Revista Opinión

Haber decretado al Petro como Unidad de Cuenta es mucho más importante de lo que parece: La astucia de Nicolás

Publicado el 05 septiembre 2018 por Santamambisa1
Haber decretado al Petro como Unidad de Cuenta es mucho más importante de lo que parece: La astucia de Nicolás

Atacar la Industria petrolera, será atacar los bienes de todos los venezolanos

Por Juan Carlos Villegas Febre

De todos los anuncios hechos por el Presidente Maduro, hubo uno que pasó debajo de la mesa: El decreto por el cual el Petro será de ahora en adelante, legalmente, una “Unidad de Cuenta” (UC); además del propio Bolívar Soberano (BsS). La UC es una unidad monetaria virtual o nominal que mide el valor de mercado de una mercancia o de un servicio. O sea, al permitirse que sea utilizado el Petro como UC, entre otras cosas, posibilita, en la práctica, a los Registros y Notarias expresar transacciones de compra-venta de muebles, inmuebles y semovientes en Petros, además de Bolívares Soberanos, de acuerdo a la tasa Petro/BsS que se establezca. En este sentido hay que recordar que ya desde el mes de mayo de 2018, por decreto presidencial, pueden hacerse negocios en Petros y plasmarse éstos en Notarías y Registros. Solo faltaba que fuera una Unidad de Cuenta para darle sustento y soporte legal en la contabilidad de las personas naturales y jurídicas, de derecho público y privado.

Si a eso le sumamos la reciente decisión de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban) de ordenar a los bancos que realizan operaciones dentro del país, expresar los estados de cuenta de sus clientes en Petros (además de Bolívares Soberanos, la moneda acuñada de curso legal); como colofón de la “petrolización” de toda la economía venezolana; donde toda la escala de sueldos, salarios, pensiones y precios tendrán como base al Petro (el cual, como se sabe, representa un contrato compra-venta de un barril de petroleo de la cesta venezolana de crudos); entonces necesariamente debemos hacer una analogía con lo ocurrido con el Rentenmark en 1923, cuando se vivió una brutal hiperinflación en la Alemania de entreguerras (República de Weimar).

El Papiermark era la moneda de curso legal de la Alemania de la época. Por las duras condiciones que imponía el Tratado de Versalles a la Alemania derrotada, hubo necesidad de vender el oro de la república para pagar lo que exigían los Aliados vencedores. El Papiermark se fue quedando paulatinamente sin respaldo real, y la gente empezó a rechazar su propio papel moneda. Una espiral inflacionaria, que se convirtió rápidamente en un vórtice hiperinflacionario, era la consecuencia natural de esta situación; teniendo el gobierno que imprimir más papel moneda sin respaldo, para poder cubrir sus propios gastos, lo cual empujaba aún más la subida de los precios y la devaluación aún mayor de una moneda ya de por sí depreciada. Entonces se desató la catástrofe.

El arquitecto de la salvación de la economía alemana, Hjalmar Schacht, concibió una salida que, a la postre, resultó tremedamente exitosa: se crearía un nuevo medio de intercambio, el Rentenmark (que estrictamente hablando nunca fue una verdadera moneda) quien sustituiría al hiperdevaluado Papiermark; el cual no estaría respaldado por oro guardado en las arcas del Banco Central de Alemania, como era la usanza de la época; sino con garantía sobre los bienes industriales y las hipotecas que sobre las tierras habían establecido las autoridades de ese entonces. Ese fue el “truco”, la salvación.

Debemos aquí hacernos dos preguntas: 1) ¿Por qué funcionó en la Alemania de 1923?, 2) ¿Por qué algo equivalente pudiera funcionar en la Venezuela de 2018? Respondamos la primera (siguiendo a Julian Phillips, financialsense.com): Los alemanes aceptaron el Rentenmark porque creían que la garantía sobre bienes industriales y tierras era verdaderamente real y valiosa. Al ser de esta manera, parecía limitar estrictamente la cantidad de dinero que podría emitirse, inspirando mayor confianza en su solidéz. Además, si fracasara esta nueva moneda, al ser un banco alemán su emisor, podría más fácilmente reclamarse la entrega de la garantía. Aunado a esto, habían leyes claras que se imponían sobre el dinero y los activos involucrados.

Respondamos la segunda: Al ser el Petro un medio de intercambio por el cual se expresa el precio de bienes y servicios (aún cuando estrictamente hablando no es una verdadera moneda), y al estar este respaldado por un bien tangible, reconocido por todos como muy valioso, y cuya cantidad está estrictamente limitada por esos mismos bienes que se han colocado como respaldo (5 mil millones de barriles de petróleo del Campo 1 del Bloque  Ayacucho de la Faja Petrolífera del Orinoco; y luego casi 30 mil millones de barriles del Campo 2 del mismo Bloque), hay potencial de que el Petro sea aceptado como medio de intercambio (moneda) y como referencia para otras divisas.

Hay un segundo componente que debemos analizar para el caso venezolano, que también funcionó en su modalidad en la República de Weimar: Si los bienes y riquezas de las personas naturales y jurídicas serán, desde ahora, legalmente reconocidas en Petros, entonces un ataque a la industria petrolera, una campaña contra el precio de la cesta venezolana de crudos, una guerra contra la estabilidad del Petro, sería un ataque directo e individual al corazón de la sotenibilidad y sustentabilidad física de todos y cada uno de los habitantes de Venezuela.

Si mi vecino a través de sus redes sociales, o en conversaciones familiares, o simplemente en su actitud, hace campaña para destruir, disminuir, ralentizar, desestabilizar o aminorar la buena marcha del Petro como Unidad de Cuenta y sólido marcador de la economía venezolana, entonces estará atentando directamente sobre el valor de sus propiedades y la de sus vecinos y familiares. Porque cuando quiera tasar sus tierras, o casas, o vehiculos, para venderlos, o solicitar préstamos en las entidades bancarias, al estar representadas en Petros, sería suicida desear, alentar, apoyar, organizar, sostener o aupar, cualquier iniciativa que socave o menoscabe el valor del Petro y de toda la industria petrolera. Sería insostenible.


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