Los diálogos son una de esas labores del guionista donde se ocupa más tiempo. En parte, porque para muchos directores y productores, “guión” aún equivale a diálogo exclusivamente; en parte, porque los buenos diálogos son una tarea muy complicada. Tanto, que los errores comunes también los hallamos en las ficciones que consumimos.
V es una serie con elementos interesantes. La mayoría, yo diría que en la historia general. En su capacidad de crear situaciones retorcidas, malsanas. O en una reflexión, eso sí, no aprovechada, acerca del tema del terrorismo. Pero en los guiones concretos hay mucha irregularidad.
Veamos un ejemplo. Capítulo 8 de la Segunda Temporada.
Mientras vemos cómo someten a una extraña tortura a una humana parte del programa “Vivir a bordo” de la nave de los “visitantes”, Anna, la Reina de los mismos, tiene una conversación con su experto en temas tecnológicos y científicos.
"Una única variedad de ADN, Joshua, extraída de cada uno de los cuidadosamente elegidos para el programa “Vivir a bordo”. El mejor material genético que ofrece la humanidad. Pronto será nuestro."
Tras dejar la sala con la muestra de ADN, acuden a otra estancia. Ahora habla Joshua:
"El último grupo de Vivir a bordo llega mañana. Después cogeremos el ADN restante de los humanos."
Ajá. No, esperen. Hemos dicho “conversación”. Pero no. No lo es. Y no lo es porque en televisión, todavía más que en cine, se tiende a la sobre explicación.
V es experta en lo obvio. No es que sean malas historias; es que son malos diálogos.
En este caso, sus guionistas se creen en la necesidad de hacer un resumen que sitúe al espectador en el contexto del capítulo. Toda esta información ya se contó en el episodio anterior. Y, en parte, ya nos han mostrado pistas en el “Previosly, on V”. Pues no les parece suficiente. Como otro caso flagrante. En tres capítulos seguidos se recurre a variaciones de la misma línea, una y otra vez, en el personaje del sacerdote: aquello de que su postura anti visitante le ha costado su alzacuellos pero no su fe.
En el caso que analizábamos, no confían en lo que estamos viendo: necesitan explicarlo. Reiterarlo.
Más ilógico resulta cuando las imágenes ya tienen una fuerza considerable: una mujer a la que extraen algo entre gritos; una máquina que recoge y “funde” las distintas muestras de ADN.
Es decir, drama y ciencia ficción. Sin embargo, los guionistas realizan la peor trampa. Estos dos personajes no dialogan de veras. Son altavoces de información. Ambos conocen estos datos así que ¿para qué los vocean? ¿Para qué conversar sobre algo que los dos conocen y (para más inri) ya hablaron en un capítulo anterior? Claro, lo hacen de cara al espectador.
Pero eso es tramposo. Y falso. No es un diálogo verosímil; no es real; y no procede del interior del personaje, de su coherencia como elemento dramático.
Es un ejemplo de lo que no debe hacerse.
Otro caso, opuesto. Capítulo 9 de esta misma temporada.
Los principales miembros de la Quinta Columna (otro día hablamos de cuán verosímil es que la resistencia se limite a este escaso número durante toda la Primera Temporada) hablan de un futuro plan de los visitantes.
Primero, se expone el “qué”: el problema. Ese proyecto de pistas de aterrizaje “secretas”. ¿Cómo van a impedirlo?
No sabemos si viene del guión o del realizador, o de la labor conjunta pero es un ejemplo efectivo de una escena con nada menos que cinco personajes. Y hay la suficiente dedicación en cada uno para que cada actor tenga su momento, su línea, su posible reacción. Hay un buen montaje, y detalles cómo que Erica incluso interrumpa.
Es más, se transmite credibilidad en algo complicado: que un personaje idee una solución en tiempo real.
Erica “encuentra” la posible solución ahí mismo, mientras habla con los demás. Esto facilita la conversación:
HOBBES: Si esas naves aterrizan…
ERICA: No lo harán
Esto genera una pregunta “lógica”. Esto ya crea un diálogo real: un intercambio verdadero.
HOBBES: ¿Y qué vamos a hacer? ¿Volar las 500 sedes? Imposible
ERICA: No tenemos que destruirlas. Sólo tenemos que impedir que se construyan.
De nuevo, se crea otra pregunta lógica en el grupo, lo que facilita la intervención de otro personaje
CHAD: ¿Cómo? La construcción ya está en marcha por todo el mundo.
Y así Erica puede explicarles y explicarnos su idea. Se transmite información al espectador, y se crea, de paso, una expectativa. Y todo, de forma natural; de modo que proceda de la lógica de la situación y de cada personaje (Hobbes es un mercenario descreído).