Las niñas y los niños son personas con sentimientos, pensamientos y deseos, tal como los adultos. Llegaremos a reconocer esto si aprendemos a preguntarnos a nosotros mismos: “Sí yo fuera mi niño ¿cómo me sentiría en esta situación” ó “Sí yo estuviera en la situación de mi niña ¿qué desearía?”. De esta y otras formas podríamos comenzar a entender mejor a niños y niñas, y si esto es alcanzado, una comunicación de buena calidad se dará en forma espontánea como resultado de la relación humana sensible que exista entre personas adultas y niñas y niños. Lo que esperamos establecer es una relación comprensiva y amorosa en el cuidado de niñas y niños por parte de las personas adultas, para que ellos y ellas puedan desarrollarse como personas humanos y sensibles, quienes a su vez contribuirán al proceso de humanización de nuestra sociedad.
En esta familia estamos comprometidos a amarnos y apoyarnos mutuamente
Dos formas de comunicacion entre tu y tu hijo o hija. Hay dos formas de comunicación entre tú y tu niño o niña. La dos funcionan en paralelo:
- La comunicación emocional la experimentas en aquellos momentos en que estás cara a cara con tu bebé, intercambiando miradas, expresiones, gestos, caricias; cuando estás “hablando” en el lenguaje del bebé. En esos momentos se da una especial cercanía llena de emoción entre tú y tu bebé, una buena sintonía (sentir lo mismo) y una espontánea habilidad para “conversar”. Los dos se turnan en este diálogo emocional como si se estuvieran “llevando el paso”. El diálogo emocional es natural y fácil de establecer; pero siendo tan simple es muy importante porque es la condición sobre la que se desarrolla la confianza y el vínculo o lazo sano entre tú y tu bebé.
- Hay otra forma de comunicación que se desarrolla a partir de la primera cuando tu bebé tiene alrededor de nueve meses. En este momento tú comienzas a actuar como su guía en el mundo. Esta forma de comunicación surge cuando apoyas sus iniciativas de conocer el mundo circundante. Cuando tú compartes su vivencia y le describes y explicas con entusiasmo lo que está experimentando, hay un diálogo de comprensión. Cuando tú le guías en la realización de sus proyectos, y le ayudas a concebir un plan para llevarlos a cabo, se da un diálogo de regulación. En los dos casos tú actúas como mediador entre la niña o el niño y su mundo, satisfaciendo su natural curiosidad. Este tipo de comunicación es llamada mediacional. A través de esta experiencia de mediación, niñas y niños gradualmente adquieren las habilidades sociales necesarias para vivir en su comunidad
Muéstrale amor a tu niño o niña
Aún si tu bebé es muy pequeño, entiende los sentimientos. Tu bebé entiende el amor y también el rechazo; la felicidad y también la tristeza. Cuando tú lo acaricias, cuando lo abrazas, cuando lo cargas con cariño y le hablas con ternura, se siente amado, amada. Si siente tu alegría, sabe que estás a gusto con su compañía. Esto le da seguridad y confianza. Por eso es importante demostrarle a tu niño o niña que le amas.
Sigue y responde a las iniciativas de tu niña o niño
Niñas y niños aprenden explorando, buscando y descubriendo cosas nuevas. Por eso, no siempre hay que obligarles a hacer lo que uno quiere. Es muy importante para su desarrollo dejarles hacer también algunas cosas que se les ocurran. Muchas veces prohibimos cosas sin razón. Antes de decir “No”, pregúntate: «¿Qué tiene de malo lo que hace?”. Y si la respuesta es que no hay nada de malo, mira lo que hace la niña o el niño y entra en su juego. Trata de entender lo que quiere hacer y ayúdale a hacerlo. Cuando muestras interés o participas en lo que hace, él o ella se siente importante. Así le estás ayudando a desarrollar su iniciativa.
Establece una conversación personal, con y sin palabras, con tu niño o niña
Niños y niñas les encanta que les hablen, incluso mucho antes de que aprendan a hablar. Desde el momento del nacimiento, tú y él o ella se pueden comunicar a través de miradas, sonrisas, gestos y sonidos, además de las palabras. Háblale a tu hija o hijo de manera amorosa sobre todo lo que pasa a su alrededor. Verás que esto le anima a contestar por medio de gestos y sonidos; luego tú puedes responder a estas expresiones. Lo importante es turnarse, para que haya “conversación”. Así es cómo el niño o la niña aprende a formar palabras y a amar a las personas cercanas. ¡Háblale, que te entiende!
Elogia a tu niña o niño por sus logros e intentos
Muéstrale lo que hizo bien, y explícale por qué está bien hecho. Niños y niñas se sienten felices cuando las personas mayores les muestran aprecio y valoran lo que hacen. De esta manera el niño o la niña aprende que tiene valor como persona y capacidad para hacer las cosas. Esto le anima a seguir desarrollando sus habilidades. Por eso es importante elogiar a tu hijo o hija por sus logros e intentos de hacer las cosas.
Nombra y describe a tu niña o niño cómo es el mundo
Niñas y niños pequeños no entiende directamente el mundo que les rodea. Aprenden acerca de él por medio de la conversación y de las reacciones de las personas mayores. Por eso no basta mostrarle las cosas a tu hijo o hija. También hay que explicárselas, diciéndole qué son y cómo son. Nómbralas varias veces y háblale acerca de su forma, color y tamaño, por ejemplo. Al hacer esto, la experiencia de las cosas tendrá mayor significado para el niño o la niña, quien las recordará. Comparte con tu niño o niña lo que sabes del mundo con entusiasmo.
Amplía la comprensión de tu niño o niña sobre las cosas y experiencias del mundo
Una forma sencilla de ampliar la comprensión de tu niña o niño es hacerle preguntas tales como: ¿Has visto esto antes? ¿Cuántos hay? ¿De qué color son? y muchas otras. Compara esa experiencia con otras anteriores. Por ejemplo: “También vimos gallinas donde la abuela, ¿te acuerdas?”. Según la edad del niño o la niña, usted puede señalar parecidos y diferencias: “Pero las gallinas de la abuela son más grandes…”. Los cuentos, canciones y juegos que conocemos también enriquecen sus experiencias y alimentan su imaginación. Todo esto sirve para que la niña o el niño relacione lo que ocurre ahora con los sucesos del pasado o del futuro; lo que ve acá con algo parecido que vio en otra parte. Ampliar su comprensión es clave para el desarrollo de su inteligencia.
Pon límites en forma positiva a tu niña o niño; ofrécele opciones
Para que una niña o un niño aprenda a controlar su conducta, es necesario guiarle en forma positiva.
Cuando le corrijas, explícale por qué no debe hacer tal cosa. De esta manera él entenderá y aceptará más fácilmente. En vez de decirle siempre: “¡No haga eso!”, sugiérele otra actividad parecida que le guste y que no sea dañina. Es bueno tener normas claras y sencillas para la conducta correcta de todos los miembros de la familia. Estas normas deben aplicarse con firmeza y amabilidad. De esa manera el niño o la niña saben lo que está permitido y lo que no lo está. Eso le da seguridad y, al mismo tiempo, le facilita aprender a controlar sus propias conductas.
Apoya a tu niño o niña para planear acciones paso a paso
Niños y niñas necesitan ayuda para planear sus acciones. Explícale la forma correcta de hacer las cosas, hablándole sobre cada paso a seguir. Ayúdale a poner cuidado a lo que está haciendo y a recordar lo que trata de lograr. Le puedes ayudar haciéndole preguntas, por ejemplo: ¿Qué quieres hacer? ¿Cómo lo puedes hacer? ¿Habrá otra forma de hacerlo?. Es importante tener paciencia y no apurar al niño o a la niña. Enséñale a hacer las cosas paso a paso. De esta manera aprenderá a organizar sus ideas y acciones.
Fuente: International Child Development Programmes
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