Hoy mi blog tiene una triste y amarga nueva nota en su currículum: Santi Benitez murió en un accidente mientras buceaba a finales de septiembre. Aún estoy digiriendo la noticia. Es muy triste. No nos hemos enterado hasta ahora porque le costaba conectarse en este estado, hay que ver lo lento que puede ser Internet para este tipo de cosas….
No nos conocíamos en persona y aunque a veces discutíamos fieramente siempre nos reíamos de lo que decíamos. Era una persona con la que gustaba hablar, porque siempre te decía algo nuevo y era franco contigo, te criticaba cuando debía y elogiaba a iguales partes. Siempre fue un ejemplo a seguir para mí a pesar de que nuestras ideas en algunas cosas (en otras no) eran distintas. Pero nos respetábamos a nuestra manera incluso cuando nos insultábamos cariñosamente. Ambos estábamos convencidos de que había que cambiar el mundo y cada uno explicaba de que manera creía que era posible.
Era gratificante leerlo, porque era coherente, era inteligente y tenía un buen par de cojones. Sí, lo habéis escuchado bien, tenía lo que hay que tener para hablar y decir lo que se le antojase, donde se le antojase y como se le antojase. En ese aspecto si que creo que nos parecíamos mucho. Formado, culto, con valor, ácido y con mala leche, solidario, comprometido…. todo lo que un padre querría para sus hijos además de que le salieran con salud y las extremidades en su sitio. Un modelo a seguir, no como los que salen por la tele.
No me apetecía escribir este post pero tocaba hacerlo así que no esperen orden y concierto, porque para escribir algo con tal orden hay que tenerlo en la cabeza y yo todavía no me hago a la idea de que El arte de la guerra no vuelva a actualizarse y que siga Cerrado por vacaciones para siempre. No puede ser mierda, no…