Revista Diario

Habemus cama, o sobre el paso del tiempo

Por Sandra @sandraferrerv
Habemus cama, o sobre el paso del tiempoPasan los días como en un suspiro; las semanas corren como el viento; las hojas del calendario se arrancan cada vez más rápido. El tiempo pasa demasiado rápido. Vemos a nuestros hijos cada día y no somos verdaderamente conscientes de cómo van cambiando a cada segundo que pasa y no tenemos tiempo de asimilarlo. Sólo en cumpleaños y fechas señaladas paramos un momento a respirar hondo y decir ¡madre mía, cómo pasa el tiempo!Hoy ha llegado, por fin, la cama de niño más grande de mi bebé gigante. Aún dormía en su camita de niño grande, que un día había sido su cunita de bebé. Fue ayer mismo que un bultito de poco más de 3 kilos se perdía entre las enormes y blanditas paredes de su bonito moisés. Un día se hizo demasiado grande para aquel espacio reducido y se trasladó a su cuna que poco tiempo después convertimos en cama. Y hoy esta cama ya no está. Ahora duerme ancho en su enorme cama de casi dos metros con su nórdico de pirata más ufano que nadie. Así que hoy es uno de esos días en los que me he parado a pensar en cómo es posible que ya hayan pasado más de 4 años. Cómo puede ser que aquel bebé escuálido con más pelo que cuerpo que parecía que nunca nos iba a dejar dormir, que nunca iba a caminar, que nunca iba a hablar, se haya convertido en todo un hombrecito. Otro tópico de esos que me gustan: la vida es un suspiro y la infancia de nuestros hijos aún es más breve. Exprimidla al máximo porque se pasa. 

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