Uno de mis motivos para la búsqueda de una mejora en mi productividad personal ha sido siempre alejar el estrés de mi vida. Entiendo que hay un estrés bueno que nos empuja cuando se acerca la fecha de entrega de un proyecto o nos aporta un plus para cumplir compromisos pendientes, pero no es éste el que me ocupa, yo hablo de un estrés sistémico que entra en nuestra rutina y nos acompaña de forma permanente, erosionando nuestra energía, calidad de nuestro trabajo y de nuestra vida.
Una de las vías que he encontrado para prevenirlo, o si lo prefieres para combatirlo, es la búsqueda de la sencillez en nuestra forma de hacer y en nuestro entorno. Resulta tan obvio como chocante, las medidas enumeradas por el post pretenden descargarnos del exceso para ayudarnos a focalizar en el importante y permitirnos ganar espacio de maniobra.
Imagen vía Renzo Ferrante bajo licencia Creative Commons
Trabajar diferente
Ya he hablado de la multitarea, un hábito que no lleva a ninguna parte. Hacer una cosa a la vez, aumenta la focalización y el aprovechamiento óptimo de nuestros recursos. Pero ponerlo en práctica no es tan fácil, tienes que convertirlo en un hábito y es algo que requiere constancia. Te recomiendo que traslades esta costumbre en tu vida personal, hazlo todo de uno en uno: Mira la tele sin hacer nada más, ni escribir ni navegar con cualquier dispositivo. Escucha música sin el ordenador delante o sin hacer ningún trabajo manual… La intención es mejorar tu capacidad de focalización, reaprender a presta atención a una sola cosa.
Del mismo modo dedico espacios de tu plan de trabajo a un tipo de actividad específica, más allá del trabajo con contextos, dedico una tarde a planificar el trabajo de la semana, otra tarde exclusivamente a trabajar en mis proyectos y cerrarlos, dos momentos que simplifican y potencian mi trabajo.
Simplifica tu entorno
Para buscar algo más sencillo comienza por tu entorno inmediato de trabajo, donde pasas más tiempo durante el día. El hecho de tener una mesa - o emplazamiento- de trabajo con lo imprescindible encima para hacer, te predispone a pasar a la acción y evita interrupciones. No hay detalles que te desvíen y por lo tanto no se genera frustración cuando te das cuenta que no haces – o no has hecho - lo que tienes que hacer.
La digitalización es una aliada. Escanear el papel y destruir aquel que no haya que conservar lo facilita todo. Lo electrónico no es mejor que el material, lo importante es no generar una afección injustificada hacia nuestra documentación o nuestros objetos. No me estoy volviendo zen, sólo intento llevar mi faceta racional y ser consecuente.
Simplificar tu caja de herramientas
Reducirlas al mínimo indispensable. Pienso en todos aquellos que trabajamos delante de un ordenador que se va llenando de basura que no utilizamos o a la recurrimos muy puntualmente. ¿No es mejor conocerlas bien y sacar el máximo partido? Desde los atajos de teclado, a experimentar con el nivel de personalización que te permitan. Las novedades, las últimas actualizaciones nos crean el sentimiento de más es mejor y a menudo no es así.
Para no acabar convirtiendo tu ordenador en un contenedor de software en desuso lleva una lista de control que consultes periódicamente. No es necesario cada semana o cada mes, bimensualmente ¿qué te parece? Mira que usas y que no, y elimina esto último.
“No tengas fe en novedades o actualizaciones, se pragmático y centrate en lo que puede hacer tu software o tu gadget y exprimelo al máximo”
Imponte límites
Como si fueras un niño pequeño, a partir de las 20:00 dejo el trabajo de lado, pase lo que pase. No somos capaces de dejar atrás nuestras preocupaciones laborales y con demasiada frecuencia nos las llevamos a casa. El hecho de desconectar a una hora determinada actuará como barrera, y a pesar de no eliminar los problemas - o lo negativo que generan- perderán intensidad. Es una buena forma de implantar el hábito de desconectar, parar a una hora determinada cada día implica una repetición fácil de llevar a cabo.
Otra medida que te ayudará a mantener tu salud mental es márcate períodos sin dispositivos ni conexión a la red. Lee, pasea, conversa, haz el amor a tu pareja o lo que quieras, pero vive sin estar delante de una pantalla. Al igual que la multitarea, mantenerse online de forma permanente es una fuente de dispersión inagotable. Prestar atención a las notificaciones te priva de dedicarla a tu entorno, no termines como un zombi 2.0.
Del mismo modo que la tensión, los nervios y el estrés se van abriendo paso día a día, los puntos descritos en el post son pequeños cambios, una lluvia fina de tranquilidad que nos sosegara, alejándonos del estrés de forma gradual. Son cambios que pretenden crear hábitos, que tenemos al alcance de la mano pero que a menudo se desestiman por su sencillez. Son experiencias personales, estoy seguro de que tú también tienes las tuyas y que se pueden sumar a esta compilación. Dejalas en forma de comentario o hazme-las llegar vía @davidtorne