Las habilidades de comunicación nos permiten abrirnos al exterior, expresar lo que pensamos y sentimos a los demás, solicitar lo que necesitamos, informar a otros sobre distintos aspectos, aprender y transmitir conocimientos, expresarnos de manera creativa…
La comunicación es la puerta de cada persona al exterior y, a su vez, la puerta del exterior al propio mundo interno. A partir de la información que recibimos del exterior construimos nuestros esquemas mentales, el concepto de nosotros mismos, el aprendizaje de normas sociales que nos permiten integrarnos en nuestro grupo…
Así, la comunicación es esencial para el desarrollo humano, tanto a nivel personal como a nivel de grupo. Por ello es tan importante que cada persona desarrolle su potencial comunicativo al máximo.
Sin embargo, generalmente, nos comunicamos bastante mal. Establecemos interacciones comunicativas bastante violentas o, al menos, irrespetuosas entre nosotros. Los gritos, los reproches, las generalizaciones o las dificultades en la escucha marcan, muchas veces, nuestras relaciones.
Esto es especialmente evidente en la comunicación entre padres e hijos, muchas veces basadas en gritos, amenazas, chantajes o reprimendas. Y es que no hemos aprendido a hacerlo de otra manera, pues es como se comunicaban los adultos con nosotros en nuestra niñez.
Por todo ello, transformar estas dinámicas comunicativas irrespetuosas requiere de un importante trabajo personal consciente. Quizás, a algunos os gustaría tener una guía, pautas o herramientas que os ayudasen a lograrlo.
La psicóloga Mónica Serrano y la bióloga Irene G. Perulero han elaborado una formación (online) centrada en reducir las interacciones comunicativas agresivas en la familia y potenciar dinámicas de comunicación respetuosa, afectiva, libre, protectora y eficaz.
Hasta el 13 de marzo, además, puede adquirirse por un precio reducido como oferta especial de lanzamiento de esta interesante iniciativa.
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