Si hay algo que puede defeinir a la nueva película de Nanni Moretti es su extremado acercamiento al lado más humano de las cosas. Independientemente de su crítica a la sociedad actúal, lo que más destaca y hace que sea una película entrañable, es su increíble respeto por algo tan atacado en el cine como es la Iglesia. Y, es que para criticar no hace falta ser irrespetuoso y Nanni Moretti es un director con buen gusto e inteligencia. El film nos cuenta la crisis de ansiedad que sufre el Cardenal Melville cuando es elegido como Papa de la Iglesia Católica. Para solucionar el problema, antes de que el mundo entero empiece a inquietarse demasiado, los cardenales deciden contratar al "mejor psicoanalista" de Roma. Pero la crisis es más grave de lo que parece y el Papa acaba fugándose de las murallas del Vaticano y pululando por Roma a su antojo.
Lo primero que he de destacar es el enorme trabajo del protagonista, Michel Piccoli. Su interpretación de un hombre, no de un Papa, agobiado por la enorme responsabilidad que se le encomienda es magistral y consigue hacerse con nuestra simpatía y comprensión, gracias a su sencillo retrato de un anciano que en su juventud quiso ser actor (referencia clara a Juan Pablo II). Por otro lado, el elenco de cardenales, muchos de ellos actores no profesionales, conforman un actor por si sólo, un bloque que es reflejo de la sociedad actual y, claro está, de la Iglesia. A parte, Nanni Moretti interpreta bastante cómicamente a un psicoanalista con algunos aires de grandeza que se ve atrapado en una situación que acaba atrayéndole bastante. Todos y cada uno de ellos están estupendos.
Habemus Papam es una crítica de nuestra sociedad, incapaz de asumir responsabilidades de cierta índole cuando éstas son necesarias. Los cardenales, los curas e, incluso, los Papas son seres humanos (por mucho que la gente se olvide de ello) como los demás y, por lo tanto, tan llenos de sentimientos contradictorios, dudas, miedos e inquietudes como una persona de a pie (estoy hablando como personas, no sobre el cargo que ocupan, conocimientos, filosofía y modo de vida, ideas, etc.). Nunca ha pasado nada así en la Iglesia o en la política: que alguien elegido para llevar una carga o responsabilidad tan grande se eche atrás en el último momento, pero sí podría pasar perfectamente y esta película es un buen ejemplo.
Lo mejor de Habemus Papam es el tratamiento cercano que se hace de la Iglesia, de tal manera que acudimos a momentos memorables como las reuniones en el salón/biblioteca de todos los cardenales, donde discuten con el Psicoanalista sobre problemas diversos y sus infancias; o el campeonato de voleibol (deporte que se juega mirando al cielo) que organiza el Psicoanalista y en el que participan los cardenales agrupados según los continentes (uno de los momentos más entrañables de la cinta). La metáfora de la situación, que nos da a entender Moretti, es genial, ya que el Psicoanalista acaba encerrado en la Iglesia y entusiasmado con el "micromundo" que se vive en el Vaticano; mientras el Papa Melville recorre Roma, conociendo e interactuando con personas y el mundo que antes no trataba (la fuga del Papa es un momento buenísimo y verle vestido con ropa de calle por Roma es un detallazo)
Nanni Moretti vuelve a demostrar su compromiso con la sociedad, como ya hizo con la excelente Il Caimano. Además lo hace desde una perspectiva positiva y simpática, apoyada en una actuación magnífica de Michel Piccoli. Un film altamente recomendable y encantador (incluso para católicos y fieles cristianos). (7´5/10)
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