupo de soldados rusos escaparon de sus generales para tomar una cerveza y se presentaron frente a la Mére Catherine y le gritaron: Bistró! bistró! (rápido, rápido). Desde entonces la palabra se ha transformado en una de los tantos lugares de la ciudad para tomar o comer algo.
Estrella en el firmamento de cafés de París, el Deux Moulins saltó a la fama cuando Jen Pierre Jeunet filmó allí Le fabuleux destin d´Amelie Poulain (o Amelie, como se la conoció en su versión hispana). Ubicado en una de las esquinas más emblemáticas de la Butte, sobre la Rue Lepic. Su nombre obedece a los dos molinos mas famosos de la ciudad (el Moulin Rouge y el Moulin de la Galette) y a diario se encuentra atestado de turistas que llegan hasta allí para pasar un rato y hacerse fotografías junto a algunas de las fotos de Audrey Tautou que están en el interior y que testimonian el paso de la actriz por allí.
A decir verdad, el bar difiere bastante de cómo se lo ve en la película y resulta una desilusión bastante grande, sobre todo para aquellos que pensaron que se iban a encontrar con la locación tal cual como aparece en la pantalla grande, pero más allá de eso, no deja de ser interesante pasar un rato, conocerlo, hacer algunas fotografías y sumar una anécdota más en la bitácora de viajes.
Cuando escucho a Charles Aznavour cantar la Bohéme siempre me queda la duda de si lo hace acerca de la forma de vida de los artistas franceses o si es un homenaje a este café, uno de los mejores ubicados de Montmartre y con una de las vistas panorámicas mas completas hacia la idílica Place du Tertre. Con más de un siglo de historia en su haber, como tantos otros antes mencionados, éste también albergó a buena parte de la historia cultural de Francia. Las dos mujeres semidesnudas que se exhiben sobre la columna que atraviesa el salón principal ,y que se dejan ver desde el exterior a través de los ventanales, son ya una clásica postal del barrio.
Ubicado frente a La Bohéme, Chez Eugene es eminentemente un café, restaurante y Piano-bar. Considerado uno de los más distinguidos de Montmartre (además de uno de los que más uso hace del nacionalismo tricolor) en él se puede tomar, comer pero también escuchar buenas sesiones musicales en vivo ya que cuenta con un piano por el que pasan diferentes intérpretes de los más variados estilos, edades y propuestas artísticas. En su interior cuenta con una original decoración de muñecos antiguos, un órgano que aún suena y una estética que se devanea entre el impresionismo y escenas de la vida circense.
Creada en 1900 para albergar una librería (luego devenida en lechería) desde entonces La Cremaillere ocupa un sitio de privilegio en el listado de edificios históricos y bares de Montmartre. En su interior cuenta con un amplio salón comedor y en la entrada, durante todo el año, suele acoger a varios pintores callejeros que venden allí sus obras a los turistas de la plaza. Las paredes de las salas repletas de obras de arte del modernismo, Art-decó e incluso del último impresionismo lo hacen un sitio indiscutido para tomar fotografías e incluso para elegirlo si se quiere hacer un descanso en una visita a la colina.
Otras opciones interesantes para conocer son Le Tire Bouchon y Au clairon des chausseurs
Y el Cadet de Gascogne para tomar una copa de vino acompañada por peces asados y algunas de las especies más exóticas de mariscos y frutos de mar.
OTROS CAFÉS
Cuando se termina la recorrida por Montmartre la búsqueda de cafés en un perímetro reducido comienza a hacerse más difícil y es cuando más hay que contar con las direcciones exactas de cuáles visitar. Una buena opción es irse a la zona del Hotel de Ville (donde desde hace algunos años en invierno montan una gran pista de hielo para patinaje) y buscar el Café Sarah Bernhardt.
Quienes conozcan la historia de la famosa actriz sabrán de la peculiar relación que tuvo con la ciudad de París y como musa inspiradora del pintor checo Alfons Mucha, quien era no sólo su pintor personal sino quien le hacía los carteles de las obras que ella representaba en diferentes ciudades del mundo. Es por eso que no es raro que los franceses hayan bautizado a este bar con su nombre (y que lo hayan ubicado a pasos nomas de la Catedral de Notre Dame)
La zona que circunda a la Iglesia de Notre Dame es otra de las regiones más pobladas de bares, cafés y bistrots. Con una importante afluencia diaria de público (que llega desde temprano para avizorar la increíble fachada gótica de la catedral y las gárgolas que habitan en el campanario) la zona ofrece una amplia posibilidad de sitios, para todos los gustos y bolsillos. Si llegan allí y quieren hacer una pausa para descansar de la ajetreada subida en escalera caracol al campanario de Notre Dame, les recomiendo Aux Tours de Notre Dame, ubicado justo en la esquina de la entrada de la vieja iglesia. Si bien el café es sencillo y no tiene una historia demasiado significativa, desde allí tendrán unas vistas interesantes si quieren fotografiar las torres de la iglesia desde un punto de vista diferente.
CAFÉS DEL BVD. SAINT MICHEL Y SAINT GERMAIN DE PRÉS
Desde que en Rayuela Cortázar los inmortalizara como los dos barrios con mas bohemia y espíritu intelectual de París, nunca más dejaron de ser visitados por los amantes de esa bebida. Los bares de Saint Michel son un poco más descontracturados, modernos y eclécticos que los de Saint Germain que aparecen más sacralizados quizás por su antepasado intelectual o por haber sido mitines de algunas de las gestas más conmovedoras del siglo XX.
Los bares de Saint Michel, por su cercanía a la Universidad de la Sorbonne y por estar plagados de librerías y magazines son un lugar en el que se puede respirar un aire muy peculiar y que los hace los más adecuados a la hora de elegir ejemplos para definir la bohemia.
Le Rive Gauche es un Bar/Discoteca/Coctelería (así en ese orden aparece en el cartel) y es uno de los sitios elegidos por los jóvenes estudiantes e incluso por los turistas. Durante el día funciona como bar café y luego, en el after hour, se transforma en un bar-disco donde el público cambia y ofrece un espacio divertido hasta altas horas de la noche.
El café Oz es una opción de bar-café que bien podría ser definida como multiétnica. Destinada a jóvenes con presupuesto acortado, este bar ofrece cafés y bebidas a precios populares pero sin dejar de lado un ambiente particular, caracterizado por lo ecléctica de su decoración así como por la música que pasan (se puede escuchar reggae, música fusión e incluso algunos de los nombres más reconocidos del estilo llamado world music.
Al otro lado del Sena y en el barrio donde se encuentra la Iglesia de Saint Germain (una de las mas antiguas y peor conservadas de París) un cúmulo de bares, brasseries y bistrots ganan la geografía del lugar. Si bien muchos de ellos (sobre todos los más famosos como el del Flore o Les deux Magots) son famosos por haber albergado a famosos franceses en sus aposentos y por haber sido los elegidos por artistas de Jazz que los elegían para componer o para inspirarse en aquellos tiempos de bohemia. Así es como esa fue la zona elegida por Charly Parker, Sara Vaughan. Ella Fitzgerald o hasta el mismo Milles Davis.
Como podrán ver, la oferta de bares, cafés, bistrós, restaurantes y brasseries en París es inagotable. Muchos de ellos (sobre todo los más populares y ubicados en zonas exclusivas) suelen ser algo costosos, pero les aseguro que bien vale la pena hacer un esfuerzo y entrar a algunos de ellos para experimentar de qué se habla cuando se habla de bohemia.
Por las vicisitudes de la economía mundial (crisis en Europa, depreciación de la moneda extranjera y nuestro propio proceso inflacionario) les aseguro que en la actualidad los precios no son tan irrisorios como supieron serlo hace algunos años, cuando un café en cualquiera de estos lugares costaba lo mismo que un taxi desde la ciudad hasta el aeropuerto. (Hoy por 15 o 20 euros es posible tomar un café o una bebida en cualquiera de ellos, acompañado de cualquier patisserie a elección, nada que no esté al alcance de cualquier viajero medio que visita la ciudad).
DATOS ÚTILES
Guía de Parisinfo
Los 10 mejores cafés de París según The Guardian