CASA DE ESTUARDO
Nacimiento: El 14 de noviembre de 1650 en La Haya (provincias Unidas de los Países Bajos)
Fallecimiento: El 8 de marzo de 1702 en el palacio de Kensington (Londres)
Padres: Guillermo II de Orange-Nassau y su esposa María Enriqueta Estuardo.
Reinado: Desde el 13 de febrero de 1689 al 8 de marzo de 1702.
Nació en La Haya, el 14 de noviembre de 1650, siendo el único hijo de Guillermo II príncipe de Orange-Nassau, y de María Enriqueta Estuardo. Su padre murió ocho días antes de nacer él, víctima de la viruela; por lo que, Guillermo sucedió a su padre, como príncipe soberano de Orange desde el momento de nacer. El 23 de diciembre de 1660, fallecía su madre —también a causa de la viruela—, mientras visitaba a su hermano, el rey Carlos II de Inglaterra. En el testamento de María Enriqueta, designaba a Carlos II como tutor legal de su hijo Guillermo, aunque Carlosdelegó esta responsabilidad en Amalia de Solms-Braunfels, abuela paterna de Guillermo, con la condición de buscar su consejo en los asuntos de gobierno siempre que fuera necesario.
Al acceder al poder, Guillermo, hubo de afrontar una guerra contra las dos potencias vecinas, Inglaterra y Francia, consiguiendo que, el ejército francés que había invadido Holanda tuviera que retirarse, y, posteriormente, la paz con Inglaterra. Mediante su matrimonio, en 1677, con la hija del heredero de los Estuardo, el futuro rey Jacobo II de Inglaterra, consiguió invertir las alianzas, formando una coalición europea que se oponía a la hegemonía de la Francia de Luis XIV, que obligaba, por la Paz de Nimega de 1678, a garantizar la independencia de los Países Bajos. Pero Guillermo habría de traicionar a su suegro, el católico Jacobo II, cuando éste se vio enfrentado en su país a la oposición de la Iglesia anglicana y de los protestantes que dominaban el Parlamento; los cuales llamaron en su ayuda a Guillermo, quien desembarcó con su ejército en Turbay, poniéndose al frente de la Gloriosa Revolución de 1688.
Aquella revolución, de inspiración protestante, destronó a Jacobo II, temerosos de ver consolidarse en el Trono de Inglaterra a una dinastía católica tendente a imitar el absolutismo francés. Los rebeldes coronaron en su lugar a Guillermo III, que alegaba derechos al trono, por ser nieto (por parte de madre) de Carlos I de Inglaterra y por estar casado con María Estuardo. No obstante, para consolidarse en el Trono inglés (que llevaba unidos los de Escocia e Irlanda), hubo de obtener la victoria sobre los jacobitas (católicos partidarios de Jacobo II) —muy fuertes en Irlanda—, derrotándolos, en 1690, en la batalla de Boyne. Los católicos capitularon en Limerick en 1692.
A la instauración del nuevo rey, siguió la aprobación de la Declaración de Derechos de 1689, que consagraba la hegemonía del Parlamento y las libertades ciudadanas en la constitución política inglesa. Guillermo se desentendería de la política interior, dejándola en manos del gobierno parlamentario, mientras fueron los asuntos internacionales los que absorbieron su atención, más desde que el apoyo de Luis XIV a Jacobo II les arrastró a una nueva guerra con Francia, desde 1689 hasta 1697.
La unión dinástica entre Inglaterra y Holanda proporcionó a Guillermo III una hegemonía marítima, que estaría llamada a perdurar durante un largo espacio de tiempo, como un componente esencial del poderío británico en el mundo; con dicha arma, encabezó la gran alianza formada contra las ambiciones hegemónicas de Luis XIV. Por la Paz de Ryswick, en 1697, Luis XIV reconoció a Guillermo como rey de Inglaterra. Sin embargo, al morir sin descendientes Carlos II de España y la aceptación por parte de Luis XIV de la herencia española para la Casa de Borbón, desencadenó un nuevo conflicto: Guillermo III de Inglaterra se enfrentaba, de nuevo, a las ambiciones francesas. Esta vez formando una coalición con los Habsburgocontra la candidatura de Felipe V; aunque nada pudo hacer, puesto que murió cuando realizaba los preparativos militares para la Guerra de Sucesión Española.
Poco antes de morir, en 1701, Guillermo aprobó la Ley de Asentamiento, que excluía del Trono inglés a los católicos, por la cual, si bien le sucedió Ana I de Inglaterra (hija de Jacobo II), al morir ésta la Corona recaería sobre la Casa de Hannover.
Durante una cacería, actividad a la que era muy aficionado, sufrió una aparatosa caída que le provocó una fractura de clavícula, que, sumada a una fulminante neumonía, provocaron el final de Guillermo. Murió en el palacio de Kensington, el 8 de marzo de 1702, siendo sepultado en la abadía de Westminster al lado de su esposa.
Ramón Martín