Es una paradójica casualidad que sin ser familiares el empresario Francisco Correa y el presidente de Ecuador, Rafael Correa, estén unidos a Baltasar Garzón.
Francisco está procesado por el ahora exjuez, al que Rafael le destinó 50.000 euros para que sea su asesor legal, mientras monta un nuevo chavismo en su país.
Francisco Correa era el presunto jefe de una trama corrupta dentro del PP que pudo haber obtenido unos 100 millones de euros desfalcando fondos públicos y privados.
Que son, pese al casi silencio informativo en medios españoles, la décima parte de los 1.000 millones del saqueo de los ERE montado en la Junta de Andalucía por dirigentes del PSOE.
Las irregularidades de Francisco Correa fueron descubiertas por el diario El País y hechas suyas, o viceversa, por Garzón, que le dio el nombre clave de Gürtel, cinturón en alemán.
Las grabaciones ilegales de las conversaciones en prisión entre los implicados en Gürtel y sus abogados, ordenadas por Garzón, motivaron la inhabilitación del juez por el Tribunal Supremo.
Este jueves la Corte Nacional de Justicia ecuatoriana sentenciaba a tres años de cárcel y 30,6 millones de euros de multa a tres periodistas del diario El Universo demandados por el presidente Correa.
Paralelamente los Colegios de Abogados del país pedían el procesamiento de Garzón por "malversación de fondos" en un asesoramiento para el que estuvo solamente dos fines de semana en Quito, valorado en esos 50.000 euros.
Rafael Correa, apoyado en jueces ecuatorianos corruptos, ha redoblado la persecución de otros informativos críticos, aparte de El Universo.
Un periódico que sugirió que el levantamiento de policías en un cuartel en 2010 no fue un golpe de Estado, como afirma el presidente, y que además él mismo podría haberlo incitado, nada extraño en el neochavismo.
--------
SALAS