Nadie es ajeno lo que ha sucedido la semana pasada en Cataluña, con las incautaciones y registros de la Guardia Civil en la imprentas Catalanas. Registros, incautaciones de papeletas y placas de impresión, manifestaciones y declaraciones de uno y otro lados. No cabe duda de que el proceso independentista es un tema polémico como poco. Y no es éste sitio el lugar para discutir al respecto, por lo que sólo lo menciono para dar pie a lo que me ha traído éste artículo a la mente: La libertad de prensa.
Quien dice libertad de prensa, dice libertad de pensamiento, de expresión o de creencias. Y, si ánimo alguno de posicionarme de ningún lado en el conflicto de Cataluña, lo que ha pasado estos días atenta contra dichos principios tan básicos e importantes en una democracia.
Teñir la democracia de colores de partido
Los Catalanes, así como cualquiera, tiene derecho a manifestarse en favor de lo que creen que es justo. Y no lo digo yo, lo dice la Constitución Española, y cualquier manifiesto redactado desde los principios fundamentales de una democracia. Tristemente, en éste país, como tantos otros, la democracia ha sufrido un proceso de “partidificación”, en el cual sólo eres democrático si haces lo que el partido de turno dicta.
Y eso no es democracia. Un sistema democrático debe ser capaz de garantizar la libertad del individuo sin menoscabar la del pueblo en general. En una democracia se puede hablar, se puede leer y escribir y se puede opinar sin miedo a represalias.
Por supuesto, la democracia debe estar apoyada sobre un sistema jurídico estable y sólido, capaz de garantizar los derechos de unos sin menoscabar la libertad de los otros. Y en España éste sistema jurídico está en grave riesgo a día de hoy. No hace demasiado que el partido gobernante propuso una barbaridad tal como la de prohibir los memes en la red. Y en ese momento no se implicaba ningún proceso soberanista.
Lo que han hecho en estos días, ha sido interpretar una sentencia judicial y llevarla a un contexto en que puedan utilizarla para beneficio propio. Y ese beneficio es la aplicación de los intereses de un partido por la fuerza, utilizando a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado como un ejército privado. Y para ello se han basado en la legalidad que, supuestamente, les dota dicha sentencia.
Pero el poder judicial no tiene la culpa. Los jueces juzgan y deciden si un acto es legal o no, no ejecutan las acciones derivadas de dicha sentencia. Que un juez haya dicho que el proceso soberanista catalán no es legal dentro del marco legal de la Constitución Española, vale. Pero eso no significa que se pueda irrumpir por la fuerza para acallar todas las voces favorables a dicho proceso.
Libertad de expresión, ¿o no?
Atendamos al título preliminar de la Constitución. Ya en el artículo 1 dice:
Podemos inferir de ahí que no hay nada en contra de que haya tendencias políticas de cualquier tipo ni en contra del apoyo a las mismas.
Pero hay más, en el artículo 2 leemos:
Podemos adivinar ya por qué ha sido declarado ilegal el referéndum relativo a la independencia de Cataluña del Estado. Simple y llanamente, según éste documento, España es indivisible.
Pero llegando al artículo 9 tenemos:
Lo cual nos recalca, una vez más, el derecho de los ciudadanos a expresar su voluntad política y participar, recalcándolo en los siguientes artículos 16 y 20:
Vemos ahora que se ha realizado los registros e incautaciones en base a una orden judicial para nada arbitraria. Sin embargo, al mismo tiempo se ha utilizado dicha orden para ir un paso más allá, limitando la libertad de un colectivo determinado. Si lo ilegal es el referéndum, bajo un principio democrático de actuación policial, la incautación de papeletas de votación no es nada escandaloso. Sin embargo, el hecho de que se incauten carteles favorables al proceso independentista, viola varios artículos de la Constitución. Y eso sin salir de título preliminar.Conclusiones
Puede que penséis: ¿qué tiene esto que ver con la informática? Aunque no soy de meterme en los temas políticos, y nótese que no he llegado a dar mi opinión, este asunto toca de lleno el tema. Pruebe a sustituir libertad de expresión por neutralidad de la red, y proceso soberanista por activistas en la red. Si se acaba con las libertades “analógicas”, las libertades digitales no tardarán mucho en seguirle los pasos.
Debemos exigir a nuestros gobernantes una neutralidad que no tienen como humanos, pero que deben desarrollar como institución. Sin dicha neutralidad, cualquier sistema justo y democrático, acabará corrompido en una suerte de oligarquía tiránica, más parecida a una dictadura que a la tan ansiada libertad democrática.
La represión del discurso no funciona como medio para convencer de que se tiene razón. Por mucho que sea un discurso que no nos guste, la represión no es una opción válida. Por estos medios lo único que se logra es legitimar una lucha por una causa, justa o no, como una lucha por la libertad.
Nota: El presente artículo no busca apoyar a ninguna ideología política, así como tampoco, atacar ni defender los procesos soberanistas catalanes en marcha en este año de 2017. La intencionalidad del mismo es generar en el lector una reflexión lo más objetiva posible, dentro de las limitaciones de dicha palabra, y tratar de desarrollar el sentido crítico del autor así como de los lectores. En ningún caso las opiniones vertidas deben ser tomadas por boca de ningún autor que no aparezca en el artículo.
El artículo Hablando de legalidad y libertad de prensa apareció por primera vez en Instinto Binario.