Ha llegado el día. Ayer por la noche, cuando estaba de regreso a casa, recibo una llamada de Papá Fúturo después de avisarle que estaba ya en el bus para decirme que le acaba de ver que le ha salido el primer diente a Bebé Fúturo.
¡Por fin! Porque el tiempo previo me estaba pareciendo eterno… Y no por las ganas que yo tuviera de que mi churumbel tuviera un diente, si no de la pesadilla que nos suponía cada día.
Quizás alguna me entienda, quizás otra no sepa de qué les hablo, ¿pero sabéis lo que es un niño desesperado por llevarse de todo a la boca e irascible por nada, que no duerme bien desde hace SEMANAS, o que sólo quiere madre para todo?
Yo ya no sabía si era esa la personalidad cambiada de mi bebé (antes era muy distinto) o si eran los dientes. Y como nunca le salían, ya daba por hecho que me había cambiado el bebé. Aunque me hacía sospechar bastante que el culito estaba más rojo que de costumbre (sólo por la zona interior, lo cual me hacía dudar).
En previsión, comré un cepillo de dientes apto para bebés. Concretamente éste. Para mi sorpresa (después de leer en varios blogs que los peques no soportan muy bien que se le metan cosas en la boca para limpiar) a Bebé Fúturo, ¡le encanta! Se pasa más de diez minutos dando vueltas en las encías al cepillo en la zona de las cerdas. Así que ahora que habemus uno que limpiar, pues a conciencia por las noches le haremos que se cepille los dientes.
No nos ha dejado verlo todavía, pero cuando nos muerde el dedo (que lo hace con muchas ganas) se nota un arañazo agudo en los dientes de abajo. Así que deducimos que los mal dormir de últimamente, los lloriqueos incesantes, los gritos chillados y todo eso, venían de ahí.
Además, me cuenta Papá Fúturo que ahora no relame el pan para ablandarlo y comerlo, ahora le arranca cachos para masticarlo, como si fuera una persona mayor.
A ver si mañana consigo hacerle unas fotos para el recuerdo…