Me arrimo como un aprendiz de carpintero
para picotear los gusanos de tu corteza de roble.Ahora tengo edad de hacer enemigos.
Fuiste el que talló la madera cortada por Whitman;
ha llegado el tiempo de que lo lijado brote.
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Los bolsillos llenos de coquitos de eucalipto
y ese olor a kerosén que se iba muriendo con la tarde.Y las mejillas paspadas, y los mocos resecos en la manga
de un pulóver definitivamente destejido.
Creciste demasiado (por el frío).
Y parece que aún caminaras hacia la fila de aquel surtidor
con una damajuana en cada mano.
Bajo la misma llovizna, el mismo viento, y esa misma sensación
de tener que llevar calor a casa.
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Mi mamá me ama
-me hicieron escribir en el cuaderno.No sabía cómo explicarle a la maestra
que la realidad era un poco más compleja.Gustavo Caso Rosendi (Esquel, 1962), Todos podemos ser Raymond Carver. Pixel Editora. Buenos Aires. 2017.