Revista Cultura y Ocio
A estos libros les debo parte de mi afición lectoraGuillermo Brown. El incomprendido, el proscrito, el rebelde... ¿Podría añadir algo más al estupendo artículo que en su día hizo Javier Marías sobre este personaje cuyas peripecias pude disfrutar durante mi infancia y juventud? "Guillermo Brown, ¿quién de mi generación no leyó de pequeño las aventuras de este chaval? Guillermo era un especialista nato en meterse en todo tipo de líos, un "chafacharcos", vaya. Él y sus amigos, Enrique, Douglas y Pelirrojo, "conocidos bajo el nombre de los Proscritos", como dice la propia escritora en uno de sus relatos. Recuerdo que, poseído por un entusiasmo incontrolado, leía sus libros, los de la Crompton que yo creía del Crompton, en lugares inverosímiles. En una ocasión, llegué a hacerlo en un teatro, mientras los actores se movían por el escenario, representando alguna ficción a la que relegué al olvido sin pudor ni vergüenza. Lo mío era Guillermo y su pandilla. Eso y su enemistad con Humberto Lane, su eterno rival, y sus amigos. (...) Guillermo y sus amigos vivían en un pueblo de la campiña inglesa, en un ambiente burgués rural, de "buenas familias", de amas de casa metidas a benefactoras de la Humanidad, de reverendos anglicanos y de meriendas vespertinas, ajenos al mundo adulto que les rodeaba pero, inevitablemente, inmersos en él. De ahí sus trastadas, auténticos ataques, a veces furibundos, contra ese universo. El mismo nombre, Los Proscritos, que ostentaba la banda de Guillermo Brown, constituye toda una declaración de principios, de intenciones. Proscrito es sinónimo de desterrado, desterrados en un mundo de mayores, de costumbres rígidas y convencionales, a las que ellos, ley de vida, tratarán de oponerse a su manera. Unas veces de modo voluntario y consciente, otras de modo involuntario e inconsciente. Las diferencias generacionales son, pues, sus enemigos eternos y la principal fuente de desencuentros, equívocos y momentos jocosos de la mayoría de los relatos. Sin olvidar tampoco los enfrentamientos con los niños pijos, encarnados por Humbertito Lane y compañía. Pero hay muchos mas detalles, muchos más matices, en estas historias. Por ejemplo, ¿quién de sus lectores de entonces no hizo nunca la prueba de preparar aquel brebaje exquisito llamado agua de regaliz? Y ya en pleno interrogatorio, ¿quién no deseó alguna vez ser el dueño de un perro como Jumble? El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra. (...) Según Fernando Savater, escritor y filósofo, quizá el éxito de las aventuras del proscrito en la España de la posguerra, fuera debido a que la represión franquista llevase a la juventud de aquellos momentos a identificarse con la postura díscola, rebelde y anarquista del niño inglés."Pues eso: poco más que añadir. Somos muchos los que le debemos parte de nuestra afición lectora actual._____________http://www.javiermarias.es/2007/03/richmal-crompton-una-escritora-no-un.html