La buena suerte no existe. Puede que las circunstancias se alineen para dejar delante de ti algo que no esperabas, una cantidad de dinero o una oportunidad laboral, quién sabe. Puede ser que el azar te haya dado buenas cartas, pero si no estás preparado para jugar malbaratarás la mano. Soy de los que piensa en la suerte como algo relacionado con el azar, y en la buena suerte como una combinación de oportunidad, preparación y decisión. Dejadme unos minutos para que os explique qué valores y hábitos se requieren para crear nuestras propias oportunidades y subsistir en este mundo en cambio continuo.
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Uno de los hábitos más difíciles de crear, mayormente entre los jóvenes, es el del esfuerzo. Entender el mecanismo Esfuerzo-Resultado-Satisfacción es el proceso clave hacia el éxito. Nuestra capacidad de trabajo se dispara cuando interiorizamos esta en secuencia. Al experimentar de forma repetida el proceso fijamos en nuestro subconsciente que todo esfuerzo conlleva una recompensa, aunque ésta no sea material. Un trabajo bien acabado representa el fin deseado.
La tenacidad representa la capacidad para llevar a cabo proyectos de gran calado persistiendo en ellos a pesar de los inconvenientes y contratiempos. Es muy fácil embarcarse en aventuras que nos resultan atractivas, el problema viene cuando se pierde la frescura de los primeros días/semanas. Combatir la monotonía y los inconvenientes diarios pone a prueba nuestra determinación e implicación en el proyecto. Debemos desarrollar la capacidad para comenzar proyectos y cerrarlos recorriendo la totalidad del camino. Dejar las cosas a medias de forma reiterada fomenta la inseguridad y la desconfianza en nosotros mismos, mina nuestra autoestima.
Vivir es equivocarse, lo que marca la diferencia es lo que aprendemos de nuestros errores para no volver a cometerlos. Más allá de este mantra de la autoayuda y yendo hacia un discurso más elaborado, hay veces que esto no es nada fácil. Primero, hemos de vencer el perjuicio que nos han implantado desde pequeños, desde un sistema educativo que castiga el error, incentivando el conformismo. Citando a Eduard Punset tendremos que desaprender. En segundo lugar depende de nuestro estado anímico, si no nos mantenemos calmados y con una aptitud abierta lo más sencillo es que el error se convierta en fricción que aún nos hunda más. Para transformar un error en un input hemos de recurrir a la aplicación de sistemas que alejen el estrés, personalmente lo he conseguido con GTD, pero no tiene que convertirse en tu opción.
Ser intrépido, ir por lo que deseamos. Las oportunidades no aparecen porque sí, las hemos de ir a buscar. Una formación adecuada no nos servirá para nada si residimos en un lugar donde no hay ofertas de la especialidad estudiada, nos tendremos que trasladar. No debemos tener miedo a fracasar, sobre todo si somos jóvenes y no tenemos cargas familiares. Pregúntate ¿Que es lo peor que te puede pasar? y ¿qué posibles salidas tendrías llegado el momento? No estoy hablando de saltar al vacío si no saber gestionar el riesgo (wikilink).
Visualizar el éxito, aprende a ser el protagonista. O en otras palabras saber dónde vamos y cómo llegar. Habitualmente cuando pensamos en algo que nos gustaría, pensamos en la meta como un lugar al que debemos llegar. No motiva, ni nos ayuda a comenzar el camino. Si quieres dar un giro a tu carrera, o en tu vida personal, te recomiendo que escribas un relato donde tú seas el protagonista. Centra el escrito en un futuro donde has conseguido lo que deseabas, explicando qué consecuencias ha tenido - buenas y malas - como si se tratara de una situación actual. Te ayudará motivarte, a interiorizar la imagen de éxito y ampliar tu visión de futuro.
Algunos de los conceptos expuestos forman parte de nuestra vida, los aprendemos cuando estudiamos o dentro del mundo profesional. Algunos otros, como la gestión del riesgo o como aprender del error quedan fuera del ámbito educativo, ¿puedes explicar por qué? ¿No creéis que necesitamos un sistema más centrado en desarrollar habilidades? Es mi opinión, pero me gustaría conocer la vuestra, ¿Estamos dando una educación a nuestros hijos que no concuerda con los tiempos que corren? ¿Criamos ovejitas dependientes en lugar de personas seguras de sí mismas, con los recursos necesarios para adaptarse al cambio?
Espero vuestros comentarios.
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