-Ustedes qué hacen aquí-
Con esas palabras hacia los representantes de los trabajadores se presentó ayer en la reunión convocada a las seis y media de la tarde el vicepresidente de Tussam, Guillermo Gutiérrez. El intento de última hora por evitar la huelga de la empresa municipal de transportes urbanos estaba condenado al fracaso desde mucho antes de iniciarse, sencillamente porque el más interesado en que la huelga se produjera era el principal encargado de evitarla: el propio vicepresidente de la empresa, al que lo único que le ha faltado ha sido coger la pancarta, recordando sus buenos tiempos de sindicalista, y encabezar la huelga como uno más.
-Yo estoy aquí porque me lo ha dicho mi partido, pero no tengo nada que decir- continuó.
Y ahí terminó la reunión. Estaba claro que no había ido a solucionar nada, todo lo contrario, ya de camino era una ocasión estupenda para echar un poco más de gasolina al incendio. Sólo le faltó pedirles por favor a los sindicatos que hicieran la huelga sí o sí. Aunque con el tiempo todo se andará, porque Gutiérrez con tal de justificarse es de los que es capaz de incendiar la empresa.
Resulta más que sospechoso dicho comportamiento con una huelga por delante a escasas horas y en un día tan señalado para Sevilla como un domingo de Ramos. Como dije ayer, tienen mucho que agradecerle los sevillanos a este gestor de pacotilla.
Entre los trabajadores existe la más que fundada sospecha de que, aprovechando que el AVE pasa por Ciudad Real, aquí se están liquidando viejas facturas de la lucha interna en el Psoe sevillano. Si no, no se entiende un comportamiento tan provocador e irresponsable.
En el previsible relevo en el Ayuntamiento se están liquidando algunas facturas pendientes y una huelga de autobuses en un día tan señalado es un extraordinario as a la hora de jugar la partida. Veremos a ver qué se inventan para vender el pastel a los ciudadanos. Los medios ya están con las rotativas listas, inventando titulares.