HABÍA UNA VEZ UN RÍO DE MADERA, GANCHEROS… Y BARCOS CHIQUITITOS.
El Tajo es uno de los ríos más polémicos de España, los diferentes conflictos derivados del trasvase Tajo-Segura han proporcionado a este río un protagonismo que seguramente jamás deseó. Pero las aguas del Tajo trascienden esta polémica; su paisaje y naturaleza visten dos países generando una identidad; su orografía y discurrir es la base sobre la que se asientan ciudades declaradas patrimonio de la Humanidad como Aranjuez y Toledo y adentrándonos en Portugal la vieja Lisboa tiene el privilegio de ver morir el río para convertirse en el mar de la Paja mezclándose con el Atlántico Océano. Su naturaleza da sentido al Parque del Alto Tajo, Monfragüe o el Estuario del Tejo en Portugal…
Imagen de los gancheros y el transporte de la maderada.
Pero este post lo dedicamos a una de las tradiciones más olvidadas de cuantas discurrieron por el Tajo, la de los “madereros” que transportaban por las aguas del Tajo los enormes troncos de madera con una precisión perfecta para que éstos llegaran en perfecto estado a la ciudad de Aranjuez.
Nos referimos a los gancheros.
Hasta la llegada del ferrocarril y las actuales vías de comunicación y medios de transporte, las maderadas, o transporte de la madera se realizaba vía fluvial, utilizando el cauce de los ríos para su transporte.
Las personas encargadas transportar la madera eran conocidas con el nombre de gancheros o nabateros, según la técnica utilizada en su traslado. Este oficio, hoy desaparecido y olvidado, consistía en el traslado de grandes troncos de madera flotando río aguas abajo del Tajo.
En el nacimiento del río y el Alto Tajo los gancheros procedían a la tala de los árboles que tenían las dimensiones necesarias para poder ser cortados. Después de la tala, los leñadores o hacheros eran los encargados de limpiar los troncos y prepararlos para “el viaje río abajo”.
Vídeo sobre las maderadas.
Una vez limpios se apilaban para que la madera se purgase y de esa forma pudiera flotar con más facilidad. Una vez adquirido el “peso idóneo” comenzaba la actividad de los gancheros, en muchas ocasiones eran también quienes hacían la labor de leñadores o hacheros.
Las maderadas, que podían estar formadas por miles de troncos, algunos de ellos de hasta doce metros de altura, ocupaban hasta unos 30km del río que eran dirigidos con “maestría” por los gancheros los cuales, a su vez, estaban coordinados por el maestro de río a cuyas órdenes se encontraban los mayorales.
El conjunto de gancheros que se necesitaban para controlar la maderada era de unas 100 personas y podían necesitarse hasta 1.000 personas para el transporte de maderadas que superaran los 100.000 troncos.
Las maderadas se dividían en tres grupos: delantera, centro y zaga.
La delantera estaba al cargo de abrir camino desempeñando una ardua labor casi de ingeniera realizada con los troncos, salvando desniveles y las dificultades que entrañaba el río. Requería de verdaderos maestros con pericia y bastante experiencia para solventar cualquier problema que presentara el río y, sin dañar el materia prima, el producto, la madera.
Una de las obras más complicadas que la delantera tenía que acometer eran los encruzamientos, estrechando el cauce del río con los troncos donde el caudal era escaso y poco profundo, también para salvar desniveles y corregir la sinuosidad del cauce. Las tabladas eran otras obras que la delantera tenía que desarrollar, diseñadas para solventar pequeñas presas y obstáculos de gran importancia.
El asnao era otra técnica practicada por la delantera para frenar los troncos en los casos que fuera necesario.
Imagen de la delantera realizando una de las obras de ingeniería.
Después, el centro era el grueso de la maderada; aquí el trabajo de los gancheros consistía en evitar que los troncos se trabaran unos con otros o chocaran entre ellos o con sedimentos y rocas del río; o evitar que los troncos produjesen una presa artificial capaz de convertir en artillas toda la maderada provocando una riada que destruyera todo a su paso.
La zaga era el final de la maderada y estaba encargada de desmontar todas las “obras de ingeniería” realizadas por la delantera.
Para desarrollar esta labor se ayudaban de unas herramientas denominadas ganchos o bicheros, de ahí el nombre por el que se conocen a las personas encargadas del transporte de la madera, gancheros.
Se diferencian de los nabateros en que éstos, construían unas pequeñas navatas, o balsas llamadas armadías o almadías con los troncos que, a modo de “pequeños” barcos pilotaban aguas abajo de los ríos; pero esta práctica en España solo pudo desarrollarse en el río Ebro por sus dimensiones y orografía.
Nabateros. Autor: F.A. Hopkins (1868)
El oficio de ganchero era duro y peligroso, las crecidas de los ríos, los obstáculos a salvar, muchos inesperados…, y la inestabilidad de ir “a lomos” del tronco por una superficie como el agua, se cobraban la vida de muchos gancheros y eran numerosos los accidentes que se producían durante el trayecto.
Vídeo sobre las maderadas comentados
El escritor José Luis Sampedro inmortalizó la vida del ganchero en el libro: El río que nos lleva, en el año 1961, novela que se llevó al cine años después, en 1989, de la mano del director Antonio del Real, con el mismo título.
Fragmento de la película: "El río que nos lleva"; dirigida por Antonio del Real y basada en la novela de homónimo nombre de José Luis Sampedro.
Pero a pesar de ello, el oficio de ganchero ha sido olvidado de la memoria de todos; es cierto que los ríos españoles no tiene la prestancia de los ríos europeos, americanos o asiáticos, que constituyeron y aún constituyen una de las vías comerciales más importantes en el desarrollo económicos de éstos países, pero los ríos españoles nada tienen que envidiar en historia, patrimonio, tradiciones, y vida.
Grupo de Gancheros
La historia de este singular medio de transporte hoy lucha por tener un sitio entre los grandes, buscando el apoyo de UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, no sé si lo conseguirá, pero para nosotros, los lectores que conformamos este Blog, ya ocupan un sitio en la memoria.
Fuente: http://loslugarestienenmemoria.blogspot.com.es/2011/12/habia-una-vez-un-rio-de-madera.html
Revista Cultura y Ocio
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