Revista Infancia
Las Guías de Práctica Clínica (GPC) son un conjunto de “recomendaciones desarrolladas de forma sistemática para ayudar a profesionales médicos y pacientes a tomar decisiones sobre la atención sanitaria más apropiada, y a seleccionar las opciones diagnósticas o terapéuticas más adecuadas a la hora de abordar un problema de salud o una condición clínica específica”.
Las GPC tienen la potencialidad de reducir la variabilidad y mejorar la práctica clínica pero siempre hay que recibirlas, leerla, y "metabolizarlas" con sosiego. Por ejemplo, la gastroenteritis aguda infantil (GEA), una enfermedad infantil común que se presenta en todo el mundo, cuya complicación más peligrosa es la deshidratación, hay criterios de actuación muy dispares entre países de alto nivel económico y los que están en vías de desarrollo. Una buena guía sobre la GEA debería intentar reducir los procedimientos invasivos (análisis, sueros), el numero de ingresos en el hospital y reducir su estancia en él.
En un estudio reciente, se ha demostrado que en este trastorno intestinal tan frecuente, las múltiples guías internacionales tienen criterios de calidad y evidencia dispares muy importantes: no se sabe cómo evaluar de una forma fehaciente los signos y síntomas clínicos de la pérdida de líquidos y electrolitos, desconocer las dosis óptimas de las soluciones orales según la gravedad de la deshidratación y, finalmente, si hay que administrar medicamentos, cuáles y sus dosis dependiendo de la edad y gravedad del enfermo.
Creo, sinceramente, que a GPC hay que darles el valor que tienen en un momento determinado. Pueden cambiar en poco tiempo y, por desgracia, la mayoría están basadas en publicaciones en inglés.