Se suicida en Córdoba un activista de Stop Desahucios por la deuda de la casa que se había quedado el banco
“Se ha arrojado desde un cuarto piso. Meses antes había entregado su casa al banco en dación en pago, pero posteriormente le dijeron que debía pagar 22.000 euros de deuda”
Habéis vuelto a asesinar. Ahora a Fran. Vosotros, los de los bancos, los del bipartidismo y sus apoyos nacionalistas, los de la monarquía nacional-católica, los de las comisiones, los de los sobres y la corrupción, los que empujáis a ancianas en la Puerta del Sol, los que financiáis golpes en los países que quieren inventarse una democracia que merezca ese nombre y los que nos ponéis a dos terceras partes de la humanidad en la caja B de vuestras vidas. Sois, como dice el padre de Fran, los que hacéis que los trabajadores empobrecidos tengan que vender hasta los viejos pendientes de sus hijas para enfrentar las deudas.
Tenéis tasa. Claro que tenéis tasa. Nuestra obediencia. Si nuestra rabia no vence a nuestra desmemoria volveréis a ganarnos. Pero no sabéis cuánta rabia estamos acumulando. Una rabia que se ha hecho llaga. Una herida que nos hemos hecho en el muslo de tanto arañarnos. Y entonces, cada vez que metemos la mano en el bolsillo, notamos la herida y nos encendemos. Escuchad a Fran. Escuchadle llorar. Escuchad su desesperación. Nosotros lo hacemos. No nos cabe la rabia. Aún no sabemos qué vamos a hacer con tanta indignación. Pero está ahí. Y se nos va a volver a ocurrir qué hacer con ella. Y no vais a tener dónde esconderos. Será cuando no os veamos con traje y corbata ni con el Jauar de vuestro marido en el garaje. Será cuando os sorprendamos con el cuchillo en la mano, empujándo al último suicida por la ventana, llevándole a empujones a la azotea, arrancándole lo poco que tiene con tus jueces, con tus mercenarios, con tus periodistas sicarios y también con los nuestros que no tienen conciencia ni memoria.
Recuérdalo gobierno cuando me mientas. Recuérdalo policía cuando me golpees. Recuérdalo político cada vez que no estés a la altura de tu pueblo, ese que se está matando y que se está muriendo.