Revista Religión
Una vez que estés decidido a poner las cosas en orden en tu vida, no te sorprendas si el enemigo viene y te dice que no vas a lograrlo. Incluso Jesús tuvo que enfrentar estas mentiras, pero Él sabía que era sólo un zorro tratando de destruir el fruto de la viña que Dios le había dado.
Las Escrituras nos dicen que un tiempo cuando “llegaron unos fariseos, diciéndole [a Jesús]: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar”, Él les dijo: “Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra” (Lucas 13:31-32).
“Termino mi obra” significa que Él alcanzaría Su meta. El diablo sin duda intentará desviarte diciendo: “Este camino es demasiado difícil para ti. Toma uno más fácil. ¡No es necesario que hagas las cosas a la manera de Dios!” Sin embargo, observa la respuesta de Jesús: “¡No! Estoy expulsando demonios y la sanidad fluye, y al tercer día voy a alcanzar mi meta por el poder de Dios”.
Tú también tienes el poder de hablar a los zorros en tu vida: “¡Ya no te voy a hacer caso en mi vida! Por la gracia de Dios, me libraré de ti. Se me ha dado poder para enfrentar el mal, y la sanidad está fluyendo a través de mi vida. No voy a llevar a mi lugar de trabajo algo que se hace llamar cristianismo, pero apesta cuando voy pasando. ¡No, voy a llevar esa dulce presencia de Dios conmigo dondequiera que voy! ¡Al terminar mi jornada en esta vida, habré alcanzado todo el potencial de lo que mi vida está llamada a ser! ¡Ningún pequeño zorro me va a alejar del plan que Dios tiene para mi vida!”
¡Habla a los zorros y luego confía en que el Señor te ha dado de Su gracia y provisión!
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