H. J. Ford
La impotencia ante el tiempo es lo que más me aterra, todo el esfuerzo físico y mental que ponemos en un objetivo parece ser olvidado en el pasado, sólo dejando huellas en nuestro cuerpo, como la absurda buscada del ser amado. Amor es una palabra que no puedo entender, o eso que llaman amor. Muchos solo se buscan a sí mismos en otros, como el espejo perfecto, buscan ese otro que les haga sentir completos pero ese otro no existe, si se viesen en la calle se enamorarían de sí mismos. Yo lo haría, me enamoraría de mí y de mi soledad y de mi completa ineptitud para ser un ser funcional. Por eso mismo no creo más que en la necesidad de un cuerpo, reafirmándose en otro para sentirse real, por supuesto todo esto es muy sexual. Me gustaría ser completamente asexual, ser un bello fenómeno natural, sin glándulas o todas esas partes que nos definen. Pero todo es más complejo, somos asignados con órganos que tienen una capacidad extraordinaria para arruinarnos, para succionar nuestra energía y conducirnos con un instinto animal. No, no creo en el amor, y el sexo me causa repulsión, es posible que todo esto sea resultado de experiencias que no logro recordar, pero sé que las viví, sé que pasó. El único amor que siento, es por el ocio, la completa falta de responsabilidades que me permite concentrarme solo en cultivar el intelecto. Mi única fuente de placer son mis libros, los poseo y comparto de alguna forma el conocimiento que en ellos hay. Es un amor puro que no demanda nada.
Desear tan poco y conocer tanto como sea posible ha sido la máxima principal que ha guiado mi existencia.
Schopenhauer