Por primera vez como madre me he ido de viaje – cruzando océano – sin mis hijos.
En hora temprana estuve observando gente y escuchando conversaciones intercambiando alguna mirada en silencio y de repente tuve la sensación de estar alejándome de mi identidad. Normalmente las personas a mi alrededor me ven con mis hijos y relacionan mi vida y mi rutina con ellos y siempre me siento muy cómoda y, de alguna manera, protegida en mi papel como madre y punto… pero en ese instante – sola solo yo – ¿quién era en los ojos de los demás? ¿Quién quería y podría ser?
La falta de mis pequeñas sombras de luz me dejó un vacío temporal dentro de mi pero a la vez me llenó de mi misma. Me hizo sentir ligera, libre… como de escapada de mi existencia, incógnita en mi propia vida.