Revista Diario

Ha nacido

Por Belen
Domingo, 8 de agosto de 2010:
Me he levantado de la siesta, raro es que me la eche, pero estaba muy cansada. Son las 5, el peque ha sido quien me ha despertado. Papá sigue a mi lado durmiendo. Preparo la merienda del niño, y voy al baño a arreglarme. Nos iremos en cuanto meriende a ver a mi hermana. Aunque sigue con molestias y dolores varios, parece que aún aguanta. Tengo ganas de verla, pero más ganas tengo de que se vaya al hospital a parir.
5:50 horas. Mi padre llama, "no vengáis, tu hermana está con muchos dolores, cada poco tiempo y puede que nos vayamos en breve al hospital".
Hablo con ella, parece que los dolores son nuevos y muy fuertes. Son cada diez minutos. Su ginecóloga, en la última visita del viernes pasado le dijo que no esperara, la niña está muy abajo. Esta sale de dos pujos ya verás. Pero estoy tranquila, ella sabe lo que debe hacer y lo que debe esperar, está preparada, es una campeona.
6:15 horas. Parece que ha pasado una hora desde que hablé con ella, joer, estoy nerviosa y todo. No quiero ir a su casa, en estos casos demasiada gente no es aconsejable. Están mis padres con ella, y su marido, por supuesto, demasiados para mi gusto. No voy a llamar, no voy a ir.... tengo que esperar. Solo de pensar que esta misma noche o mañana puedo tener en brazos a mi sobrina hace que se me humedezcan los ojos. Después de mi hijo, es el bebé más deseado, la quiero desde antes de que nazca ¡qué cosas!.
6:50 horas. No aguanto más, llamo a mi padre para ver dónde están. ¡¡Ya están en el hospital!!. Todavía está dentro y no saben nada, ha entrado sola, sin mi cuñado. Aún no saben nada. Pero no creo que vuelva a casa, estoy segura que será hoy. Tengo un run run en el estómago.
7:15 horas. Me llama mi padre, se queda ingresada. Acaban de subirla al paritorio, mi cuñado ya se ha ido con ella. Está con 3 centímetros de dilatación. No sabemos nada más. Me dice que iba con una sonrisa en la cara, contenta y feliz. Igual que yo el día que nació mi pequeño. Qué momento de felicidad, lo recordará toda su vida. Les digo a los chicos que se vistan, nos vamos para allá.
7:40 horas. Llegamos al hospital, mis padres están en la sala de espera. No saben nada. ¡Qué nervios!. Mi peque se pone nervioso, pobre, quiere ver a la Tata y a la prima. Se aburre y no entiende por qué razón no puede ver a su Tata, pero logramos contenerle.
8:40 horas. Nos llama al móvil. Está de 6 centímetros.... ¡¡ya!!, la han puesto hace rato la epidural, lo han hecho fenomenal, y no siente dolores, está tranquila y muy contenta. Cuando entró al paritorio la dejaron pasear y estar de pie hasta que la prepararon. Nada de oxitocina, nada de monitor interno, nada de nada. Con 6 centímetros la cabecita comienza a coronar, la bolsa aún no se ha roto, la matrona muy prudente no la quiere apenas tocar, ella solita lo está haciendo genial. A las 9 convenzo a mi pequeño de ir a cenar, nos tomamos unas pizzas y se queda tan tranquilito y contento. Ahora está más relajado, pero sigue pidiendo ver a la Tata.
10:00 horas. Nace mi sobrina, mi pequeña, la princesa de la casa. No la han hecho episiotomía. Solo tiene un pequeño desgarro que están valorando si coser o no. Finalmente la cosen. Unos pocos puntos, nada importante.
10:15 horas. Nos envía la primera foto de mi niña, tumbada tranquila en el pecho de mi hermana, todavía con la grasa del interior de su madre, un gorrito para que no pierda calor. Mi hermana la pone al pecho enseguida y ella se agarra. Es lista y fuerte. Ha venido a este mundo chillando y gritando. Es una Leo, una luchadora, un signo de fuego. Su vitalidad nos la ha dejado ver desde muy temprano, con escasas semanas.
2:00 horas. Mis padres por fin pueden verla. Están en la habitación. Primera noche de los papás y la nena juntos, ya era hora. Enhorabuena papás.
Lunes, 9 de agosto de 2010:
9:00 horas. Me llama mi hermana desde su móvil. El peque y yo ya estamos despiertos, aunque acurrucados juntos en mi cama. Está feliz, su niña al lado, mamando. Han pasado una noche tranquila, la nena solo quiere la teta y el calor de su madre. Mi hermana está bien, feliz, cansada y muy muy contenta.
10:45 horas. El peque y yo llegamos al hospital. La nena duerme, es preciosa, maravillosa. Tiene un morrito para comértelo a besos. Su cabecita redondita, nada deformada, el cuerpecito bien constituido, no está flaca pero no es un bebé rechoncho. Insisto, es perfecta, no puedo describirla de otro modo. Es espabilada, no se quiere perder un detalle. La veo como se agarra a la teta, lo hace segura y sin dudas. Qué bien la va a venir ese bendito calostro. Mi hermana solo sonríe, no cabe en sí de felicidad. Mi cuñado aún está nervioso. Han pasado mucho estos meses. Pero su recompensa ha llegado, el mejor regalo del mundo, su hija.
Mi hijo sonríe, se acerca, la besa, la acaricia, la llama, es feliz. No hay celos, pelusa, conflicto. ¡¡Es su prima!!.
Ha sido una visita corta, algo importante en estos primeros días, por muy hermana mía que sea. La pobre no ha dormido en toda la noche, se la ha pasado contemplando a su hija, lo normal.
Esta tarde iremos todos para que el papá del peque también conozca a la nena. Y de nuevo será una brevísima visita. Y de nuevo la abrazaré, la besaré y la contemplaré feliz porque ya está aquí.
Bienvenida al mundo mi pequeña.

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