Ha llegado la hora de hablar claro y sin miedo: nuestra democracia, la que sustituyó al Franquismo a partir de 1975, es falsa y ha fracasado. El país ha retrocedido en muchos aspectos, ha perdido valores, cohesión, esperanza y limpieza. El Estado ha crecido de manera monstruosa y hoy es mas de diez veces mayor que el de la dictadura franquista. Ningún otro en Europa tiene tantos enchufados, asesores, políticos a sueldo y privilegios. Es, con gran diferencia, el Estado más costoso y despilfarrador de la Unión Europea y también el más corrupto y rechazado por su pueblo. De no haber sido por Europa y sus cuantiosos fondos de ayuda, el fracaso de los falsos demócratas españoles habría sido estrepitoso. Al morir Franco, España era el país de Europa con menos deuda externa, junto con Luxemburgo. Hoy es de los más endeudados del mundo y su deuda, casi imposible de pagar, hipoteca la existencia de nuestros hijos, nietos y bisnietos. ---
El país ha abierto las puertas a la corrupción y se ha llenado de chorizos y delincuentes con poder. Hay decenas de miles de políticos o ex políticos españoles que so pueden justificar sus abultados patrimonios, muchos de ellos evadidos y produciendo intereses en paraísos fiscales.
El Estado de derecho solo funciona para los políticos y sus aliados. El pueblo es ajeno al famoso y proclamado "Estado de Bienestar", que es una tabla de salvación que sólo beneficia a los poderosos, sobre todo a la clase política.
La Constitución fue un fraude porque en lugar de crear una democracia creó una dictadura de partidos, sin espacio alguno de influencia para los ciudadanos, ajenos al sistema. Los españoles han sido tratados como ganado por el sistema, que es uno de los mas indecentes del mundo, líder en casi todos los males y vicios: corrupción en todas sus facetas, trata de blancas, drogas, blanqueo de dinero, inmigración ilegal, endeudamiento, despilfarro, privilegios desorbitados para la clase política, separatismo, golpismo, culto al terrorismo, comunistas sentados en el gobierno, impuestos abusivos, desigualdad en el trato a las regiones, fragilidad en los derechos individuales, abuso de poder, falta de cohesión, ausencia de ilusiones y metas comunes, cainismo político, pobreza energética y un larguísimo etcétera donde conviven el cobro de comisiones ilegales, contratos públicos amañados, amiguismo, nepotismo, robo de fondos públicos, utilización del dinero público para comprar votos y medios de comunicación, culto a la mentira y al engaño y una política exterior errónea que nos ha enemistado con los más poderosos del planeta y nos ha creado enemigos tan peligrosos, cercanos y traidores como el vecino reino de Marruecos.
Tras la muerte de Franco, España, que era un país lleno de personas inocentes, trabajadoras e ilusionadas, había logrado, en apariencia, firmar un maravilloso acuerdo de olvido del pasado y de unidad en democracia para afrontar unidos el futuro. Pero aquel acuerdo esperanzador, conseguido en una aparentemente ejemplar Transición de la dictadura a la democracia, era falso y fue pronto traicionado por los partidos políticos, sobre todo por el socialismo y el comunismo, que soñaban con vengarse de su derrota en la Guerra Civil, algo que están haciendo en el presente y cuya manifestación más clara ha sido la exhumación humillante de los restos de Franco y una ignominiosa Ley de Memoria Histórica, que condena y represalia únicamente a los vencedores de la contienda.
Los españoles de buena voluntad habíamos olvidado el Franquismo y estábamos empeñados en construir un futuro unidos y en democracia, hasta que las izquierdas, de manera inconsciente, altiva y rencorosa, resucitaron los fantasmas del pasado y nos obligaron a recuperar la vieja división entre derechas e izquierdas, la que nos arruinó tantas veces en el pasado.
Gracias a esa injusticia histórica y espíritu de revancha, millones de españoles, como reacción al abuso y la desvergüenza de los políticos, aprendieron a recordar lo bueno que tuvo el pasado franquista, comparándolo con la miseria de la falsa democracia, llena de desequilibrios, revanchismo, abusos de poder, divisiones e injusticias.
Hoy, el general Franco, que había sido olvidado, es venerado por media España, a pesar de que su dictadura no nos gusta a casi nadie. Pero la miseria de las izquierdas y de la derecha cobarde que representa el PP nos han obligado a recordar el Franquismo con nostalgia de su constante creación de riqueza, de sus casi inexistentes impuestos, de los millones de casas para pobres que construyó, de la red de carreteras y pantanos, de la seguridad social y sus hospitales y de aquel crecimiento de la economía que llego a conocerse como "el milagro español".
De todas las suciedades, injusticias y canalladas realizadas por la falsa democracia de los políticos, la peor de todas, más que la corrupción, el abuso de poder y la división del país, es el asesinato realizado de la democracia y de los grandes valores humanos y cívicos, hasta convertir España en una pocilga donde sólo habitan a gusto los corruptos, los políticos, los vagos y los delincuentes.
Francisco Rubiales