Edición: 1ª ed.
Publicación: Barcelona: Planeta, 2012
Descripción física: 493 p.; 24 cm.
ISBN: 9788408003816
CDU: 821.134.2-31"19"
Signatura: N GRA cor
Precio: 9,95 euros en la Casa del Libro
LÍOS FAMILIARES PARA OLVIDAR
Creo recordar que este libro lo descubrí allá por 2012, si no recuerdo mal. Leí unas cuantas reseñas positivas, algunas incluso bastante positivas; de hecho hubo gente que me dijo que Habitaciones cerradas había sido su mejor lectura de aquel año, así que tenía mucha curiosidad por leerla. Y un día me llegó la oportunidad a través de Twitter: sorteaban varios ejemplares entre los seguidores de la editorial, y cuando ya me había olvidado del tema, me llegó un mensaje suyo comunicándome que había sido una de las agraciadas. Esto fue hace ya más de dos años, pero como llevo tal retraso lector, no ha sido hasta hace poco que por fin la he podido leer.
Argumento y personajes
La historia de la familia protagonista (los Lax) tiene lugar en varias épocas, pero la mayor parte de la acción se desarrolla siempre en la ciudad de Barcelona (y algo menos en Italia). Así que tendremos ocasión de conocer la historia de la ciudad con todo lujo de detalles, desde más o menos principios del siglo XX hasta el momento actual.
Todo comienza cuando Violeta recibe una carta extraña, de alguien a quien no conoce de nada, pidiéndole que viaje a Italia porque le han dejado en herencia algunos cuadros de Amadeo Lax, que era pintor y además el abuelo de Violeta. La verdad es que con este principio ya nos quedamos con la intriga de saber más y sentiremos curiosidad por enterarnos de la historia, de qué pasa con la herencia y de qué narices pinta una señora que vive en Italia y que nuestra protagonista no sabe ni quién es; pero no puedo evitarlo, siempre que pasan cosas como esta me llama mucho la atención la facilidad que tienen algunas personas para liarse la manta a la cabeza y mandar a la porra su trabajo, sus obligaciones y sus cosas y hala, marcharse de viaje así como si nada. Pero bueno, esto son manías mías.
Partiendo de este hecho iremos conociendo más detalles sobre la adinerada familia Lax, tanto a través de los personajes del siglo XXI como a través de los del XX. La saga familiar la comienza Rodolfo, que se casa con Maria del Roser (el nombre de este personaje aparece todo el tiempo en el libro tal cual, Maria, sin tilde, así que supongo que en catalán es así). La pareja tiene tres hijos: Amadeo (el pintor), Juan (el hermano modélico en todos los sentidos) y Violeta (de la que pronto conoceremos su destino trágico).
Amadeo se casa con Teresa Brusés y tienen a Modesto, que a su vez con Valerie, de la que está divorciado, tiene a Violeta; ella es la gran protagonista de la novela, y será a través de ella como iremos conociendo la historia de la familia. Violeta vive en Estados Unidos, pero vuelve a España para remodelar la casa familiar, que está previsto que se convierta en un museo dedicado a la obra de su abuelo; y cuál será su sorpresa cuando, en plenas obras, descubren que detrás del mural pintado en una de las paredes hay una puerta secreta tras la cual encuentran algo que jamás se habrían imaginado... No recuerdo si en el resumen de la contraportada especifican qué es concretamente lo que encuentran, así que por si acaso no lo desvelaré aquí, que no me gusta destripar cosas ni aunque aparezcan en la contraportada.
Mis impresiones
Una de las cosas que más original me pareció de esta novela es que iremos descubriendo la historia y los misterios de la familia Lax a través de contenidos de diferente formato; me explico. No solo tendremos la narración "normal", unas veces en tercera persona y otras veces en primera (me pareció que los que hablan en primera persona son los fantasmas de los habitantes que ha habido en la casa en diferentes momentos), sino que en la lectura se irán intercalando cartas, correos electrónicos, noticias de periódico, análisis de cuadros pintados por Amadeo, expedientes... Cada cosa con su estructura correspondiente, lo que se reflejará también en la estructura de las páginas y en la tipografía. Por ejemplo, la narración normal aparece en texto normal; los correos electrónicos con el encabezado del remitente, el destinatario, la fecha y el asunto; los análisis de los cuadros de Amadeo con el título de la obra, la fecha y el comentario correspondiente... Yo le tengo un poco de manía a esto de que cada cosa aparezca en una tipografía distinta, o con una estructura distinta; pero en este caso la autora no lo hace porque sí, y la verdad es que queda bastante conseguido y además hay que tener en cuenta que tiene todo el sentido del mundo.
En cuanto a los personajes, todos ellos están perfectamente retratados; y no me refiero solo a los miembros de la familia Lax, sino también a los miembros del servicio (en especial a Conchita, la fiel criada durante décadas), a través de los cuales también conoceremos bastantes detalles familiares. Quizá a simple vista pueda parecer un lío con tanto personaje, porque hay unos cuantos, pero enseguida nos haremos con ellos y no tendremos esa sensación de estar perdidos sin saber de quién nos hablan o a quién le está ocurriendo algo. Aunque es cierto que iremos continuamente dando saltos en el tiempo, pero creo que el hilo se sigue bastante bien y no llegaremos a perdernos en ningún momento, o al menos a mí no me dio esa sensación.
En un principio podríamos pensar que Rodolfo y Maria del Roser no pegan para nada, pero el caso es que forman una pareja muy bien avenida y muy querida por todo el mundo: él es un importante empresario de Barcelona, que da trabajo a muchísimas familias y además presume de conocer uno a uno a todos sus trabajadores; y ella es una mujer adelantada a su tiempo, independiente y de armas tomar. A mí me pareció una pareja de lo más entrañable. Sus tres hijos no pueden ser más diferentes, como iremos viendo a lo largo de la lectura. Amadeo es el típico con carácter de artista, muy soberbio y altanero, aunque veremos que todo tiene su razón de ser. Su hermano Juan es el polo opuesto, con un gran corazón y desde luego sin nada que ver con Amadeo. Y Violeta, la pequeña de la familia, que es la niña mimada y querida por todos.
De Modesto y Valerie, que ya he mencionado que son los padres de Violeta (no la hermana sino la hija del pintor), sabremos precisamente a través de ella misma. Leeremos pasajes en los que se reúne con su padre, y principalmente los correos electrónicos que se cruza con su madre. Y la verdad es que a través de estos correos será como mejor vayamos conociendo la historia de la familia Lax, pero es que a mí se me atragantaron estas partes un montón de veces. Igual que con lo de la gente que se marcha de viaje alegremente y deja aparcado el trabajo, que me parece algo sin mucho sentido (al menos para los que tenemos una vida normal y corriente, claro), me pasó algo parecido con los correos que se cruzan madre e hija. Vale que eran primordiales para conocer la historia de la familia y de paso detalles de ellas dos, pero es que me parecieron las dos unas petardas y unas marujas, así de claro. No sé, las conversaciones que tienen por correo no me llegaron nada, me parecieron muy superficiales y además no tengo claro que alguien realmente "hable" así cuando utiliza el correo electrónico. A lo mejor es que mi madre y yo somos bastante más campechanas, pero de verdad que por mucho que volviera a releer los correos que se cruzan Violeta y Valerie, no me imagino ni de lejos tener conversaciones semejantes con mi madre. Aparte de que bueno, de nuevo serán manías mías, pero cuando vi que en varias ocasiones Violeta firmaba sus correos, o los demás (no solo su madre) se dirigían a ella como "Vio" o "Violín" ya me cayó mal, qué le vamos a hacer...
El caso es que Violeta es la experta de la familia (en realidad es la mayor experta del mundo) en la vida y obra de su abuelo, así que no tendremos más remedio que "aguantarla" para irnos enterando de todo, incluidas las cosas que ella aún desconoce y que iremos conociendo también de su mano. Y desde luego la historia de esta familia y todo lo que les pasa da para una enciclopedia entera. Eso sí me pareció más interesante, ir descubriendo los secretos familiares al mismo tiempo que me enteraba de las cosas que pasaban en la Barcelona de aquella época, porque aunque imagino que la novela está más bien encuadrada en el género de las sagas familiares, tiene también su puntito de novela histórica y además muy bien documentada para que no quede ningún cabo suelto. Eso hay que reconocer que la autora se lo ha trabajado y mucho. Pero en fin, que la Violeta pequeña y su madre se me atragantaron y no hubo manera de que me hicieran cambiar de opinión; no lo puedo evitar, cuando un personaje de un libro o de una película se me atraviesa, ya la hemos liado porque no consigo quitarme esa sensación. Aunque bueno, en parte la literatura consiste en crear personajes que transmitan algo, ya sea buen rollo o asco o incluso odio, no sé.
Conclusión
Quizá la culpa ha sido de que yo misma tenía el listón demasiado alto después de las reseñas tan positivas que había leído; siempre digo que esto puede ser peligroso porque a veces te llevas chascos, como me ha pasado a mí con esta novela. Aunque tengo sentimientos encontrados con ella: por un lado me ha parecido que la autora ha tenido una forma muy original de irnos presentando los detalles con eso que os comentaba de utilizar diferentes formatos para mostrar los contenidos (expedientes laborales, noticias en prensa, correos electrónicos, narración pura y dura...), y desde luego si te gustan las sagas familiares con un toque de historia (me refiero a historia real) seguro que lo disfrutas; además con el añadido de que también tiene un poquito de misterio. Y para rematar, tanto si ya conocemos Barcelona como si no, podremos recorrerla de la mano de Care Santos como si estuviéramos allí mismo.
Está claro que la novela tenía en principio todos los ingredientes para que me fuera a gustar, y además no está mal escrita, que eso siempre se agradece. Pero no sé, no me ha llegado a enganchar como para querer seguir leyendo sin parar y así poder enterarme de lo que le iba pasando a la familia. Es más, no solo no me ha terminado de enganchar sino que he tardado bastante en leerla, porque me daba pereza seguir con ella y he ido intercalando otras cosas. A veces terminas de leer un libro y te sientes un poco huérfano, pero en el caso de Habitaciones cerradas fue casi alivio lo que sentí al ver que por fin había terminado con él. Y de hecho no hace ni dos semanas de aquello, y con la buena memoria que suelo tener, ya hay muchos detalles de la historia de los que ni me acuerdo...